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“Un interno le cuesta al Estado $9,7 millones al año” : Director del Inpec

El director del Inpec, general Gustavo Ricaurte, dice que manejar internos “exige tener agallas”.

10 de diciembre de 2012 Por: Fenner Ortíz | El País, Bogotá

El director del Inpec, general Gustavo Ricaurte, dice que manejar internos “exige tener agallas”.

El general Gustavo Adolfo Ricaurte, director del Instituto Nacional Penitenciario y Carcelario (Inpec), habla sin rodeos. Su tono de voz, en Do Mayor, demuestra el carácter para dirigir una de las entidades más cuestionadas y polémicas del país.El recién ascendido General reconoce que es muy complicado manejar tantos internos, más cuando de ellos 140 son extraditables y 400 de alto perfil delincuencial, que siempre estarán buscando la oportunidad de asociarse y volver a las calles. Tanto que advierte que controlar internos de alta peligrosidad “tiene sus agallas”.¿Hay cárcel para tanta gente?El Instituto cuenta con 76.000 camas y tenemos un promedio de 80.000 condenados, sin tener en cuenta los sindicados que también ocupan nuestras penitenciarias, o sea que el instituto podría soportar solamente a los condenados, y los sindicados deberían estar en cárceles municipales. Hay un crecimiento del 1,7% anual, empezamos con el 0,97%. En la actualidad se quedan 2.000 presos mensuales, o sea que habría que construir una cárcel mensualmente con el crecimiento que tenemos.¿Cómo va el tema de las audiencias virtuales?Hemos avanzado en el tema de las audiencias virtuales. Con la colaboración de los jueces pasamos este año de cero a 1.000, eso nos economiza recursos, minimiza riesgos, viáticos, pasajes y la agilidad del proceso. Nosotros le presentamos un proyecto a la señora Ministra de una reforma al Código Penitenciario para que tome los temas que más interesan y que lo radique el año entrante para determinar un derrotero a 30 años del instituto.Usted toca el tema del proyecto y en éste se ha abierto una polémica porque propone permisos a reclusos para que salgan a trabajar y que vayan a dormir a los sitios de reclusión...En varios países del mundo existen cárceles abiertas, semiabiertas y cerradas. En Colombia funciona lo mismo pero con otro nombre. La abierta es la domiciliaria, tenemos más de 22.000 en este esquema, eso ayuda a minimizar gastos de salud, alimentación y demás cosas que se requieren. Un interno en Colombia le cuesta al Estado $9,7 millones al año, es decir -más o menos- un promedio de $29.000 diarios. La semiabierta son la libertad condicional, permisos administrativos de 72 horas, franquicia de la libertad, todo lo otorgan los jueces, y la otra es la cerrada que es la intramural nuestra. ¿También cuentan las manillas?Tenemos la medida sustitutiva de libertad que son las manillas, ese es un contrato que está en cabeza del Ministerio de Justicia y hoy tenemos un promedio de 3.840 internos con esa medida alternativa. En total se contrataron 4.000 manillas, estamos casi en el tope. Un preso con manilla le cuesta al Estado un promedio de $450.000 mensuales. Ahí también tenemos una economía.En los últimos días ha habido mucho ruido por las amenazas de fugas, los desbloqueadores de señales telefónicas y el karma que tiene con alias Fritanga. ¿Esto es muestra que aún hay mafias al interior del Inpec?No, lo que pasa es que Colombia en los últimos dos años, en el gobierno del presidente Juan Manuel Santos, en una política muy importante de seguridad ciudadana, se han producido unas capturas históricas. Se han detenido capos de todas las índoles y, obviamente, estos narcotraficantes son un riesgo. Hace dos años no teníamos esas afugias, pero con esas detenciones no sabemos dónde ponerlos, porque nosotros tenemos nueve pabellones de alta seguridad y, entonces, nos toca rotarlos y como son tantos pues, finalmente, se terminan encontrando y cuando usted reúne a cuatro internos de alto perfil o de alto valor estratégico para el Gobierno, se terminan asociando y no están pensando en hacer cosas buenas sino en hacer cosas malas. Y, ¿los planes de fuga?Son muchos los ruidos de que hay planes de fuga, que quieren permear la guardia, que la quieren corromper, que le están pagando; entonces eso hace que tengamos las alertas prendidas y que