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Canal Interoceánico de Nicaragua, ¿el sueño de un chino?

Pese al visto bueno del presidente Daniel Ortega para la ejecución de este proyecto, hay dudas sobre el desconocido empresario.

4 de septiembre de 2013 Por: Elpais.com.co | AP

Pese al visto bueno del presidente Daniel Ortega para la ejecución de este proyecto, hay dudas sobre el desconocido empresario.

Cuando el presidente nicaragüense, Daniel Ortega, le concedió a un ejecutivo chino de telecomunicaciones los derechos exclusivos para construir un canal de US$40.000 millones que uniera el océano Pacífico y el Atlántico, y para operarlo por 100 años, su Gobierno exaltó los resultados obtenidos por este empresario con proyectos de comunicaciones inalámbricas en 20 países. La empresa de Wang Jing, Xinwei, se atribuía haber sacado adelante proyectos por más de US$5000 millones en los últimos tres años en sitios como Camerún, Zimbabue y Ucrania. Se presenta a sí misma con una firma de “gran fuerza y eminencia en la industria de las comunicaciones mundiales”. Un análisis detenido de esas aseveraciones ofrece un panorama diferente. Si bien al menos algunas de las iniciativas de Xinwei en China parecen haber sido exitosas, la empresa de Wang ha estado involucrada en proyectos menores que han tropezado con problemas. Las promesas de Xinwei de construir revolucionarias redes de telecomunicaciones aún no se han hecho realidad y sus acuerdos con entidades locales han sufrido arranques en falso y no han dado los resultados esperados. En 12 de los 20 países donde Xinwei Telecom Enterprise Group y empresas asociadas dicen haber hecho negocios, la AP no encontró evidencia de proyectos grandes vinculados con la firma. De hecho, Camboya está a la espera de la nueva red inalámbrica de alta tecnología, que sufre demoras inexplicables. En Zimbabue, Xinwei se asoció con una empresa a la que le quitaron su licencia para operar y cuyos bienes fueron confiscados por un banco local. En Camerún, un socio que, según Xinwei, administra la red de banda ancha más grande del país, es descrito por el Gobierno como la más pequeña de tres firmas que compiten entre sí y está siendo investigado por hacer afirmaciones falsas sobre su desempeño. Y en Nicaragua, donde Wang fundó una nueva compañía para construir un canal que podría tener tres veces la extensión del de Panamá, no hay indicios de una red inalámbrica de US$700 millones más de un año después de que anunció su construcción. En otros ocho países donde opera la empresa, analistas y firmas de telecomunicaciones dijeron que no habían oído hablar de la compañía china, o que Xinwei no dio suficientes datos sobre sus socios o proyectos como para que se hiciese una investigación de su marcha. Los antecedentes de Wang están generando inquietud entre empresarios locales, líderes de la oposición y expertos que dudan que este hombre sea capaz de construir un proyecto que ha sido contemplado y abandonado numerosas veces a lo largo de los siglos. “Estos son proyectos de una magnitud que los supera”, sostuvo Derek Scissors, investigador que estudia las inversiones chinas en el exterior para la Heritage Foundation. “Hoy por hoy, el proyecto del canal es un ardid publicitario”, sentenció. La empresa con sede en Beijing dijo que adelantaba proyectos en, al menos, cinco países y que busca inversionistas para nuevas redes de telecomunicaciones que costarán miles de millones de dólares en Rusia y Ucrania. Admitió que había tenido problemas en varios países, que van desde competencia desleal de otras firmas que bajan demasiado sus precios, hasta demoras en la obtención de licencias del Gobierno. “La compañía planea ser una empresa de primer nivel mundial en este campo en cuestión de años. Históricamente, Xinwei ha sido un abastecedor de equipo de telecomunicaciones comprometido a trabajar con los clientes para ayudarlos en la construcción y operación de sus redes, pero el progreso de cada proyecto depende de los planes de los clientes”, dijeron. La compañía fue fundada en 1995 como una rama de la empresa estatal China Datang Corp. Producía una tecnología de telecomunicaciones inalámbricas, alternativa a la que era empleada en buena parte del mundo. La empresa parece haber tenido éxito en China, consiguiendo contratos