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El Amazonas, un ecosistema desgarrado por la fiebre del oro

El pulmón del mundo ha perdido más de 50.000 hectáreas de bosque por la extracción ilegal.

29 de noviembre de 2014 Por: Elpaís.com.co | AFP

El pulmón del mundo ha perdido más de 50.000 hectáreas de bosque por la extracción ilegal.

Reconocida como una de las áreas más ricas de la Tierra por su abundancia de oro y bosques, Madre de Dios, en el sureste peruano, paga caro sus atributos: la devastación y contaminación para obtener el mineral constituyen hoy el mayor desastre ecológico de la Amazonía.Donde había una extraordinaria biodiversidad, ahora se ven grandes lagunas llenas de mercurio, terrenos destrozados por máquinas excavadoras y la peor postal de un ataque a la naturaleza que no logra controlar Perú, país anfitrión del 1 al 12 de diciembre de la conferencia de la ONU sobre cambio climático. “Aquí lo que pasa es que hay muchísimo oro. Y llega gente pobre de todas partes para sacarlo”, dice el ingeniero minero Raúl Ramos, que trabaja en la zona desde hace más de una década. Unas 50.000 hectáreas de bosque amazónico ya han sido destruidas, según el Ministerio de Ambiente, y el mercurio que utilizan los mineros para lograr la amalgama del oro agiganta los estragos en agua, suelos y en la salud de la población. La recuperación de las áreas dañadas tomaría “no menos de 40 años”, según el director del Instituto de Investigaciones de la Amazonía Peruana (IIAP) , Ronald Corvera.Madre de Dios, región fronteriza con Brasil, conserva uno de los fragmentos más grandes e ininterrumpidos de bosque tropical que subsisten en la Amazonía, el pulmón del mundo. Minería violentaEn los últimos años, por la abundancia del oro y su elevado precio, unos 50.000 mineros se instalaron en extensos campamentos, denunciados por las autoridades locales como lugares violentos. En La Pampa, el campamento más grande y peligroso, son frecuentes las peleas que terminan a tiros. “Hay varios muertos por semana. A veces quedan los cuerpos tirados por días. También hay gente que desaparece. Los matan y los entierran y nadie sabe más de ellos”, comentó un minero de una entidad ambiental, que pidió reserva de su nombre. ¿Y la policía? “Se le paga con oro para que no moleste. En una intervención reciente pusieron sobre la mesa 106 kilos para que se fuera”, cuenta.El gobierno peruano ha realizado en el área varias operaciones militares, con destrucción de equipos y personas detenidas. “Con la minería ilegal no hay tregua. Seguirán los operativos para terminarla”, asegura el general retirado Aldo Soto, funcionario encargado del problema.

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