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El nuevo Papa Francisco es un hombre sencillo pero sus tareas complejas

El Papa Francisco reforzó sus prioridades pastorales y de servici convocando a los católicos a "edificar" la Iglesia y "caminar" por el camino de la fe.

15 de marzo de 2013 Por: Elpais.com.co | AP

El Papa Francisco reforzó sus prioridades pastorales y de servici convocando a los católicos a "edificar" la Iglesia y "caminar" por el camino de la fe.

En las reuniones de los obispos latinoamericanos, el entonces cardenal Jorge Bergoglio era con frecuencia un orador sobresaliente que hablaba sobre desigualdad económica en un mundo de ambiciones materiales. También usaba los foros para advertir a sus correligionarios de los peligros de apartarse de los valores y enseñanzas fundamentales del catolicismo. Es previsible que esos mensajes marquen el comienzo del papado de Francisco: reforzar la postura del Vaticano en temas como control de natalidad y la ordenación de mujeres -algo que decepcionará a los fieles reformistas-, pero al mismo tiempo mostrar un atisbo de activismo que pudiera envalentonar a otros que propugnan por una mayor atención a problemas como pobreza y deuda internacional. Esta líneas ideológicas generales -dibujadas nítidamente a lo largo de décadas en la Iglesia argentina- muy probablemente irán acompañadas de matices e iniciativas que exige el papado moderno, tales como habilidad diplomática, capacidad gerencial y aptitudes pastorales. Su énfasis en la sencillez eclesiástica y el populismo, que incluye esfuerzos para mantener a los divorciados y a las madres solteras como parte de la grey católica, podría generar alarma entre los conservadores recalcitrantes ante una posible reorientación de las prioridades del Vaticano luego de ocho años de estricta dirigencia de Benedicto XVI, quien pasó la mayor parte de su papado como el principal vigilante de las doctrinas. Mediante gestos y comentarios poco conocidos, el pontífice ha mostrado en el pasado cierta inclinación a ampliar la compenetración interreligiosa con el islam y el judaísmo, y en reducir el abismo que separa a la Iglesia Católica de la Ortodoxa desde hace 1.000 años. El histórico santo homónimo, San Francisco de Asís, es descrito por la tradición eclesiástica como alguien que se reunió desarmado con un gobernante islámico durante las Cruzadas del siglo XIII en un gesto de respeto y humanidad. En su primera misa como papa oficiada el jueves, Francisco reforzó sus prioridades pastorales y de servicio durante una homilía breve, sencilla e incluyente en la Capilla Sixtina, en la que convocó a los católicos a "edificar" la Iglesia y "caminar" por el camino de la fe. Sin ese espíritu colectivo, dijo, los fundamentos se debilitan. "¿Qué pasa cuando los niños construyen castillos de arena en la playa?" , preguntó el papa a la congregación, integrada por algunos cardenales que lo eligieron. "Todo se derrumba" .El papa mostró entonces una faz severa al citar las palabras del escritor francés Leon Bloy, un agnóstico que experimentó una conversión religiosa radical antes de su muerte en 1917. "El que no le reza a Dios, le reza al diablo"."Enfocarse en el lado tradicionalista del nuevo papa es engañoso, como lo es también enfocarse en su actuar como defensor de la igualdad económica" , dijo Ambrogio Piazzoni, historiador eclesiástico y viceprefecto de la biblioteca del Vaticano. "Es ambas y más que eso. Éste será un papado complejo".Un portavoz del Vaticano, el reverendo Thomas Rosica, describió el periodo inicial de cualquier papado como "días llenos de sorpresas".Pero elementos clave del pontificado de Francisco se saben de antemano por su orden jesuita. Sus casi 500 años de existencia han estado marcados por hostilidad del Vaticano ante su aparente desobediencia y sus interpretaciones teológicas independientes, aunque en las últimas décadas ha habido una creciente sensación de cooperación y propósitos afines. La idiosincrasia jesuita se fundamenta en rigor académico y servicio misional, y desde la década de 1960, en una conexión con la llamada teología de la liberación (una visión inspirada en Latinoamérica acerca de que las enseñanzas de Jesús infunden a sus seguidores el deber de luchar por justicia económica y social).Francisco ha desaprobado la teología de la liberación, a la cual considera un conjunto de doctrinas católicas desorientadas. Pero eso no significa que también rechace su objetivo final. Sus discursos y homilías con frecuencia se centran en la necesidad de que la Iglesia no distraiga su atención de problemas económicos, como la creciente brecha entre los necesitados y los prósperos, y la presión del capitalismo de estilo occidental. Tales puntos de vista sin duda influirán en la agenda del Vaticano -y se ganarán