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¿Qué hechos macabros esconde La Escombrera en la comuna 13 de Medellín?

Desde este lunes, en la Arenera, se inicia una excavación que permitiría hallar los cuerpos de al menos 50 desaparecidos en la que es considerada una de las fosas comunes más grandes de Latinoamérica. ¿Se desenterrará la verdad?

27 de julio de 2015 Por: Elpaís.com.co l El Colombiano - Colprensa

Desde este lunes, en la Arenera, se inicia una excavación que permitiría hallar los cuerpos de al menos 50 desaparecidos en la que es considerada una de las fosas comunes más grandes de Latinoamérica. ¿Se desenterrará la verdad?

En este sector hay una montaña de escombros. Debajo, cadáveres, tal vez 50, tal vez más, tal vez menos, el testimonio de la crueldad que por años sacudió a la comuna 13 de Medellín y que  este lunes empezará a ser escarbada para buscar a las víctimas que dejó la guerra -sucia como todas las guerras- en este sector de Medellín.

Al fondo, la ciudad, imponente y dura, y ahí, en las calles cercanas, la ironía, un grupo de mujeres de miradas tristes esperando que sus seres amados sean encontrados muertos. 

Familiares de desaparecidos esperan respuestas

Una señal de Dios le dice a Margarita Restrepo, de 52 años, que su hija Karen Vanessa Restrepo podría estar ahí. La señal la recibió hace cinco años, cuando Dios se apiadó de sus ruegos y decidió convencerla de que ya dejara de esperarla, que su hija ya habita “en el reino de los justos”. 

"Todos los días le pedía al Señor que me diera una señal, que yo me iba a morir de la incertidumbre, que me dijera si ella vivía o ya no había esperanzas, hasta que una noche tuve un sueño con ella: la vi descalza, con un vestido rosado y entre un pantanero...", asegura Margarita: trigueña, robusta y triste, entiende que ese sueño significa que Vanessa, de 17 años, fue asesinada y sepultada. Y llora.

Enseña una foto tamaño documento de su hija y luego la abriga entre sus manos como si fuera un tesoro. Su pequeña, recuerda, desapareció el 25 octubre de 2002. Ese día la vio por última vez en la mañana. 

"Me despedí de ella, que se quedó durmiendo, y como a las once me llamó y me dijo que iba para estación del metro a encontrarse con dos compañeritos, sé que sí llegó y se encontró con ellos porque una amiga de ella me dijo después que los había visto a los tres", relata Margarita. 

Pero han pasado 13 años y ni Vanessa ni los muchachos de la cita, Cristian Adrián Castrillón Castrillón y John Jairo Durango Machado, todos menores, han aparecido. 

Margarita está convencida de que en La Escombrera de San Javier debe estar su hija enterrada, pues entre los años 2000 y 2002, la desaparición forzada fue uno de los fenómenos delincuenciales que más sacudió a la comuna 13. 

Eran los tiempos cuando las Milicias Urbanas de las Farc dominaban el sector y a la vez se empezó a agudizar un enfrentamiento con grupos paramilitares, en medio del cual los civiles ponían a las víctimas.

La Escombrera, se cree, oculta esa verdad y es lo que se espera con las excavaciones que se inician en el polígono uno, un sector conocido como La Arenera, con 24.000 metros cúbicos de tierra que habrá que remover para hallar a las víctimas. 

No será fácil, pues tras trece años de ruegos para que dejaran de depositarse escombros en el sitio, el clamor nunca fue escuchado y la montaña de tierra siguió elevándose y a la vez ocultando cada vez más la verdad, las evidencias. 

"Cada palada de tierra que cae, cada volqueta que pasa, es otro dolor que se nos crece", dice la hermana Rosa Emilia Cadavid, del convento de la Madre Laura, que fue el refugio de cientos de mujeres de esta zona de la ciudad cuando la violencia les arrebataba a sus hijos, sus esposos, sus hermanos y cuando en las calles solo había dolor, muerte.

Lea también: Según Fiscalía, en Colombia habría 26 mil casos de desaparición forzada

Una espera que no termina

A Luis Javier Laverde Salazar nunca le faltaba su bigote. Y así lo tiene en la foto su esposa Luz Elena Galeano, que tras siete años de saberlo desaparecido, no lo ha borrado de su mente. Y lo sigue buscando. Y esperando, aunque ya sin esperanza por lo menos de que tenga vida. 

"Al que desaparecen ya es muy difícil encontrarlo vivo, porque a ellos les borran los rasgos físicos y las señas para que uno no los reconozca, pero yo aspiro a que al menos se encuentre su cadáver para darle cristiana sepultura", repite Luz Elena, de unos 42 años, que no para de amasar dolor por Luis Javier.

Cómo no hacerlo, “si era el hombre más tierno y querido del mundo con sus hijas y conmigo”, dice Luz Elena. Ella, como todas las mujeres de la comuna, las 143 que hacen parte del colectivo Mujeres caminando por la verdad, tiene clara la fecha en la que por última vez recibió un cariño de su ser querido.

