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Desarticulan red que esclavizaba a 225 colombianos en Argentina

Los miembros de la banda de traficantes eran también colombianos. Van 25 capturas.

13 de junio de 2013 Por: Patricia Lee | Corresponsal de El País Argentina

Los miembros de la banda de traficantes eran también colombianos. Van 25 capturas.

Con más de 500 agentes de la Administración Federal de Ingresos Brutos (AFIP), la Aduana y personal de seguridad este miércoles, autoridades argentinas desarticularon una red de colombianos que mantenía esclavizados a 225 colombianos en Argentina. Las autoridades realizaron 72 allanamientos simultáneos, en los que fueron detenidos los 25 colombianos, entre ellos el cabecilla de la organización delictiva, un conocido como ‘El Contador’, y se libraron dos pedidos de captura internacional.Asimismo, se encontraron 225 trabajadores colombianos en condiciones de explotación laboral. Estas personas fueron halladas en talleres de muebles en las provincias de Córdoba, Mendoza, Misiones, San Juan, Santa Fe, Jujuy, Salta, Chaco, Tucumán y Buenos Aires. En la operación se incautaron pesos argentinos, colombianos, dólares, y documentación, donde figuraba las deudas adquiridas por los empleados colombianos con los miembros de la red.Durante los procedimientos se pudo constatar la extrema precariedad en donde trabajaban y vivían estos trabajadores que, en el 100% de los casos, estaban sin declarar ante la AFIP.Carlos Sánchez, el director general de los Recursos de la Seguridad Social de la AFIP, que participó de los allanamientos, dijo a El País desde la provincia de Córdoba, que “el trabajo era en condiciones de semiesclavitud producto del hacinamiento y de la forma en que se los contrata. Se los convoca en Colombia, se les ofrece un pasaje para poder viajar hasta un determinado lugar, y luego que se los recibe, se les genera la deuda por ese pasaje, más el costo de manutención que también les solventan y las personas llegan a estar en forma permanentemente endeudadas y tienen que trabajar para pagar su deuda”.“Estamos ante un caso de trabajo esclavo, pero desde la concepción moderna del término: no están encadenados, pero sí son sometidos y reducidos psicológicamente para que se integren en la organización para la realización de trabajos menores y en condiciones infrahumanas”.La investigaciónLa investigación fue iniciada por la Aduana de Argentina, que detectó el ingreso ilegal, entre 2009 y 2013, de tres mil colombianos. La pesquisa se originó a partir del ingreso de jóvenes de ese país que arribaban al Aeropuerto Internacional Córdoba sin equipaje, sin dinero, y cuyo destino eran domicilios comunes.La directora general de Aduanas, Siomara Ayerán, dijo a El País, en medio del operativo, que en 2011 la Aduana hizo la denuncia y empezó a relacionar los datos. “Nos llamó la atención que llegaban frecuentemente al Aeropuerto de Córdoba muchos ciudadanos colombianos con algunos factores comunes: todos declaraban que venían como turistas o a visitar parientes y siempre fijaban un mismo domicilio. Este fue un hilo conductor que nos llevó a sospechar. Además todos manifestaban que eran artesanos”.“A raíz de ahí empezamos este relevamiento y encontramos estos talleres clandestinos donde fabricaban en general muebles. Estas personas venían engañadas, y eso lo pudimos constatar a partir de una víctima que dio su testimonio a nuestros funcionario lo cual nos permitió avanzar con esta información”, agregó.El otro dato que llamó la atención a la Aduana y a las autoridades de la AFIP fueron las remesas fraccionadas de montos al exterior, en pocas cantidades, que utilizaba esta red. Una estructura nacional“Estamos ante una organización ilícita con un fuerte sustento territorial que funciona claramente bajo una estructura piramidal”, dice Ayerén. “Lo llamativo es que se trata de una organización distribuida por diez provincias, organizada de la misma manera. En cada uno de estos lugares nos encontramos con entre cinco o seis personas. Son artesanos y fabrican pequeños muebles y canastos de escaso valor, esto es lo que llama la atención”, dice la directora de la Aduana.Los muebles se comercializaban a través de un canal informal, mecánica que se repetía en las diez provincias con la misma estructura y ‘El Contador’, quien fue detenido, venía una vez por mes al país, recorría los lugares y recaudaba el dinero de las ventas de estos talleres.Ayerén y Sánchez creen que este negocio era una excusa para “crear los canales para la actividad logística y financiera”, una de cuyas utilizaciones podía ser la venta de mercaderías ilícitas, como la droga.Para Ayerén, “esta es una estructura que se estaba consolidando con una fuerte logística, en distintos puntos del país, centros de consumo importantes y mano de obra. Son estas plataformas que permiten otro tipo de ilícitos, y entendemos que estaban en pasos preparatorios, por la documentación que estamos encontrando en algunos allanamientos, que nos permiten demostrar que había tráfico de estupefacientes y lavado de dinero. La sospecha es que estaban montando una estructura para el tráfico de droga, por semejante estructura, la ramificación y la utilización”.

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