con el Estado y con firmas privadas, pero esa tecnología no enganchó en el exterior, lo que contribuyó a los problemas financieros que enfrentó la firma antes de que Wang asumiese el control en el 2010. } ¿Quién es? No se sabe mucho de Wang, de 40 años, ni de cómo adquirió Xinwei o cuánto pagó por ella. Según un banco de datos de Hong Kong, dirigió una docena de empresas, algunas de las cuales siguen funcionando, mientras que otras han sido disueltas. Las organizaciones noticiosas chinas dicen que no han podido averiguar mucho de su pasado. El portal de Xinwei, no obstante, muestra a importantes líderes, incluidos el presidente Xi Jinping y el primer ministro Li Kequian, visitando la empresa, lo que revela sólidas conexiones con el Gobierno. Más importante aún es que Xinwei tiene una línea de crédito de US$2000 millones del Banco de Desarrollo Chino. Ronald MacLean Abaroa, exfuncionario boliviano del Banco Mundial y portavoz de Wang, dijo que este “tiene dinero y quiere invertir para dejar huella en el mundo. No es un experto en la construcción de canales, pero sí en hacer inversiones que generan desarrollo”. La página de internet de Xinwei dice que sus principales mercados son los de telecomunicaciones, seguridad pública, campos petrolíferos, redes eléctricas, conservación de agua y transporte y comunicaciones de emergencia. En la mayoría de los países la firma parece haberse concentrado en la venta al por mayor de equipo para comunicaciones inalámbricas. En Nicaragua y Camboya sus objetivos son más ambiciosos y han tratado de construir y operar redes inalámbricas de voz y datos. “Hasta donde sabemos, Xinwei no tiene experiencia como operadora de telecomunicaciones comerciales”, dijo Laura Holland, directora de investigaciones en el campo de las telecomunicaciones de la consultora privada Business Monitor International. El Gobierno nicaragüense no ha dado detalles de su licitación para un nuevo servicio inalámbrico de voz y para un sistema de banda ancha, pero el precio inicial para las concesiones fue de US$90 millones, según un ejecutivo de uno de los competidores de Xinwei que habló a condición de no ser identificado. Wang pagó US$20 millones en enero luego de que tres de los principales proveedores de servicios celulares de la región (Claro, Movistar y el Instituto Costarricense de Electricidad) desistieron de hacer ofertas, de acuerdo con el ejecutivo. Los rivales políticos de Ortega sostienen que Xinwei resultó el único licitador porque el Gobierno fijó requisitos hechos a la medida de la empresa china. Xinwei no respondió a preguntas sobre su trabajo en Nicaragua. Orlando José Castillo, director del Instituto Nicaragüense de Telecomunicaciones y Correos, aseguró que la red llegaría este mes y dijo que se había demorado por la necesidad de construir antenas e instalar otros equipos. Pero no hay indicios de que Xinwei los haya instalado, esté tratando de vender equipo o haya hecho progresos con miras al lanzamiento de una red nacional. Muchos en Nicaragua creen que los antecedentes de Xinwei son un mal agüero para el canal. El proyecto fue considerado varias veces por Estados Unidos en el Siglo XIX, antes de que Washington decidiese invertir en un canal más corto en Panamá. Wang y otros dicen que un canal nicaragüense podría admitir barcos más grandes que el panameño y beneficiarse del creciente comercio entre Asia y Estados Unidos, que pronto desbordará las capacidades del actual canal. No obstante, en junio el Gobierno sandinista promulgó en poco tiempo una ley que le daba a Wang una concesión por un siglo para construir y administrar el canal, sin una licitación pública y con menos de una semana de debate en el congreso. Wang recibió la luz verde a cambio de 10 millones de dólares al año cuando el canal empiece a funcionar, más una participación de un 1% que sube un 10% con cada década que pase. Esa es una ganancia mucho menor que la que ofrecen muchas empresas privadas por el derecho a realizar grandes proyectos en otras naciones en desarrollo, de acuerdo con Noel Maurer, profesor de la Business School de Harvard que estudia los manejos de las empresas en países inestables, sobre todo en América Latina. “Es un negocio terrible para Nicaragua”, agregó Maurer.

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