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Secuestro en Miraflores: trece años de una “tortura”

Los familiares del sargento Luis Alfredo Moreno esperan que la guerrilla anuncie su liberación, a través de una lista entregada a Piedad Córdoba.

3 de agosto de 2011 Por: Daniel Suárez Pérez I Redacción El País

Los familiares del sargento Luis Alfredo Moreno esperan que la guerrilla anuncie su liberación, a través de una lista entregada a Piedad Córdoba.

“En el segundo aniversario de tu muerte, como muestra de mi gran estimación y con un sentimiento triste, estas palabras quiero hacer llegar para los soldados, mis buenos amigos y mis compañeros caídos en la acción: sargento segundo Cuesta Fernández Carlos y sargento segundo Gutiérrez Castro Juan. Hace dos años exactamente, un 3 de agosto de 1998, siendo aproximadamente las 14:00 horas, de un día frío y nublado, el Señor Todopoderoso nos brindaba la oportunidad de estrechar nuestra mística hacia el cumplimiento del deber y las palabras abiertas eran acompañadas por tantas sonrisas. Pero quién pensaba que esta sería la última vez, y que esas sonrisas se cambiarían de un momento a otro en tristeza, desolación y dolor en el alma...”Este es un fragmento de una de las 60 cartas que ha recibido María Concepción Chagüezá durante los trece años de secuestro que cumple hoy su hijo, el sargento Luis Alfredo Moreno Chagüezá.María Concepción hace una pausa. Eleva la mirada. Se seca las lágrimas. Recuerda que esa carta se la mandó su hijo en el 2000 desde San Vicente del Caguán. Pese a que la zona de distensión ya no existe, su hijo sigue secuestrado. Hoy se cumplen trece años desde que las Farc se lo llevaron. Las líneas son uno de los pocos testimonios escritos por el sargento sobre la toma guerrillera a Miraflores, Guaviare. Durante dos días, 500 guerrilleros se enfrentaron a 200 miembros de la Policía Antinarcóticos y del Batallón Joaquín París del Ejército. En el ataque murieron nueve uniformados y fueron secuestrados 22. Luis Alfredo fue uno de ellos. Junto al sargento del Ejército, Róbinson Salcedo, son los únicos sobrevivientes que permanecen en cautiverio.El olvido“Es que lo ponen a sufrir a uno, lo confunden. Piedad Córdoba nos dijo que tenía una lista con el nombre de unos secuestrados. Nos dijo que ayer nos íbamos a reunir pero luego nos avisaron que teníamos que viajar a Barrancabermeja a mediados de este mes”, expresó Elena Chagüezá, la tía de Luis Alfredo que reside en Cali.La mujer agrega que “cuando estaban secuestrados los diputados se hacían muchas reuniones y siempre estaban hablando de ellos. Cuando Ingrid estaba secuestrada, la mamá mantenía enviando mensajes y liberaron a la hija y todo se acabó, a ver dónde está lo humana que decía ser. Ella debió seguir trabajando por los secuestrados, yo si quisiera preguntarle ¿qué pasó?”.María Concepción le pide al Gobierno que se reúna con ella. “Es un silencio, no se ha pronunciado, no se ha hecho ninguna reunión con nosotros. Nos sentimos desprotegidos y no sólo por el Presidente, todos los ciudadanos los olvidaron”.La madre de Luis Alfredo manifiesta que “a ‘Cano’ le decimos que deje de perjudicar a las personas. Ya son trece años”. La espera“No hay un minuto que no piense a mi hijo. No tengo ya palabras para decir todo lo que siento. Anochece y yo me quedo pensándolo y oro por él, dan las 2:00 a.m. y estoy pendiente de la radio”, dice María Concepción. La tía de Luis Alfredo comenta que la última imagen que tienen de él es una fotografía en cautiverio que fue tomada de un video. La grabación fue incautada por las autoridades hace tres años, en Villavicencio, a un correo humano de la guerrilla. El militar, de 42 años, aparece atado con unas cadenas en el cuello. María Concepción aún cree que es otra persona, dice que lo reconoció por su voz. “Esas cadenas hoy lo deben de tener peor”, repite entre dientes.Desde esa fecha los familiares de Luis Alfredo le envían mensajes por radio. El que más aparece es un sobrino de 8 años. Todos los domingos en la madrugada le cuenta chistes y adivinanzas. “Él le dice: piensa, piensa tío, y después de un rato le da la respuesta, como si estuvieran conversando. Él nos comenta que hace eso para que su tío no se sienta triste”, cuenta María Concepción.La mamá de Luis Alfredo dice que entre las cosas que más extraña de su hijo es que esté pendiente de las celebraciones. “La semana pasada cumplí años, dio la casualidad que tenía que viajar a Cali a unos exámenes. Igual no quería quedarme en mi casa, porque él siempre me llamaba a felicitarme y a mis hijos les decía que me sacaran de la casa. Quedarme allá me traía recuerdos”.María Concepción asegura que cuando liberen a su hijo se mejorará: “me duelen las rodillas, la espalda y tengo problemas en el estómago. No soy sólo yo. Mi esposo vive triste. Yo he estado enferma, pero salgo. Desde que secuestraron a mi hijo no trabaja. Él mantiene sentado, enfermo y pendiente de las noticias. Casi siempre se la pasa en la terraza de la casa mirando hacia abajo, como esperándolo”.

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