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Denuncian nueva conspiración en Honduras

El presidente Porfirio Lobo dice que al igual que al derrocado mandatario Manuel Zelaya, lo quieren tumbar a él.

27 de junio de 2010 Por:

El presidente Porfirio Lobo dice que al igual que al derrocado mandatario Manuel Zelaya, lo quieren tumbar a él.

Cuando se cumple un año del golpe que derrocó a Manuel Zelaya, el nuevo presidente de Honduras advierte que algunos quisieran que él fuese el próximo en ser expulsado del poder.Porfirio Lobo dijo estar en la mira de una nueva conspiración organizada por los mismos empresarios adinerados que apoyaron la expulsión de Zelaya. Lobo, un afluente hacendado que respaldó el golpe, sorprendió a su propio partido político cuando denunció un complot. "Se quiénes son todos ustedes", advirtió.La denuncia, hecha a menos de un mes del primer aniversario del golpe que se cumple el lunes, dejó al desnudo la constante inestabilidad de un país con una mayoría pobre en el que unas cuantas familias toman las decisiones. "Si lo hicieron una vez, pueden volverlo a hacer" , dijo el ministro de Seguridad, Óscar Alvarez. Una serie de asesinatos ocurridos tras el golpe siguen sin resolverse, entre ellos la matanza de nueve periodistas, seguidores y opositores del gobierno.Es difícil determinar cuáles fueron los motivos detrás de las muertes en un país plagado de tensiones políticas y violentas pandillas de narcotraficantes cuyos asesinos a sueldo recorren las calles en motocicletas.La violencia y las denuncias de conspiraciones amenazan con debilitar el mensaje que el presidente ha pasado meses vendiéndole al mundo: que Honduras es una democracia próspera, que debería ser aceptada de nuevo en la Organización de Estados Americanos, que suspendió al país tras el golpe de estado del 28 de junio de 2009.Aunque la mayoría de los países han restablecido relaciones con Honduras y tanto Estados Unidos como la Unión Europea han retomado proyectos de asistencia valorados en 900 millones de dólares, algunos líderes izquierdistas latinoamericanos se han negado a aceptar al nuevo gobierno, alegando que el golpe representa un peligroso antecedente.Zelaya, quien como Lobo salió de una clase de ricos hacendados, enfureció a la elite empresarial a principios de 2009 con una campaña en pro de una nueva Constitución, en la que prometía a los pobres que su voz sería escuchada al rediseñar el futuro del país.Pero cuando Zelaya ignoró una orden de la Corte Suprema que le exigía cancelar el referéndum sobre la Carta Magna, soldados lo mandaron al exilio en pijamas y a punta de pistola.Un año después, Lobo, quien fue elegido en noviembre y recibió en enero el gobierno de parte de la dirigencia interina instalada con el golpe, se enfrenta ahora con las mismas tensiones entre ricos y pobres.El nuevo presidente, presionado por Estados Unidos para promover la reconciliación, ha recibido críticas de empresarios y políticas por referirse a la salida de Zelaya como un "golpe" y decir que no se opondría a otro intento de instalar una Asamblea Constituyente.Los sectores conservadores en Honduras sostienen que Zelaya fue removido legalmente de su cargo con el voto del Congreso. Las tensiones crecieron cuando Lobo logró un acuerdo con trabajadores del campo que ocuparon miles de hectáreas de plantaciones de aceite de palma en el fértil Valle Aguán."Cuando miembros del sector político y empresarios con medios económicos empiezan a hablar así, tienes que tomar las medidas pertinentes" , dijo Alvarez, aunque el gobierno aún no ha tomado medidas más allá de la advertencia pública de Lobo.El propio Lobo descartó los comentarios negativos en su contra como "conspiraciones de cafetería que no van a ningún lado". Aún así, fustigó a la poderosa clase empresarial del país, que ha amasado su fortuna principalmente a través de fábricas de ensamblaje que exportan sus productos a Estados Unidos. "La comunidad empresarial debería de empezar a trabajar más por Honduras, y no estar pensando en otras cosas" , dijo Lobo.

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