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“El presidente Correa busca infundir más miedo”

El periodista ecuatoriano Emilio Palacio afronta un millonario juicio en su contra. Asegura que no hay garantías para la libertad de prensa.

17 de julio de 2011 Por: Andrea del Pilar Barrero

El periodista ecuatoriano Emilio Palacio afronta un millonario juicio en su contra. Asegura que no hay garantías para la libertad de prensa.

El ex director de Opinión del diario El Universo de Guayaquil, ahora usa el Internet para no callar su voz. El pasado 7 julio, Emilio Palacio renunció a su cargo ante la presión del presidente Rafael Correa, quien instauró una demanda contra él y tres directivos del rotativo, por la publicación de un artículo: ‘No a las mentiras’, en el que hacía referencia a la sublevación policial del pasado 30 de septiembre.Palacio trata de mantener la calma, aunque dice no estar tranquilo. Pero tampoco lo está el pueblo ecuatoriano, porque, asegura, “se ha perdido hasta la libertad a no tener miedo”.Su caso, insiste, es otro ejemplo más del temor que quiere infundir el Gobierno acallando la prensa.Ecuador parece hoy no ser el mismo. ¿Qué tanto cambió la institucionalidad del país con la sublevación del 30 de septiembre?Las consecuencias de lo que ocurrió el 30 de septiembre ni siquiera el país las ha entendido completamente. En este momento un policía sale a la calle y no sabe si al volver tendrá un allanamiento por ser acusado de haber participado en la conspiración en el intento de golpe de Estado. Tienen que andar mirando hacia adelante para que los delincuentes no les disparen y hacia atrás para que los jefes no los sancione. Porque están buscando, así como cazar, un culpable del 30 de septiembre, que no lo encuentran. Lo más grave de todo es que ese día hubo muertos y no hay un solo acusado.Precisamente el presidente Correa instauró una querella por “injuria” contra usted y tres directores de El Universo, por un artículo en el que usted se referiría a él como un “dictador”. ¿En qué va ese proceso?En este momento está convocada la audiencia de juzgamiento, este martes 19 de julio a las 10:00 a.m., donde se dictará la sentencia en primera instancia. Todo parece indicar que la sentencia va a ser una condena a tres años de cárcel y el pago de una indemnización por 80 millones de dólares. Luego de eso seguramente nosotros apelaremos, pero en muy poco tiempo porque están avanzando a una velocidad increíble.¿Qué puede haber detrás de esa celeridad con la que Correa estaría buscando ganar el litigio?Yo creo que hay dos intereses muy importantes que se juntan. El primero es económico, que es una cifra para entusiasmar a cualquiera. En últimas a El Universo lo único que le quedaría sería cerrar las puertas y entregarle las llaves al Presidente para que él sea el dueño del diario, el mayor diario nacional, con 90 años de existencia, alrededor de mil trabajadores. Y la segunda, es meterle miedo a la población, porque acá lo que escriba Emilio Palacio en realidad no es trascendente. Yo tenía una columna dos veces por semana, de 520 palabras, que es un espacio pequeño.¿Se está cercenando la libertad de opinión y de información?Así es. Lo que quiere el Presidente es, más que acallar a un periodista, mostrar el ejemplo de lo que puede ocurrirle al ciudadano de la calle si dice que no le gusta que suban las tarifas eléctricas, la inseguridad que se vive hoy en día en las calles, que ya tenemos las muestras de la peor violencia delincuencial en América Latina. Hemos perdido una libertad muy importante, que el primero que la mencionó fue Franklin Roosevelt: la libertad a no tener miedo. Le tenemos miedo a los delincuentes, a los sicarios, a lo que el Estado nos pueda hacer.¿A qué se puede atribuir esa persecución contra la prensa?Simplemente porque hay que buscar a alguien como muestra de lo que puede ocurrir si usted se queja, protesta o dice algo que a él (Correa) no le gusta. Las fuerzas incontenibles de la naturaleza nos infunden terror: una tormenta, un rayo. Pero ese miedo no es nada comparado al miedo de ver a un ser humano destruyendo a otro ser humano. Ese es el verdadero terror que quieren infundir los regímenes totalitarios.Evidentemente el proceso que se sigue en su contra en muy grave, ¿por qué decide renunciar al medio?Yo presenté mi renuncia porque me di cuenta que es muy difícil impedir que estos ataques continúen y entonces para no dar pretextos, para no dar justificaciones si un artículo mío fue el que provocó todo esto, renuncié a El Universo irrevocablemente desde el 7 de julio y he pedido públicamente que ese gesto mío sea tomado por el Presidente como una muestra de que consiguió lo que quería: que dejara El Universo, aunque él ha dicho hace un par de días que el proceso va a seguir.