"Lo desaparecieron el 9 de diciembre de 2008, cuando ya dizque se habían desmovilizado los paramilitares. Él era comisionista de propiedad raíz y comerciante. Ese día eran como las 6:45 p.m. y me llamó, dijo que venía en el colectivo, que le fuera calentando la comida que traía mucha hambre. Pero pasaron 15 minutos, 20, media hora y nada, me empecé a preocupar, el celular se iba a buzón y a la hora empecé a buscarlo". Esa noche no llegó. Esa noche empezó la pesadilla para sus dos hijas, de 11 y 15 años, a las que hostigaba con cariños, con mimos, con abrazos, con ternura.

Y entonces, tras sufrir los protocolos que padece todo el que reporta una desaparición, a los dos o tres días, ya luz Elena había entendido que Luis Javier, el amoroso, era una víctima más de las infamias del conflicto. "Al otro día madrugué a poner la denuncia, pero en la Fiscalía no me la recibieron, que tenía que esperar 72 horas. Cómo no hicieron una excepción para esas denuncias en esta zona, sabiendo las cosas tan horribles que estaban pasando", se pregunta esta dulce mujer, que parece una guía para las demás señoras azotadas por el mismo dolor. 

Ella las abraza, les habla al oído con toda la dulzura y casi que les siente el alma. ¿Tendrá tanta ilusión como su amiga Margarita, a la que acaba de darle consejos? "Tengo la esperanza de que lo voy a encontrar, no digo que vivo, pero sí su cuerpo. Este proceso de excavaciones es un logro, valoro el esfuerzo de las Mujeres caminando por la verdad y creo que lo que empieza en La Escombrera es una gota de esperanza". 

Luz Elena dice que en caso de no hallarse los cadáveres que se espera estén en el polígono uno, se inicie la búsqueda en otros dos polígonos, pues esta primera excavación se está haciendo basados solo en testimonios de los victimarios, paramilitares confesos, pero las víctimas también tienen sus verdades y, según estas, hay otros lugares con víctimas sepultadas. 

¿Por qué la Arenera? 

En este lugar, según confesiones del exparamilitar del Bloque Cacique Nutibara, Juan Carlos Villada, alias “Móvil 8”, su comando enterró al menos a 50 personas. Se calcula que hay entre 100 y 110 en toda La Escombrera. 

Para hallarlas será necesario remover 24 mil metros cúbicos de tierra y cavar 8 metros abajo, según Caterine Heyck Puyana, directora de Articulación de Fiscalías Nacionales Especializadas.

Toda la Escombrera, se calcula, tiene cinco millones de toneladas. El proceso, inicialmente, tardará cinco meses y no es seguro que se den hallazgos. Pero las víctimas lo ven como una luz. Han esperado trece largos años o más para que al menos se dieran las excavaciones, qué mas da otros cinco meses. O años, si tocara. 

Adriana Arboleda, de la Corporación Jurídica Libertad, que defiende y acompaña a las víctimas, eleva un clamor para que no se sigan depositando escombros, pues aunque se excavará en el polígono uno, en el sector aledaño siguen llegando volquetas con material.

"Por testimonios de las víctimas sabemos que hay otros sitios del sector donde también hay cadáveres, como en San Cristóbal y varios lugares. En La Escombrera hay que parar ya los depósitos, no esperar a que termine el contrato con Bioparques, que es un particular, sino darles prioridad a las víctimas, entre más escombros se arrojen mayor la dificultad para hallar los cadáveres", advierte la abogada. 

Su corporación tiene estructurada una ruta forense que incluye más lugares y que será presentada este lunes. 

Jorge Mejía Martínez, consejero para la Convivencia, la Reconciliación y la Vida de la Alcaldía de Medellín, ha explicado que en la zona de las exploraciones habrá tres anillos de acordonamiento: en el primero estarán los expertos forenses y en excavaciones, que son los que harán el trabajo inicial de buscar a las víctimas sepultadas; el segundo, que será ocupado por las autoridades policiales, pues su presencia en el sitio será necesaria las 24 horas; y el tercero, para los familiares de los desaparecidos, que podrán estar todo el tiempo al tanto de lo que sucede en la búsqueda. 

"Vamos a llevar a cabo un ejercicio de articulación institucional muy serio entre las diferentes autoridades que creemos que es único en el país y el mundo", ha dicho el funcionario.

"Con el tema de La Escombrera la ciudad empieza a saldar una deuda histórica que tenía con las víctimas", siente el concejal Luis Bernardo Vélez. 

Desde este lunes, La Escombrera será una esperanza para esa montaña de dolor que se amasa en las almas de las madres y viudas de la comuna 13, esa que les aprieta las vidas y que solo aflojará cuando -¡qué ironía!- vayan apareciendo los cadáveres

El quiebre de la operación Orión en 2002

Los días 16 y 17 de octubre de 2002 se llevó a cabo la llamada Operación Orión, con la cual las Fuerzas Armadas pretendían dar captura y desterrar a los integrantes de las Milicias Urbanas de las Farc y el Eln, que actuaban en la comuna 13 imponiendo un régimen de miedo y muerte, que se agudizó cuando empezaron a entrar las autodefensas a combatirlos.

En medio del fuego cruzado quedaron los civiles, que cayeron por decenas o centenares en las calles. Testimonios posteriores confirmaron que la toma fue apoyada por el Bloque Cacique Nutibara de las AUC. El saldo oficial de la operación dio cuenta de las muertes de 4 militares, 6 civiles y seis milicianos y de más de 200 detenidos. 

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