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Ausencia de Cristina de la campaña electoral pone a tambalear al kirchnerismo

En el ocaso de su Gobierno, la Mandataria argentina no solo enfrenta dificultades de salud. Está en juego el futuro de sus sector político que en dos semanas deberá encarar las elecciones legislativas.

13 de octubre de 2013 Por: Patricia Lee | Corresponsal de El País en Buenos Aires

En el ocaso de su Gobierno, la Mandataria argentina no solo enfrenta dificultades de salud. Está en juego el futuro de sus sector político que en dos semanas deberá encarar las elecciones legislativas.

Mientras la presidenta argentina Cristina Fernández de Kirchner se recupera satisfactoriamente de la cirugía en el cráneo por un hematoma subdural crónico, los tiempos políticos se aceleran en Buenos Aires, a dos semanas de las elecciones parlamentarias del 27 de octubre, cuando se inician los dos años finales del mandato presidencial.Una semana antes de la operación, la Presidenta sorprendió con su buena figura usando unos ajustados ‘leggings’, mostrando una notable baja de peso en los últimos meses. Pero a pesar de ese ‘look’ juvenil, sus problemas médicos se han venido acumulando en los últimos años, después de la muerte de su marido Néstor en 2010 y de su reelección en 2011, que coinciden con las crecientes dificultades económicas y con el ocaso de su gestión.La salud presidencialNo se trata del primer problema de salud de la presidenta argentina. Al hematoma subdural crónico debido a un golpe en la cabeza, recibido el 12 de agosto, se sumó una arritmia cardiaca. En enero de 2012, la Mandataria fue sometida a la extracción de la tiroides, después de ser erróneamente diagnosticada con cáncer, lo cual la llevó a un tratamiento hormonal que, según distintos especialistas, puede haber influido en su estado de salud, sobre todo en sus lipotimias, o bajas de presión, y en la arritmia.El manejo de la información sobre la salud presidencial ha despertado críticas, así como la actitud de los médicos presidenciales, ya que en esta semana, Cristina Kirchner volvió a su residencia el sábado 5 de octubre después del primer chequeo, pero tuvo que ser internada otra vez el lunes y operada el martes. Cuando Néstor Kirchner sufrió un ataque cardíaco en 2010, retomó sus actividades sin guardar reposo, para morir a las pocas semanas. El periodista y médico Nelson Castro, que publicó un libro sobre las enfermedades de los presidentes, ha hecho un polémico diagnóstico sobre Cristina, asegurando que padece el “síndrome de Hubris”, o enfermedad del poder.Según Castro, los síntomas “tienen que ver con las conductas públicas del líder” como “pérdida de contacto con la realidad y progresivo aislamiento; inquietud, impulsividad y desasosiego; excesiva confianza en el juicio propio y desprecio por las críticas y los consejos de los otros”.Acefalía presidencialAnte la enfermedad de Cristina Fernández, ha quedado a cargo el vicepresidente Amado Boudou, uno de los políticos más desprestigiados del país.Su estilo frívolo y gastador, manejando motocicletas o tocando la guitarra con bandas de rock, llevó a la misma Cristina Kirchner a calificarlo como “cheto de Puerto Madero”, el exclusivo barrio donde viven empresarios y políticos. Boudou está acusado de corrupción por haber actuado a favor de la venta de la imprenta Ciccone, encargada de fabricar los billetes, a un íntimo amigo suyo, cuando él era Ministro de Economía. Amado Boudou es una papa caliente para el Gobierno. A dos semanas del final de la campaña electoral, se cancelaron varios actos a los cuales debía asistir el vicepresidente en reemplazo de Cristina, por temor al daño que su figura pueda causar en las listas del oficialismo. La administración del poder fue delegada al secretario Legal y Técnico de la Presidencia, Carlos Zannini, en un Gobierno donde nunca hubo una reunión del gabinete de ministros, y donde el control está totalmente personalizado en la cabeza de Cristina, quien declaró en una entrevista publicada el mismo día que fue internada en la clínica, que solo confía en sus hijos.El ocaso del kirchnerismoLa repentina enfermedad presidencial significa que Cristina estará ausente por lo menos durante este último mes de la campaña electoral. Según la analista Graciela Römer, “este episodio va a generar dudas y disminuir los márgenes de acción para la Presidenta”. Para el analista Rosendo Fraga, del Centro para la Nueva Mayoría, “el problema de salud de la Presidenta irrumpe como un imponderable en la situación política, que puede modificar los escenarios existentes”. Según Fraga, “los últimos sondeos mostraron tendencias desfavorables para el oficialismo tanto en el ámbito nacional como en Buenos Aires, Capital, Santa Fe y Córdoba”.De acuerdo con las encuestas, el 27 de octubre se profundizará la derrota recibida por las listas del oficialista Frente para la Victoria en las Primarias Abiertas Simultáneas y Obligatorias del 12 de agosto, cuando, en la estratégica provincia de Buenos Aires, la lista oficial fue derrotada por la de otro peronista, Sergio Massa, intendente de la localidad de Tigre, al norte de la capital, que fue jefe de gabinete de Cristina.Massa puede ampliar significativamente su ventaja sobre la lista oficial en las elecciones de octubre, pues desde agosto hay un permanente drenaje de lealtades políticas del peronismo hacia el intendente de Tigre. Disputa por la sucesión se adelanta Ante el inevitable final del kirchnerismo, la ausencia coyuntural de Cristina ha acelerado la lucha por la sucesión en 2015. El gobernador de Buenos Aires, Daniel Scioli, que ha sido vapuleado por el Gobierno en público y en privado, intenta aprovechar esta circunstancia para presentarse como el posible sucesor. Sergio Massa también se presenta como una alternativa. El analista Rosendo Fraga aseguró que, según un sondeo difundido por Hugo Haime sobre la elección presidencial 2015, “está votando por Sergio Massa el 27,7 %, por el gobernador de Buenos Aires, Daniel Scioli, 24,5 %, por el socialista Hermes Binner el 11,3 % y en el cuarto lugar aparece Mauricio Macri con 8,6%”.Complicada economíaLa incertidumbre por las consecuencias políticas de la salud presidencial y los evidentes cortocircuitos en la cima del poder también han provocado nerviosismo económico. El dólar paralelo se acercaba el fin de semana a la barrera de los diez pesos, mientras que el oficial se cotizaba en 5.83, una diferencia de más del 70%. La inflación, que los analistas calculan en el 25 % para este año, y que el gobierno calcula en 10 %, ha llevado el kilo de tomate a cuarenta pesos (cerca de 6,50 dólares o 13.000 pesos colombianos), y el kilo de pan a 22 pesos (cuatro dólares u ocho mil pesos).Las reservas del Banco Central continúan en caída, sigue la fuga de dólares a pesar del cepo cambiario y de la imposibilidad de comprar dólares al precio oficial, y los mercados externos de capitales continúan cerrados desde el default de 2001. El fracaso de las medidas puestas en práctica por el secretario de Comercio, Guillermo Moreno, para contener la inflación y evitar la fuga de divisas, como el control de precios y el cierre de las importaciones, se está convirtiendo en una pesada carga para la Presidenta, que deberá decidir sobre la continuidad del funcionario después de las elecciones.Si bien todos los rincones políticos le han dado una tregua a la mandataria, esperando que se recupere rápidamente, Cristina Fernández necesitará de su mejor salud para enfrentar estos dos años finales de su mandato.

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