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Barcelona no es la única con 'fiebre independentista'

Ese sentimiento no es exclusivo de Cataluña. En Europa, Asia y, hasta Suramérica, también hay brotes.

8 de octubre de 2017 Por: Redacción El País 

Los separatismos han cobrado auge en tiempos de globalización. Los hay de cuño religioso, étnico, político nacionalista, pero todos demandan autonomía de gobierno, territorio y autodeterminación.

Es el planteamiento de Gustavo Morales, profesor en Ciencia Jurídica y Política de la Universidad Javeriana de Cali, quien lo llama desterritorialización del poder. “A mayor desterritorialización del poder, hay reacciones separatistas que demandan mayor reterritorialización”. El mayor ejemplo lo vive la Unión Europea (UE).

Para Mauricio Jaramillo, profesor de Relaciones Internacionales de la Universidad del Rosario, las causas son más económicas, de regiones que sienten que aportan mucho en impuestos y materia fiscal y que reciben muy poco; que ‘arrastran’ a otras regiones más pobres y que les iría mejor solos. Es el caso de Cataluña y del País Vasco, cuyos ingresos per cápita supera los de Andalucía, Extremadura, La Mancha.

Hay razones culturales, lingüísticas, históricas, simbólicas: cuando una región siente que está perdiendo su cultura, lengua o historia o que su identidad está en juego al pertenecer a otra.

Sin embargo, Enrique Serrano, analista internacionalista de la Universidad del Rosario, tilda el separatismo de decisión “anacrónica, no acorde con estos tiempos. Es un retroceso, una involución. Formar una nueva entidad nacional con todo lo que implica, impone unos gastos enormes, una serie de desgastes, rupturas con lo que se tenía y eso molesta a la gente que busca construir medios de prosperidad”.

Cataluña, País Vasco y Galicia

La mayor demanda de reterritorialización en Europa es la de Cataluña, País Vasco y Galicia, que son la gran amenaza de que España termine en un cascarón vacío si implosiona por esos movimientos separatistas, plantea el profesor Gustavo Morales. Pero advierte que como Flandes (Bélgica), o Véneto (Italia), la Unión Europea (UE) no está interesada en alimentar separa- tismos que pueden desestabilizar la región. Excepto los antieuropeístas, que sí los apoyan porque están en contra de la UE.

“No van a triunfar porque una vez se independice Cataluña o el País Vasco, por ejemplo, van a intentar ingresar a la UE, pero España jamás les daría el voto. Y con ese veto, los otros países de Europa difícilmente lo harán”, dice Morales. Salirse de sus países y romper el margen de autonomía que les dan sus naciones, les lleva es a aislarse no solo de sus países, sino de la UE y amenazar la integración europea.

El profesor Mauricio Jaramillo coincide en que Europa tiene por norma no apoyar independentismos que no sean negociados. “Una de las críticas al referendo catalán es que pasó por encima del estado de derecho, ya que España constitucionalmente se define como indivisible y toda iniciativa separatista, como la catalana, es ilegal”. O la de Tíbet en China o Kurdistán en Iraq.

Y la del País Vasco es poco probable porque ETA ya se desmovilizó e hizo tránsito a la política. El movimiento separa- tista está vivo, fuerte, pero no lo suficiente para concretarlo. “El pueblo vasco no estaría interesado en aventurarse en independentismos. En España las culturas locales se han respetado, no se pueden quejar de que su lengua y su cultura estén en extinción, hay un modelo que les permite conservarlas y les da autonomía fiscal, es muy difícil justificar; lo que se puede negociar son más prerrogativas fiscales, no más”, dice Jaramillo.

Para el internacionalista Enrique Serrano, las probabilidades de éxito dependen de la conveniencia económica o geopolítica, ya que todos pertenecen a grandes alianzas y no conviene estar solo: “En países pobres, la perspectiva de que la independencia prospere, es mayor, pero de que se convierta en un estado viable es menor, esa independencia no es importante para el mundo. No así en los países ricos, como España, que tienen garantías inmensas en el orden político, constitucional y alianzas como la UE. La independencia catalana es una quimera y la
UE no la avala temiendo que Europa estalle en movimientos similares y tuviera que administrar 5 o 10 futuras secesiones”.

Texas y Québec

El profesor Gustavo Morales señala dos casos en Norteamérica. Como Texas fue independiente después de que se separó de México, hay una suerte de romanticismo texano que vislumbra la posibilidad de tener su propio espacio. “Pero ese movimiento protexano es un tanto pobre, más bien débil, no es que sea inminente, pero mantiene sus reinvindicaciones nacionalistas”, dice.

Para Enrique Serrano, profesor de la Universidad del Rosario, hay actores más contundentes que los catalanes, pero siguen unidos, como Québec. “A pesar de tener la potestad, no han declarado su independencia”, dice. Y es el más fuerte de los separatismos de América, pues son francófonos, a diferencia del resto de Canadá, que es angloparlante, y goza de gran autonomía en la confederación canadiense, que decide su salud, su educación, expiden sus visados.

“Québec ha presionado para mantenerse dentro del Estado, pero siempre hay más demandas; aunque perdieron el referendo, el tema es recurrente”, asegura Morales. Mauricio Jaramillo, de la Universidad del Rosario, explica que el auge separatista se debe a que las regiones hoy se han catapultado, tienen mayor protagonismo, cada vez tienen más prerrogativas administrativas, fiscales y hasta de relaciones exteriores, de los gobiernos centrales.

