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Ejecución fallida renueva debate de pena capital en Estados Unidos

Un condenado a muerte falleció tras una larga agonía el pasado martes a la noche en Oklahoma por la aplicación de una inyección que jamás había sido probada.

1 de mayo de 2014 Por: Elpais.com.co | AP

Un condenado a muerte falleció tras una larga agonía el pasado martes a la noche en Oklahoma por la aplicación de una inyección que jamás había sido probada.

La ejecución malograda de un condenado en Oklahoma seguramente revivirá el debate acerca de lo que constituye un castigo cruel e inusual, la frase incorporada a la Constitución estadounidense y definida por los tribunales a lo largo de dos siglos. El asesino convicto Clayton Lockett, de 28 años, empezó a retorcerse, a rechinar los dientes y a tratar de levantar la cabeza de la almohada el martes por la noche después que supuestamente debía haber estado inconsciente con el primero de tres fármacos de una combinación letal de inyecciones. La ejecución fue interrumpida y Lockett murió de un ataque cardíaco una media hora después, dijeron las autoridades. Aunque las autoridades atribuyeron el fiasco a la ruptura de una vena -no a los fármacos-, el caso plantea interrogantes sobre la capacidad de los estados para aplicar inyecciones letales que satisfagan el requisito de la Octava Enmienda constitucional de que el castigo no sea cruel ni inusual. Los adversarios de la pena de muerte, como la Unión Americana de Libertades Civiles, pidieron una moratoria a la pena capital. Y la Casa Blanca dijo que el procedimiento no cumplió con los requisitos humanitarios. En vista de otras ejecuciones igualmente fallidas en Estados Unidos en los últimos años, Jen Moreno, abogada de la Clínica de Pena de Muerte, de la Facultad de Derecho de Berkeley, dijo que los riesgos son claros. "Decir que son incidentes aislados equivale a caracterizarlos erróneamente, y lo que realmente demuestran son las consecuencias previsibles de usar un procedimiento de por sí peligroso", afirmó. La Corte Suprema ratificó la constitucionalidad de las inyecciones letales en 2008 en un caso de Kentucky. Como parte de dicha decisión, el tribunal dijo que no hay derecho constitucional a una ejecución indolora. La "Constitución no exige evitar todo riesgo o dolor al efectuar las ejecuciones" , dijo el presidente del tribunal, John Roberts. Esa decisión tuvo que ver con un método de tres drogas que muchos estados han dejado de usar porque los abastecedores europeos ya no las suministran. Recientemente, los abogados que esgrimen el argumento contra el castigo cruel e inusual han atacado la nueva combinación de drogas, por su supuesta falta de confiabilidad, pero han tenido poco éxito. Ese argumento siempre ha sido difícil de imponer. La Corte Suprema nunca declaró inconstitucional un método de ejecución aduciendo que fuera cruel e inusual. A lo largo de los últimos 135 años ratificó el pelotón de fusilamiento (1879) , la silla eléctrica (1890) , y después la inyección letal. El tribunal supremo dejó en claro a lo largo de los años que la Octava Enmienda prohíbe causar dolor mediante tortura o castigo a un preso. También ha dicho que "una falla aislada" durante una ejecución no viola dicha enmienda "porque tal acontecimiento, aunque lamentable, no sugiere crueldad ni riesgo sustancial de daño grave" , según una decisión de 1947 que permitió a Louisiana volver a amarrar a un preso a la silla eléctrica después de una ejecución fallida un año antes.

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