tengamos que hacer esos movimientos en tiempo récord, como el caso de ‘Fritanga’.Pero, ¿el simple hecho de que alias Fritanga tuviera la posibilidad de escoger su colchón para dormir no demuestra que algo no está funcionando al interior del Inpec?Es que nosotros nos hemos acostumbrado a que ‘palo porque abogas, palo porque no abogas’. Si hubiera entrado el colchón no nos hubiéramos dado cuenta, pero como el director del centro carcelario se opuso a la entrada vino la bulla. Muchos internos por tutela o derechos de petición piden que les dejen entrar colchones ortopédicos, pero solo se permiten con prescripción médica corroborada.Entonces, ¿qué pasó?Se ha criticado porque no le dejaron la torta, los mariachis, etc. si hubieran entrado no habría escándalo, pero como no lo dejaron entrar hubo escándalo. Había un plan de fuga con ‘Fritanga’. Si no se hubiera trasladado y se hubiera fugado estaríamos metidos en un problema inmenso y yo estaría botado de la Policía y el Inpec, pero como lo trasladamos dicen ¿por qué lo trasladan? Es muy complicado manejar 240 extraditables y 400 internos de alto valor y alto perfil delincuencial. Eso tiene sus agallas. En materia de salud, ¿se les convirtió en un lío el contrato con Caprecom?Caprecom viene trabajando con el Instituto desde el 2009, en cumplimiento a un decreto presidencial en el que se nos ordena contratar con ellos. Cuando surge el decreto, el Inpec ya no se hace cargo de estos servicios y los médicos y paramédicos de la institución se dedican a hacer actas de ingreso y otras cosas. Con Caprecom se contrató los servicios intramurales y una póliza de No POS para enfermedades de alto costo.¿Qué pasó ahí?Caprecom venía bien, pero lo que no se previó fue el crecimiento poblacional carcelario. Entonces la plata que se le inyectó a Caprecom no le alcanzó para cubrir esa diferencia de las cuotas de capitación de quienes están en el sistema subsidiado y los del contributivo, ahí una diferencia muy grande en costos y tuvieron un revés. Cuando entra esta administración se ordena es hacer una matriz de control y pagarles únicamente los servicios que prestaban.El año pasado nace la Unidad Administrativa Penitenciaria que le corresponde velar por la salud de los internos. Caprecom, tengo entendido, va hasta el 31 de diciembre y el año entrante, con el nuevo decreto, habrá más maniobra, porque se contratarán servicios con la red pública nacional y con EPS regionales.Pero, ¿se solucionará el problema?La población seguirá creciendo y mantendremos internos con enfermedades de muy alto costo porque llegan enfermos de Sida, enfermedades pulmonares y adultos mayores, tenemos 1.700 ancianos y 2.200 psiquiátricos que no los quieren tener las familias ni la sociedad. Ese es un trabajo muy importante.¿Cómo hace un director del Inpec para maniobrar con tanto sindicato?En el primer trimestre de este año quisieron unificarse y ese proceso iba muy bien. Cuando llegué se contaba casi con 7.800 afiliados, hoy hay como 4.500. Se crea una unidad de trabajadores penitenciarios, teníamos mucha esperanza en un solo sindicato, pero termina este año y vemos que ha crecido el número, ya hay 51.¿Pero cómo maniobra usted con 51 sindicatos encima?Bueno, hay que aprender mucho, porque en sindicalismo hay que conocer la jurisprudencia y saber entenderlos. Es un número importante de sindicalistas aforados que tienen su fuero legal que hay que respetarlo. Lo único que pudimos lograr fue disminuir el número de permisos mensuales y anuales porque afectaban el erario y ellos entendieron, digamos que normalizamos los permisos mediante actos administrativos. Antes, todo el mundo pedía permisos, hoy están centralizados en los presidentes y eso ha ayudado para que puedan hacer su trabajo sindical.Si tuviera que hacer un balance sobre su paso por el Inpec, ¿cómo lo evaluaría?El Instituto Nacional Penitenciario es, obviamente, una institución autónoma, con administración propia de su presupuesto, pero una institución muy compleja, porque se administran seres humanos. Hoy en día el sistema carcelario se acerca a los 114 mil internos, pero con un gran compromiso del Gobierno de fortalecer el sistema y salirle al paso a los inconvenientes que se han venido presentando.

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