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Cataluña quiere dar su grito de independencia de España

El resultado de la consulta de hoy solo será simbólico, pues el referendo no fue aprobado constitucionalmente por España.

9 de noviembre de 2014 Por: Diego Muñoz | Corresponsal de El País en España

El resultado de la consulta de hoy solo será simbólico, pues el referendo no fue aprobado constitucionalmente por España.

A partir de hoy ya no habrá paso atrás. El grito de independencia de Cataluña, casi 6,3 % del territorio español y que aporta el 18,7% del PIB quedará registrado en las urnas de las 4 provincias que forman la región catalana, aunque el valor del resultado sea simbólico. Aún así, será un grito que reflejará el deseo de querer separarse de España de una buena parte de casi 8 millones de habitantes que viven en 947 municipios.El panorama es complicado, ya que hay un amplio movimiento social en pro de la independencia, que se inició hace muchos años, pero los promotores han puesto sobre la mesa argumentos que de manera difícil se ajustarían a la realidad, como el de “fuera de España, nos iría mejor” o que si se salen de la Unión Europea seguirían siendo parte de ella.Hay que agregar que la pasividad del Gobierno español para asumir una negociación seria con los dirigentes catalanes ha exacerbado los ánimos y ha hecho crecer la idea de que si no es por las buenas, se saltarán la Constitución.El precursor del grito, el presidente de la Generalitat, Artur Mas, ha logrado convencer a miles de ciudadanos de que el futuro de Cataluña fuera de España sería más próspero, pese a lo expresado por varios dirigentes de la UE, que recomiendan a los catalanes un camino más federal, sin separarse de España.Pero Mas no se ha detenido a escuchar. De hecho, el impulso que necesitaba terminó dándoselo Escocia en el referendo del 18 de septiembre, acordado tanto por el Gobierno escocés como del inglés. A diferencia del proceso escocés, Mas no logró que el presidente Mariano Rajoy dialogara y abriera la puerta a una consulta en el marco constitucional. Sin llegar a un acuerdo, el presidente catalán pidió al Tribunal Supremo que avalara el proceso, al que llamó primero consulta alternativa y ahora proceso participativo, pues “el Gobierno español estaba impidiendo el derecho de los catalanes a consultar sobre sus propios problemas”.El Tribunal rechazó el recurso de Mas que se dirigía contra el acuerdo adoptado por el Consejo de Ministros para impugnar la convocatoria 9-N (9 de noviembre) y sus actos preparatorios.Sin un marco legal que la apoye, el Ministro de Justicia, Rafael Catalá, sugirió que permitiría celebrar la consulta si no es promovida por la Generalitat y si es solo un ejercicio ciudadano de libertad de expresión, sin intervención de organismos públicos. Es decir, que la votación no se efectúe, como está previsto, en colegios u oficinas públicas.Se mantendría eso sí, la pregunta que ha impulsado Mas, las urnas y las papeletas. Con esto quedaría claro para el Gobierno de Rajoy que el resultado no tendría valor jurídico ni simbólico.La mayoría de los partidos independentistas que apoyan a Mas han rechazado la fórmula y exigen que se mantenga hasta el final la participación en el proceso del Gobierno catalán.Para el periodista Walter Oppenhaimer, Mas debe entender que las cosas no le van a salir bien ni van a ser similares al proceso de Escocia por una razón histórica, ya que Cataluña nunca ha sido independiente, y por el marco legal.Pero el profesor de Derecho Constitucional de la Universidad del País Vasco, Javier Tajadura, destaca que Cataluña “tiene un elemento lingüístico de identidad que lo diferencia del proceso escocés. En Escocia hablan la misma lengua y el componente de identidad es mucho menor. También hay diferencias en la tradición política, histórica, demográfica y económica. En Escocia el independentismo subió en la medida en que el país se fue haciendo rico; en Cataluña, la región fue perdiendo peso”.Agrega que “el Partido Nacional Escocés (SNP) formó un Gobierno minoritario en 2007 y ganó la mayoría absoluta en 2011 con la propuesta de referendo de independencia como primer punto de su programa. En Cataluña, ningún partido ha ganado jamás las elecciones con una propuesta de independencia. Esto quizá acabe hoy tras la votación, pero aún así, seguirá faltando la claridad, en lo que va a pasar a partir de mañana, a lo mejor, se plantee un proceso electoral en unas elecciones convencionales y convertirlas en un especie de referendo”.Lo que vieneEl economista Antón Gadillo dice que las cosas no irían bien si el proceso soberanista sigue su camino, ya que muchas empresas se retirarían a territorio español.El clima de inestabilidad está sembrado. El viernes la financiera JP Morgan desaconsejó a sus clientes invertir en la deuda española ante la incertidumbre de la independencia de Cataluña, inestabilidad que se proyecta a la comunidad autónoma donde ha afectado expectativas económicas y de inversión. Esto no es favorable, pues la Unión Europea está entrando en nueva recesión.“Es normal que las grandes empresas tengan listo un plan para salir corriendo. Si Cataluña se sale, queda por fuera de la zona del euro. CaixaBank y el Banco Sabadell temen que al estar fuera no podrán recibir del Banco Central Europeo que, además de barato, es el último recurso de los bancos para resolver la falta de liquidez. Si la separación es real, los efectos sobre la economía serían considerables. Cataluña se contraería y el colapso económico sería considerable. Con la independencia, las empresas catalanas tendrían que luchar por un espacio en mercados internacionales. La independencia supondría la salida de la UE. Lo que significaría la aplicación de un arancel a la importación de productos catalanes. A las empresas se les aumentarían costos de importación de materias primas y bienes que no se produzcan en esa zona y bajan ingresos por exportaciones. La solución es clara: trasladar la empresa fuera de Cataluña para seguir trabajando en un territorio que forme parte de la UE.Gadillo dice que si las empresas se van, se reduciría la producción, se perdería empleo y habría un desequilibrio de las cuentas públicas y los gastos serían mayores. InciertoEl futuro para el Gobierno español está complicado. Parece que ya no hay vuelta atrás, no solo por el fervor que han logrado los independentistas, sino porque a partir de hoy es muy difícil que queden partidos no independentistas fuertes, como el Partido Popular y el PSOE catalán, que servían de catalizadores. Unas elecciones anticipadas, aprovechando el calor de lo que parece una revuelta pacífica, le daría el triunfo a los proindependentistas y borraría del mapa político a los demás partidos. Tendría el Gobierno español que buscar un camino que le permita a Cataluña encajar en el estado autonómico, con un Estatuto más nítido y operativo.

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