Escocia, Gales e Irlanda del Norte, en Reino Unido

Los movimientos independentistas más llamados a triunfar son los de Escocia, Gales e Irlanda del Norte, que amenazan con dividir el Reino Unido. Morales dice que durante muchos años los separatismos de estos tres países no tuvieron apoyos diplomáticos en Europa, porque ante tanta demanda independentista en ese continente, a la UE no le interesaba apoyarlos. Pero con el Brexit, la ecuación cambió: Escocia, Gales e Irlanda se pusieron del lado de Europa e Inglaterra optó por tomar distancia. Entonces las cargas diplomáticas también: los tres separatistas hoy tienen el apoyo de Europa, que ve con entusiasmo que se les quieren unir, mientras que Inglaterra, que gozaba del apoyo europeo, se quedó sola. Para Mauricio Jaramillo, profesor de la Universidad del Rosario, “si Escocia llegase a separarse del Reino Unido sería mediante una consulta popular similar a la del Brexit, es decir, en el marco del estado de derecho, lo que le da legalidad, contrario al de Cataluña o Kurdistán en Iraq. Para Enrique Serrano, profesor de la Universidad del Rosario, la tendencia actual es a favor de la integración más que de la secesión. “Separarse es visto como expresión de unos nacionalistas radicales y conservadores, y no se traduce en beneficios para el país. Esa nación nace sola y se queda sola, hasta que logre crear vínculos internacionales que la hagan integrable al resto del sistema”, comenta el analista.

A decir de Serrano, hoy en día el gran pecado de las naciones es el aislamiento. La gran paradoja de estos movimientos independentistas, aunque prosperen, es esa: quedar solos. Y no les conviene ni económica ni desde la perspectiva de la unidad nacional porque los convierte en pequeñas naciones de una dimensión más discreta, opina el analista.

Serrano acepta que hay razones históricas que explican la vocación de independencia, pero sostiene que si han estado 100 o 200 años tratando de serlo y desaprovechan todas las oportunidades que la historia les brinda, muestra que no es tan conveniente esa independencia.

China, un polvorín

Aunque cuatro regiones buscan independizarse de China, Mauricio Jaramillo ve muy remota la posibilidad de que Tíbet, Hong Kong, Xin Jiang y Macao logren separarse de “uno de los países que mayor monopolio de la violencia ejerce. Las veces que han intentado levantarse, la respuesta de China ha sido muy dura”. Advierte que es difícil que la comunidad internacional los reconozca. Por ejemplo, India y países de Europa y Asia central se van a cuidar mucho de ello, “porque puede causar un efecto dominó de regiones con ínfulas independentistas”.

Muchos movimientos separatistas aducen razones económicas al no querer subsidiar a regiones más pobres, pero Serrano advierte que los estudios dicen que separarse puede ser más caro que subvencionar a los más pobres. “Casi todos los gobiernos son partidarios del estatuto y de no romper de manera abrupta cierto orden de cosas”, concluye Serrano.

Véneto y Flandes

En Italia hay tensión entre la región norte del Véneto, más pujante –se identifica más con las potencias céntricas como Suiza y Alemania– y la Italia pobre del sur, más mediterránea. En Bélgica la tensión es entre francófonos y cultura flamenca, de Flandes y el resto que habla holandés. “Flandes ha tenido esa pretensión separatista, y al ver lo que está sucediendo con Cataluña, movimientos así se fortalecen”, opina el profesor Gustavo Morales.

El analista Mauricio Jaramillo ve difícil que Flandes se independice de Bélgica, o Córcega de Francia, o Baviera de Alemania, o incluso Québec de Canadá, porque en esas regiones hay autonomías garantizadas por esos estados, formas de proteger sus culturas.

“No se trata del Estado que pase por encima de ellas, con discursos xenófobos o cercene las costumbres de sus comunidades. Al contrario, cada vez obtienen provecho de sus diferencias”, opina Jaramillo, resaltando que la diversidad es importantísima en las democracias de Europa occidental, no hay violación sistemática en su contra. “No tienen que independizarse para sobrevivir, el debate siempre estará en la agenda, pero es muy difícil que prospere”, apunta el internacionalista.

Casos especiales

Palestina es un caso estancado de independentismo, que en 2013 obtuvo el estatuto de estado observador de la ONU, pero no tiene ejército ni control sobre sus fronteras, ni reconocimiento ni relaciones diplomáticas. “Si se separa de Israel, nace condenada a morir porque vive en medio de un régimen de apartheid, facista, xenófobo, racista, violador de derechos humanos”, dice el analista Mauricio Jaramillo.

Puerto Rico: aunque la tendencia separatista data de la Colonia, hay un consenso en el que el pueblo quiere ser estado asociado de los Estados Unidos, se ha pronunciado en contra de esa independencia que lo puede poner en un limbo. Así el movimiento haya tenido hitos históricos importantes, nunca ha logrado convencer a la mayoría a dar ese salto y ha optado por la estabilidad económica cerca de EE. UU., pese a la fuerte crisis que afecta a este país, pero no la incertidumbre que derivaría de la independencia. Su movimiento independentista está debilitado y es muy difícil que logre acceder al poder”, concluye Jaramillo.

Otros movimientos separatistas son el de Baviera, de Alemania; Córcega, de Francia; Padania, de Italia; Groenlandia, de Dinamarca; Cashemira, de India, Baluchistán, de Pakistán y Yemen del Sur, de Yemen.

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