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Donald Trump, el aprendiz incendiario

El magnate vive en un penthouse triple en la cúspide la torre Trump en Manhattan y se desplaza en un Boeing 757 privado.

8 de noviembre de 2016 Por: Redacción de El País

El magnate vive en un penthouse triple en la cúspide la torre Trump en Manhattan y se desplaza en un Boeing 757 privado.

Impulsivo, excesivo y sin experiencia política, Donald Trump no parecía personificar las cualidades de un candidato que pretende llegar a la Casa Blanca. Pero con su energía indomable y su ilimitado ego, el magnate de 70 años desafió todos los pronósticos y se impuso como un duro adversario de la experimentada Hillary.

 Con discursos corrosivos que bailan al son de las frustraciones e inseguridades de los estadounidenses, se convirtió en la voz del cambio para millones de ellos, e hizo explotar el Partido Republicano.

 Antes de lanzar su campaña en junio de 2015, el empresario era sobre todo conocido por su inmensa fortuna,  sus hoteles de lujo, campos de golf y casinos que llevan su nombre, sus divorcios de revista y por ser el animador estrella del programa de telerrealidad El Aprendiz.

 Todo eso lo hizo una cara conocida en los hogares estadounidenses. Pero demostró ser un formidable animal político prometiendo “devolver a Estados Unidos su grandeza”.

Donald se atreve a decir de todo. Denuncia un sistema político “manipulado”, acusa a funcionarios de “corruptos” y en su opinión los medios “envenenan el espíritu de los estadounidenses”.  Es arrogante, carismático, rudo y a veces simpático. Y a pesar de que se contradice, como en los tres debates presidenciales, sus seguidores quieren creer en él.

 Desembolsó 56 millones de dólares de fondos propios para financiar su campaña y logra parecer incorruptible frente a   Clinton.  Siempre provocador, se ha negado a decir que reconocerá los resultados del 8 de noviembre, sea cuales sean. 

Su vida privada está envuelta en lujos. Su esposa Melania,  exmodelo eslovena, se ocupa de criar a Barron, el hijo de ambos de  10 años, lejos de los focos y la atención pública.

La pareja vive en un penthouse triple en la cúspide la torre Trump en Manhattan y se desplaza en un Boeing 757 privado, con su apellido estampado en letras gigantes, el mismo que suele servir de fondo en sus mítines. 

Sus hijos mayores, Ivanka, Donald Jr, Eric y  Tiffany, son sus principales pilares. Todos se han involucrado al máximo en la campaña de su padre, a quien han defendido hasta la saciedad. 

Con su característica tenue y rubia melena, impecablemente vestido, Donald fascina y horroriza a la vez. Miente tanto que los verificadores de hechos perdieron la cuenta. Cuando una decena de mujeres lo acusaron de besos robados y gestos

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