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Así es Donald, el hombre que le dio una 'Trumpada' al establecimiento

Contra todos los pronósticos, y a pesar de su discurso incendiario, Donald Trump logró triunfar incluso en estados de mayoría demócrata. ¿Quién es el hombre más amado y más odiado del planeta hoy?

9 de noviembre de 2016 Por: Redacción de El País y agencia AFP

Contra todos los pronósticos, y a pesar de su discurso incendiario, Donald Trump logró triunfar incluso en estados de mayoría demócrata. ¿Quién es el hombre más amado y más odiado del planeta hoy?

El republicano Donald John Trump, un excéntrico millonario de 70 años, antipolítico, incendiario y ególatra, es hoy el virtual nuevo presidente de los Estados Unidos, luego de derrotar a su rival, la demócrata Hillary Clinton, en una elección que derrumbó todos los pronósticos.

La Casa Blanca la gana quien conquiste 270 votos electorales, pero esta madrugada Trump lideraba la carrera con 276 votos electorales, frente a 218 de Clinton.

Trump solo esperaba que concluyeran los escrutinios en los estados de Michigan, Wisconsin, Arizona y Alaska, que en total aportan 40 votos electorales, para proclamar el triunfo definitivo. En todos ellos el republicano se imponía a la ex secretaria de Estado demócrata. 

Fue una victoria aplastante y sorprendente, pues el polémico multimillonario logró imponerse en estados como Florida, Iowa, Ohio y Carolina del Norte, donde se preveía una reñida competencia y muchos analistas daban a Clinton como segura ganadora.

El miedo a una victoria de Trump, que ha dicho que los mexicanos son "violadores" y "narcotraficantes", y que si es elegido deportará a 11 millones de indocumentados del país, movilizó a muchos hispanos, la primera minoría del país.

Sin embargo, el candidato republicano ganó en Florida, donde viven mucho de los estadounidenses de origen latino, lo que propinó un importante golpe a las aspiraciones de Hillary Clinton.

Acusado de xenófobo y sexista, impulsivo, excesivo y con un ego desbordante, Donald Trump desafió todos los pronósticos y supo interpretar como nadie los temores de una clase media blanca frustrada, a partir de un discurso corrosivo que se enfocó en las frustraciones e inseguridades de los estadounidenses en un mundo en mutación.

Antes de lanzar su campaña, en junio de 2015, el empresario era sobre todo conocido por su inmensa fortuna, por sus hoteles de lujo, campos de golf y casinos que llevan su nombre, sus divorcios de revista y por ser el animador estrella del programa de telerrealidad 'El Aprendiz'.

Con su estilo frentero y polémico el magnate hizo estallar el partido republicano, incapaz de comprender a sus electores. Pero demostró ser un formidable animal político que se vendió como ícono: el millonario héroe improbable de la clase trabajadora que promete "devolver a Estados Unidos su grandeza".

Donald Trump, cuya fortuna personal se estima en más de US$5.000 millones, se atreve a decir de todo, realmente de todo. Denuncia un sistema político "manipulado", acusa a funcionarios de "corruptos" y en su opinión los medios de comunicación "envenenan el espíritu de los estadounidenses".

Ofrece soluciones simples a problemas complejos: para detener la inmigración clandestina quiere construir un muro en la frontera mexicana, pagado por México. Habla de expulsar a los 11 millones de indocumentados, en su mayoría latinoamericanos. Y promete devolver empleos a Estados Unidos renegociando acuerdos comerciales internacionales.

Para prevenir ataques terroristas, defiende la prohibición de entrada al país de inmigrantes provenientes de naciones con "una historia probada de terrorismo", luego de haber dicho que rechazaría a todos los musulmanes. Durante la campaña insultó a mujeres, musulmanes, latinos, y alienó a los negros.

Es arrogante, carismático, rudo y a veces simpático. Y a pesar de que se contradice y se mostró incómodo en los tres debates presidenciales, sus seguidores creen en él a pie juntillas.

Trump desembolsó 56 millones de dólares de fondos propios para financiar su campaña, lo que contrastó profundamente con la figura de Hillary Clinton, cercana a Wall Street y a menudo odiada. Trump la apodó "Hillary la Tramposa".

Al margen de su perfil político, su vida privada está llena de lujos. Su esposa Melania, una exmodelo eslovena de 46 años, se ocupa de criar a Barron, el hijo de ambos que ahora tiene 10 años, lejos de los focos y la atención pública.

La pareja vive en un penthouse triple en la cúspide la torre Trump en Manhattan -un verdadero mini Palacio de Versalles- y se desplaza en un Boeing 757 privado, con su apellido estampado en letras gigantes, el mismo que suele servir de fondo en sus mítines.

Sus hijos mayores, Ivanka, Donald Jr, Eric y Tiffany, son sus principales pilares. Todos se han involucrado al máximo en la campaña de su padre, a quien han defendido hasta la saciedad.

Con su característica melena rubia, impecablemente vestido, fascina y horroriza a la vez. Miente tanto y sobre tantos temas, que los verificadores de hechos perdieron la cuenta. Durante la campaña, cuando una decena de mujeres lo acusaron de besos robados y gestos sexuales inapropiados, él las tachó a todas de mentirosas.

No es precisamente de ideología inamovible: fue demócrata hasta 1987, luego republicano (1987-1999), miembro del partido de la Reforma (1999-2001), demócrata otra vez (2001-2009) y nuevamente republicano.

Nacido en Nueva York, es el cuarto de cinco hijos de un promotor inmobiliario neoyorquino. Temprano fue enviado a una escuela militar para intentar calmar su temperamento volcánico. Tras estudiar negocios, se unió a la empresa familiar. Su padre lo ayudó con lo que Trump denominó "un pequeño préstamo de un millón de dólares".

Tomó el control del negocio familiar en 1971 e impuso su sello. Si su padre construía apartamentos para la clase media, él prefirió las torres de lujo, los hoteles-casinos y los campos de golf, de Manhattan a Bombay.

Además, es un apasionado del espectáculo: le encanta la lucha libre y hasta 2015 fue copropietario de los concursos Miss Universo y Miss Estados Unidos. De 2004 a 2015 animó 'El Aprendiz', programa que fue visto por decenas de millones de telespectadores.

En su carrera, promovió y fue objeto de decenas de demandas civiles vinculadas a sus negocios.

Se negó a publicar sus declaraciones de impuestos -una tradición para los candidatos a la Casa Blanca- y reconoció a regañadientes que no había pagado impuestos federales durante años, tras haber declarado una pérdida colosal de 916 millones de dólares en 1995. "Eso me hace una persona inteligente", dijo.

Trump asegura que tiene un programa "fenomenal" para sus primeros 100 días. Pocos lo creen. Durante la campaña demostró ser su peor enemigo, metiendo regularmente la pata con declaraciones sensacionalistas o con tuits sorprendentemente inmaduros.

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