los elogios de algunas facciones liberales de la Iglesia-, a diferencia de como ocurrió en el papado de Benedicto XVI, quien habló sobre la pobreza pero sin la credibilidad ni la experiencia de Francisco. En una reunión de obispos latinoamericanos efectuada en 2007, el entonces cardenal exhortó a la Iglesia a purgar el "pecado social" de la pobreza crónica y la desigualdad económica. El cardenal irlandés Sean Brady, quien es uno de los líderes eclesiásticos que presuntamente encubrieron casos de abuso sexual, calificó la selección del arzobispo de Buenos Aires como "una decisión histórica en más de un sentido" . Primero, porque reconoce los cambios demográficos en la Iglesia, puesto que casi 40% de los católicos viven en América Latina, y segundo, porque se designa a un jesuita por primera vez. Los jesuitas "son célebres por sus enseñanzas y por sus servicios al papa, pero también... por ser testigos de la necesidad, testigos de la pobreza, y por cuidar a los desamparados y pronunciarse en favor de la justicia" , dijo Brady a reporteros en Roma. Este es el tipo de interpretaciones que podría hacer al papa Francisco una figura tanto de admiración como de consternación. No hay dudas sobre las raíces de Francisco. Se ha pronunciado firmemente en pro de las doctrinas católicas primordiales, ha apoyado las palabras de Juan Pablo II que describieron el aborto y la anticoncepción como parte de una "cultura de la muerte" , y ha mostrado intolerancia para la homosexualidad. Al oponerse a los planes de Argentina para legalizar los matrimonios entre personas del mismo sexo, declaró tales uniones como una "pretensión destructiva al plan de Dios".Pero sus colegas conservadores tendrán que ajustarse a su énfasis en trabajar activamente y hacer labor misional. Para algunos, es un retorno bienvenido del vigor pastoral de Juan Pablo II a una Iglesia azotada por escándalos de abuso sexual y discordias intestinas. "Cuando buscábamos al siguiente papa, estábamos concentrados en hallar al líder espiritual más convincente para la Iglesia en la actualidad" , dijo el cardenal estadounidense Donald Wuerl pocas horas después de la elección de Francisco. Pero otros enfrentan la posibilidad de perder a un partidario de tradiciones menguantes -aunque simbólicamente importantes- como la misa en latín. En un comentario visto como posible ofrenda de paz, la Hermandad Sacerdotal San Pío X, dijo que espera que el nuevo papa observe el llamado divino que recibió San Francisco para "reconstruir" la Iglesia. El grupo renegado fue establecido por el difunto arzobispo Marcel Lefebvre, quien se separó de Roma por las reformas del Concilio Vaticano Segundo, de 1962-1965, que revolucionaron las relaciones con los judíos y permitieron la celebración de misas en lenguas distintas al latín. El Vaticano se encuentra en negociaciones con dicha sociedad para que regrese al control papal. "Lo que es cierto es que hay un gran cambio en el estilo, que para nosotros no es poca cosa", dijo el biógrafo autorizado de Francisco, Sergio Rubin, en entrevista con The Associated Press el jueves. Rubin recordó que el ex cardenal Bergoglio celebraba misas con ex prostitutas en Buenos Aires. "El cree que la Iglesia debe ir a las calles a expresar esta cercanía y este acompañamiento para la gente que sufre".El nuevo papa podría extender también el alcance de la Iglesia en otras direcciones. El que haya elegido Francisco como su nombre papal de inmediato hizo que se evocaran historias sobre los esfuerzos pacíficos de San Francisco de Asís para difundir la cristiandad en el mundo musulmán, aun durante las Cruzadas, que hoy día continúan empañando las relaciones del Vaticano con el mundo islámico. En Arabia Saudí, Ekmeleddin Ihsanoglu, secretario general de la Organización de la Cooperación Islámica, que agrupa a 57 países, expresó una "ferviente esperanza" de que las "relaciones entre el islam y el cristianismo recuperen su cordialidad y sincera amistad" bajo la conducción de Francisco. Los líderes judíos también ven un aliado en el nuevo papa. Se ganó muchos elogios por ayudar a esa comunidad de Buenos Aires tras los atentados dinamiteros de 1994 contra un centro judío, donde murieron 85 personas. Irán ha sido acusado por el ataque, pero ha negado su participación. Una comisión de la verdad formada por Argentina e Irán estudia actualmente la evidencia. En una de sus primeras invitaciones internacionales, el presidente israelí Shimon Peres dijo que Francisco sería "un huésped bienvenido en Tierra Santa". En Moscú, la poderosa Iglesia Ortodoxa acogió la "afinidad espiritual" del papa Francisco y exhortó a estrechar lazos. Las dos ramas del cristianismo se separaron en el siglo XI por disputas que incluían la autoridad papal.

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