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Crisis energética hizo que Argentina tuviera un caliente inicio de 2014

Cortes de luz, protestas y acusaciones que salpican a la Presidencia son el panorama en el país. La mandataria Cristina Fernández, guarda silencio.

5 de enero de 2014 Por: Patricia Lee | Corresponsal de El País

Cortes de luz, protestas y acusaciones que salpican a la Presidencia son el panorama en el país. La mandataria Cristina Fernández, guarda silencio.

Argentina empezó el 2014 con una sensación térmica que alcanzó los cuarenta grados, entre cortes de luz y piquetes; con un escándalo por los millones de pesos que un empresario habría pagado durante años al matrimonio Kirchner; con el jefe de la Administración Federal de Impuestos celebrando el fin de año en el hotel más caro de Río de Janeiro, y con una Presidenta recluida en el sur, que no aparece en público desde el 20 de diciembre.Navidad negraEn el barrio de la Recoleta, a pocas cuadras de la mansión que habita Mauricio Macri, el alcalde de Buenos Aires, Eva Marta de Pozzi, de 95 años, murió con los brindis del Año Nuevo al incendiarse su apartamento por la caída de una vela que había prendido, tras una semana sin luz.Los cortes de luz provocados por la inusual ola de calor, no fueron solo en los barrios más alejados del cono urbano, sino en pleno centro de Buenos Aires. “Festejé el Año Nuevo con una vela, cuidando a mi mamá, que tiene noventa años, está en una cama y no camina. Yo no puedo subir y bajar los diez pisos de mi edificio, y la luz y el agua faltan hace quince días”, se queja Josefina López, de 63 años.La falta de luz provocó un sinfín de dramas personales. Muchos vecinos tuvieron que trastearse a la casa de familiares y algunos afortunados que tuvieron la suerte de contar con un grupo electrógeno, pudieron recibir el año en la puerta de sus edificios con una mesa improvisada en la calle; en algunos barrios, los técnicos de las empresas de energía fueron secuestrados por los vecinos, y otros cortaron las calles y las vías del tren.La crisis energéticaSegún el exsecretario de Energía, Jorge Lapeña, la crisis energética es resultado de “la tendencia declinante de largo plazo de la producción de hidrocarburos, que se inició en 1998 en petróleo y en 2004 en gas natural de modo que las reservas comprobadas de gas son hoy la mitad de las que tenía nuestro país en 2001”.Por ello, se incrementan las importaciones energéticas, que este año llegarán a los 14.000 o 15.000 millones de dólares, lo cual equivale a la mitad de las reservas del Banco Central y que alcanzaría para construir más de 10 centrales eléctricas de gran porte.Esto se agrava por la política de subsidios destinados a las empresas y a los consumidores: desde 2006, por cada peso que el Gobierno destinó a inversión, envió cuatro para subsidios, según el Instituto Argentino de Análisis Fiscal (Iaraf). De acuerdo con la Asociación Argentina de Presupuesto (Asap), hasta octubre la energía demandó desembolsos que fueron 65,2 % más que el año pasado, mientras que solo se utilizó la mitad de esa cifra para defensa, seguridad interior, sistema penal e inteligencia.Pero desmontar los subsidios en este momento, con el mal humor social y la creciente inflación, que en 2014 llegará a cerca del 30 %, es cada vez más difícil.El escándalo de EchegarayCuando las altas temperaturas y la falta de luz hacían estragos, Ricardo Echegaray, titular de la Afip, fue sorprendido festejando el fin de año en un lujoso hotel de Río de Janeiro, en compañía de un empresario dueño de depósitos fiscales que trabajan con la Aduana, un organismo controlado por Echegaray. El funcionario viajó en primera clase de la exclusiva línea aérea Emirates, en lugar de viajar por Aerolíneas Argentinas, y al volver, en el aeropuerto de Río, el empresario que lo acompañaba y su hijo, golpearon brutalmente a los periodistas del canal TN que cubrían la noticia.Como titular de la Afip, Echegaray impuso el cepo cambiario que prácticamente impide la compra de dólares a los argentinos para viajar fuera del país, impuso un recargo del 35 % para los que gastan con tarjeta de crédito en el exterior, y recomendó a los argentinos veranear en el país. El funcionario ha perseguido con inspecciones impositivas a artistas y periodistas que critican el cepo cambiario.Denuncias salpican a la PresidentaEl empresario Lázaro Báez, íntimo amigo del matrimonio de Néstor y Cristina Kirchner, que era un simple empleado bancario, se convirtió, a partir de la llegada de Néstor Kirchner a la Presidencia en 2003, en el principal beneficiario de las concesiones de obra pública en la provincia de Santa Cruz. A partir de las denuncias del programa del periodista Jorge Lanata, se supo que el empresario habría enviado al exterior 55 millones de euros sin declarar. Pero si hasta ahora se trataba de una denuncia contra un empresario privado, a partir de una investigación del periódico La Nación, empezaron a conocerse las formas concretas en que la fortuna de Báez está relacionada con la de la pareja presidencial: a partir de 2010, y hasta después de la muerte de Néstor Kirchner, Báez y sus empresas giraron cerca de 10 millones de pesos como pago por 935 habitaciones en el hotel Alto Calafate, propiedad de los Kirchner, que no eran utilizadas por nadie; 3,2 millones de pesos por contrataciones en la hostería Las Dunas, y 1,1 millón de pesos en alquileres del lujoso Hotel Los Sauces. Todo esto sucede en Calafate, “el lugar en el mundo” donde Cristina tiene su casa y se refugia. Báez también compró a los Kirchner nueve inmuebles en Río Gallegos, la capital de la provincia de Santa Cruz, por 4 millones de pesos, y la presidenta y Báez comparten un terreno de 87.000 metros cuadrados en las afueras de El Calafate. En total, de una u otra manera, el empresario ha garantizado a los Kirchner ingresos por cerca de 20 millones de pesos, frente a un patrimonio, declarado por la Presidenta en 2013, de 48 millones de pesos.Silencio presidencialDesde el 20 de diciembre, la Presidenta, recién dada de alta de su operación en el cráneo, se recluyó en su casa del Calafate y no volvió a dirigirse al país ante la crisis y las acusaciones, ni siquiera para desear un feliz año a los argentinos.

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