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El relato de un colombiano que sobrevivió al naufragio del 'Costa Concordia'

El País habló con Édgar López, colombiano de 48 años que trabajaba en el navío naufragado desde hace casi 20 años. “El barco perdió su rumbo”, dijo.

16 de enero de 2012 Por: Diana Carolina Ruiz Girón | Reportera de El País

El País habló con Édgar López, colombiano de 48 años que trabajaba en el navío naufragado desde hace casi 20 años. “El barco perdió su rumbo”, dijo.

Es la primera vez desde que navega por el Mar Mediterráneo, a bordo del crucero ‘Costa Concordia’, que siente la muerta cerca. Édgar López, mesero de profesión, vivió en carne propia el horror del naufragio del barco, el pasado viernes, lugar donde trabaja desde hace 18 años.Desde el hotel La Principesa, en la Isla de Giglio, en pleno corazón de Italia, este hombre, de 48 años, le contó a El País, vía telefónica, los sucesos de una noche que calificó como “caótica y escalofriante”, en medio de suspicacias que aún no están resueltas.Porque, según López, la tragedia no debió pasar. “Esa isla (Isla de Giglio) no estaba dentro de la ruta de siempre. Aún no sabemos que sucedió”, relató el colombiano que pertenece al grupo de diez tripulantes nacionales que sobrevivió al naufragio. Está seguro que el barco perdió su rumbo.“Veíamos que viajábamos muy cerca a la costa y comentamos con los compañeros, unos costarricenses, que no era normal”, relató Édgar López en un tono de duda. “Hay cosas que quisiera contarle, pero no desde Italia...”. Guardó silencio.Sin embargo, y como una paradoja, la mala suerte le llegó a él y a los más de cuatro mil pasajeros del ‘Costa Concordia’ ese viernes 13. El sonido de dos explosiones en el barco a las 9:30 p.m provocaron el pánico y la histeria colectiva de quienes a esa hora tomaban la cena y de los compañeros de Édgar, que como él, servían aún los platos principales.“Fue como si le hubieran puesto una bomba al barco. La gente gritaba y lloraba y comenzaron a lanzarse al agua. Era impresionante”, dijo el mesero, con la voz entrecortada al otro lado del teléfono. Sin embargo, Édgar se guardó el pánico que sintió. Realmente no expresar miedo es una orden. Y mientras la gente corría de un lado para otro, el hombre guió a aquellos pasajeros, que aún tenían cordura, hasta al sitio de evacuación, en la superficie de la gigantesca embarcación.Édgar hizo que cientos de pasajeros abordaran las lanchas salvavidas cargadas con 180 y hasta 200 personas, cuando su capacidad era de 150 cada una. Recuerda haber ayudado a los Bernal, una familia colombiana radicada en España que pasaba las vacaciones en el barco.Y justo cuando abordó la lancha que lo llevaría a tierra firme, esta se atasco. Resignado, cuenta el mesero, decidió bajarse, cuando el barco ya estaba inclinado. “Le juro que pensé en lanzarme al agua. Pensé en morir”, confesó López en medio de una angustia que aún no se le quita.Desde que logró llegar a tierra, Édgar no duerme. Se dedica a caminar de un lado a otro con el deseo de volver a Colombia con sus hijos. “Apenas vuelva busco otro trabajo porque no soportaría volver a sentir la muerte”, sentenció el mesero.Trabajan en la repatriaciónEn diálogo con El País, el Embajador de Colombia en Italia, Juan Manuel Prieto, anunció que a más tardar hoy los veinte colombianos que sobrevivieron al naufragio del “Costa Concordia” tendrán en sus manos su pasaporte.De acuerdo con Prieto “las autoridades italianas nos están colaborando para tomar las fotografías y recopilar los datos necesarios para el proceso”.Sobre el regreso de los diez tripulante a Colombia, el Embajador aseguró que aún es indefinido. En el caso de los diez colombianos radicados en España y turistas que abordaron el crucero, serán enviados nuevamente a Barcelona, lugar donde se embarcaron.

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