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Aumenta el hambre en Maracaibo, Venezuela

Según los residentes, hace seis meses se agravó la situación, falta papel higiénico, pilas, comida, aceite, medicamentos y hasta cajas para que los restaurantes hagan sus domicilios.

8 de abril de 2014 Por: Nelson Mata | Enviado especial a Maracaibo.

Según los residentes, hace seis meses se agravó la situación, falta papel higiénico, pilas, comida, aceite, medicamentos y hasta cajas para que los restaurantes hagan sus domicilios.

Pese a tener 5 meses de gestación, Elizabeth Tapias llega a las 8 de la noche a las afueras de la central de abastos Bicentenario, se acuesta en un cartón y espera a que amanezca para ser de las primeras en la fila para comprar comida.“Esto aquí es del Gobierno, te registran la cédula y solo te venden mercado una vez a la semana, cosas de la cesta básica, pero escasea la leche, azúcar, harina pan, pollo, ay chico! ", dice la morena de 29 años mientras se soba la barriguita.Su clamor refleja el alto grado de inconformidad de los habitantes de Maracaibo, capital del estado de Zulia, fronterizo con el norte de Colombia.Según los residentes, hace seis meses se agravó la situación, falta papel higiénico, pilas, comida, aceite, medicamentos y hasta cajas para que los restaurantes hagan sus domicilios. Las farmacias se volvieron tiendas para vender mayonesa y crema dental, en las que se forman extensas filas (colas), y la comunidad, tratando de ponerle humor a su drama, acuñó un chiste: “cuál es el animal con la cola más larga? No es el lagarto, es el pollo de supermercado”.Genessy Julio, quien también va a comprar al Bicentenario, dice que la escasez es una consecuencia del frecuente “bachaqueo”, nombre dado a la reventa de productos en el mercado negro, con precios astronómicos.“Una bolsa de leche cuesta 28 o 30 bolívares, pero si uno necesita más de las dos bolsas que el Gobierno te vende por semana, los bachaqueros te cobran 150 bolívares”.Este periodista recorrió la vía desde Paraguachón, en La Guajira colombiana, hasta Maracaibo. A lado y lado de la carretera se ven las chazas improvisadas de los bachaqueros, donde el producto que impera es la gasolina de contrabando.Enrique*, quien se dedica a ese oficio clandestino, narra que lo hace porque se quedó sin empleo. “Si viene la Policía a quitarnos las pimpinas, nos hacemos matar, porque aquí estamos peleando por la comida de los chamos. Si dejan pasar la gasolina (ilegal), nuestros revólveres estarán guardados”.El fenómeno del bachaqueo comienza cuando estas personas compran mercancía al por mayor en Venezuela y la revenden allá mismo o en el municipio colombiano de Maicao. Ingrid Loaiza, contadora y habitante de la localidad, explica que la devaluación del bolívar frente al dólar y el peso, hace que los colombianos vayan a mercar y comprar en Zulia, dejando a esa población con la escasez.A la devaluación se suman las restricciones a las divisas y la importación de algunos productos, como el papel periódico y los automotores.El taxista maracucho Claudio Pérez* denuncia que para comprar un carro o un repuesto hay que inscribirse en una extensa lista de los concesionarios. “Y si uno quiere que lo pongan de primero en la lista, tienes que pagarle un soborno al vendedor”.En efecto, basta dar una vuelta por las principales circunvalaciones de Maracaibo para encontrar concesionarios vacíos y casinos a los que ni los fantasmas rondan.Cada vez es más frecuente hallar puñados de personas protestando en la calle. El fin de semana, varias mujeres, incluso niñas de 10 años, se congregaron para exigir mejores condiciones de vida. Sus cantos fueron: “No hay azúcar, no hay café, en Venezuela lo que hay es escasez” y “No hay harina, no tengo pollo, en Venezuela no se consigue ni un coño”.Este lunes, Venezuela amaneció con un fuerte rumor de cierre de centros comerciales un día a la semana por ausencia de clientes y productos. Muchos establecimientos apagaron los ascensores y escaleras eléctricas para ahorrar energía, y cerraron los baños públicos porque no hay papel higiénico.Víctor Maldonado, director ejecutivo de las Cámaras de Comercio, declaró en los medios de comunicación que la crisis ha provocado el despido de 60.000 empleados del sector comercial y que, de aplicarse el cierre de un día por semana, se afectarían otros 600.000. A diario, los centros comerciales venezolanos reciben 2.4 millones de usuarios, según Maldonado.Para Harrison Romero, subgerente del mall Tracking, su gremio está sufriendo por las restricciones a las divisas y el bachaqueo, que “a fin de cuentas es un problema de conciencia, porque la gente se está acostumbrando a comprar y vender ilegalmente”.Es el mismo bachaqueo que a veces deja a la embarazada Elizabeth sin la leche para sus hijos de 5 y 9 años. Por eso expresa con resignación que “si no hay, te toca volver a tu casa con las manos peladas”.*Nombres cambiados por solicitud de las fuentes.Estos son los diarios del proyecto Todos Somos Venezuela.

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