¿No cree que es un riesgo muy alto el que está asumiendo?No siento ninguna tranquilidad. Hago esto porque no queda más, pero no porque yo crea que las cosas están bien. Vamos a ver si esto de algo sirve. Mi carta de renuncia dice textualmente que yo lo que quiero es evitar que casi mil trabajadores pierdan su fuente de empleo. Si es para eso yo me hago a un lado y que el juicio continúe contra mí si así lo quiere el Presidente.¿Esa decisión de renunciar fue suya o se la impusieron?Absolutamente mía. Nadie me ha presionado ni condicionado. Desde hace cuatro años y medio yo le vengo presentando mi oferta al diario El Universo, pero esta vez es irrevocable. No les estoy consultando, me voy y punto. Entonces a ellos no le quedó más que aceptarla. Me alejo en los mejores términos, eso sí me alejo definitivamente.¿Por qué ha tenido tantas veces la intención de renunciar?Yo vi que aquí había una intención de destruir al periódico, a la prensa en general. Siempre ha sido víctima de los ataques de los gobiernos de turno. No es la primera vez que un gobierno ataca a El Universo. Desde el principio me di cuenta que era un plan totalitario, pero primero está el bien común. Otros medios fueron cayendo y El Universo sobrevivió. Pero el peligro es inminente y ya no podía dejar pasar más tiempo.Esta no la primera demanda en su contra... La primera, hace un año, me condenaron a tres años de cárcel y al pago de diez mil dólares. En la segunda instancia el acusador, magnánimamente según él, me perdonó. Yo digo que iba a perder en el tribunal y por eso se retiró. Fue un funcionario del Gobierno. Hubo un segundo intento del abogado del Presidente que no llegó a concretarse como demanda y quedó en los trámites iniciales y éste es el tercer proceso que enfrento.¿No se siente asediado por el Gobierno?Aquí no hay ningún caso personal. La sociedad no debería discutir sobre las personas sino sobre los conceptos y las políticas. Yo soy contrario del totalitarismo, de la dictadura. Soy un defensor de la democracia, de las libertades. Para mí la persona de Rafael Correa es absolutamente secundaria. Tampoco creo que él tenga algo personal contra mí, sino que él sabe que un ser humano destruye a otro ser humano y eso infunde un temor que nadie lo puede imaginar. Por el momento sigo por este camino. Hasta ahora las fuerzas me acompañan gracias al apoyo de mi familia, de los lectores de clase media en la calle.¿Qué tantas garantías hay para el ejercicio de la prensa en Ecuador?Ya no hay ninguna. Ni siquiera es necesario observar y encarcelar a todos los periodistas. Hay autocensura. Yo lo entiendo perfectamente. No hay la posibilidad de un ejercicio libre del periodismo. Durante estos años Correa ha dicho que la prensa es su peor enemigo. ¿Su caso sería un ejemplo más de manipulación a la justicia?Los distintos partidos le metían los dedos a la justicia, pero acá una sola persona le ha metido las dos manos a la justicia. Esa es la única diferencia, en cantidad, pero es el mismo sistema. No es verdad que el pueblo ecuatoriano esté con el gobierno de la revolución ciudadana. Yo lo siento en la calle. La consulta popular del 7 de mayo fue para mí la demostración evidente de eso. Lograron justificar con una minoría importante de votos, que supuestamente la consulta había logrado el Sí a favor del Gobierno. Eso sin contar con un evidente fraude que hubo, tal como yo le dicho.¿Qué tan debilitada está la política en Ecuador? Me da la impresión que la clase media, el ciudadano de a pie, empieza a sentir malestar, pero no encuentra dirigentes para manifestarlo. La oposición está desarticulada, hay temor entre los dirigentes. Todos queríamos un cambio, lo necesitábamos, pero los viejos partidos destruyeron a las nuevas generaciones de políticos. Hicieron que la juventud le dé la espalda a la política. Se ha perdido la fe y la confianza en los partidos y en los líderes de la derecha y de la izquierda. Este camino no ha sido fácil. ¿Se ha arrepentido alguna vez de haber escogido ser periodista?Todos los días me pregunto si no metí la pata en ser periodista, en hacer lo que estoy haciendo, si no debí haberme quedado callado. Cómo no se lo va a preguntar uno si tiene a la familia detrás, la libertad y pensar que puedo quedar en quiebra. A veces en la mañana me contesto que sí, después digo que no. Si hay que salir corriendo, qué vamos a hacer. Yo soy optimista a pesar de todo, a pesar de que mi destino personal no sé en qué termine.

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