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Cómo cambió Chile en 2,5 minutos

Hace un año un terremoto sacudió a Chile. Así recuerda un diario de ese país los momentos de pánico que se vivieron por el sismo.

27 de febrero de 2011 Por:

Hace un año un terremoto sacudió a Chile. Así recuerda un diario de ese país los momentos de pánico que se vivieron por el sismo.

Después del terremoto del 27 de febrero del 2010 Chile ya no es el mismo. En dos minutos y medio el 75% de la población sufrió los efectos del quinto terremoto más fuerte de la historia. Murieron 524 personas y 280 mil quedaron damnificadas. A un año de la tragedia, la reconstrucción avanza lentamente.Pero más allá de los daños materiales en Chile por el sismo, este parece haber removido algunas estructuras sociales. La confianza es una de ellas. En efecto, las mediciones que evalúan el capital social indican que la desconfianza hacia el prójimo era alta antes del terremoto y éste la empeoró.Así lo refleja el Índice de Prosperidad del Instituto Legatum, que mide cada año la calidad de vida en 104 países: en 2009, un 25% de los chilenos estimaba que se podía confiar en otras personas, lo cual ubicó al país en el puesto 42. Un año después, se desplomó hasta el lugar 67, con un 16% de los chilenos que cree eso. “Lo que vamos a mirar con más claridad en 15 ó 20 años, es cómo este terremoto remeció las bases de la sociedad: la credibilidad en instituciones, la confianza interpersonal, la capacidad de salir adelante”, dice Gonzalo Tapia, sociólogo de la Universidad Diego Portales. El fenómeno del aumento de la desconfianza se ha reportado en otras catástrofes. El norteamericano y experto en capital social Robert Putnam explicó que la zona golpeada por el huracán Katrina mostró, históricamente, los más bajos niveles de capital social de EE.UU., lo cual se agudizó luego del paso de la tormenta y los saqueos y desmanes que la sucedieron.El escenario que describe el especialista es similar al que se produjo en Chile. “La reacción de las personas luego de la catástrofe ha sido reagruparse en torno a la familia”, destaca Soledad Larraín, sicóloga y consultora de Unicef. Una vuelta al hogar que, según la especialista, se nota en las calles del sur: “A las 8:30 de la noche, las ciudades están vacías”, cuenta.Aumentan los nacimientosEste renovado impulso a la familia se vio reflejado en las tasas de embarazo. Así ocurrió, por ejemplo, en la Provincia de Arauco, que abarca las localidades más golpeadas: Lebu, Contulmo y Tirúa.El Servicio de Salud de Arauco registró, en 2010, el mayor ingreso de mujeres a control de embarazo en los últimos cinco años, pasando de 394 en 2009, a 428 en 2010. En Talcahuano 275 mujeres se controlaron por embarazo en abril de 2009. El mismo mes de 2010 aumentaron a 329. “En períodos de destrucción, la gente hace una apuesta por la vida”, opina Rodrigo Larraín, sociólogo de la U. Central.Los grandes terremotos han impulsado las tasas de natalidad en el país. Tras el de Valdivia, en 1960, la tasa del quinquenio 1960-1965 llegó a 37,68 nacidos vivos por cada mil habitantes, mientras que el lustro 1950-1955 arrojó 36,1. Igual ocurrió con el quinquenio posterior al terremoto del 85.Matrimonios y voluntariadoEl 2010 también fue el año de los matrimonios, al punto de romper una tendencia a la baja y alcanzar la cifra más alta de la última década, con 65.094 vínculos, comparados con los 57.836 de 2009. Un aumento de 13%. “En tiempos complejos, como el período posterremoto, la gente acude a lo religioso y a las relaciones interfamiliares”, dice Rodrigo Larraín. Por otra parte, los divorcios mostraron una baja por primera vez desde que existe ley ad hoc, al pasar de los 53.556 en 2009, a los 51.509 el año pasado. Tras el terremoto, 85.000 voluntarios se sumaron a ‘Un techo para Chile’, a fin de levantar mediaguas para los damnificados. Un número alto y, para algunos, el reflejo de que los chilenos son solidarios.Además, el Índice Legatum muestra que la proporción de personas que dijo haber ayudado a desconocidos bajó, de un 58% en 2009, a un 50% tras el terremoto. ¿Por qué? Un focus realizado a pobladores de la localidad de Curepto arrojó que tras el terremoto se formaron pequeñas ‘islas’ de capital social, localizadas, excluyentes y centradas en necesidades específicas.Se mantiene el estrésPor otra parte, según un estudio de la Universidad de Concepción, un 21% de los niños de la Octava Región presentaba síntomas de estrés postraumático.Annette La Greca, autora de un estudio después de Katrina, dice que una investigación hecha tras el terremoto de Armenia, en 1988, sugiere que estos efectos pueden persistir hasta por cinco años.Estas alteraciones también afectan a los adultos y se expresan en detalles como que los turistas visitan Dichato sólo por el día y evitan pernoctar en el balneario azotado por el tsunami. La situación se agudiza en el caso de las aldeas de emergencia, donde las familias se ven enfrentadas al hacinamiento y precarios servicios básicos.La tensión se traspasa a los niños y se ha traducido en un aumento de la violencia contra ellos, especialmente, verbal. Según Joel Ramírez, coordinador del Servicio de Salud de Talcahuano, “ésta va a ser una población que tendrá bastantes dificultades en salud mental, va a ser una generación marcada por lo que pasó”.Magnitud de la catástrofe93 grandes y medianas empresas de la VIII Región resultaron con daños. Allí se cuentan desde bancos y comercio hasta pesqueras.1.791 pescadores fueron afectados por la infraestructura averiada. Se han gestionado soluciones para el 92% de los casos.Las cifras indican que fue reestablecida el 95% de la infraestructura,que 250.000 niños volvieron a clases y que se entregaron más de 120.000 subisidios de viviendas para algunas de las 220 mil familias que quedaron sin casa.Sin embargo, para los chilenos, la realidad que hoy vive el país parece estar distante del optimismo que muestran los números.

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