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Proceso de paz genera choque de intereses entre Gobierno y Farc

Al Gobierno le urge la reelección y las Farc se benefician extendiendo las negociaciones en La Habana. Análisis.

29 de septiembre de 2013 Por: Hugo Mario Cárdenas López, reportero de El País.

Al Gobierno le urge la reelección y las Farc se benefician extendiendo las negociaciones en La Habana. Análisis.

Más que un malestar de momento o una simple desavenencia en la mesa de negociaciones en La Habana, creen los especialistas que tensiones como las que se presentaron esta semana entre el Gobierno y las Farc se irán haciendo más comunes en la medida que se acerquen las elecciones.Desde el momento mismo en que se anunció el inicio de los diálogos para buscar una salida a estos 50 años de conflicto armado, quedó sobrediagnosticado que si el proceso llegaba a cruzarse con la campaña por la Presidencia de la República lo más probable era que se diera al traste con lo poco o mucho que se hubiera avanzado, como hoy parece estar ocurriendo.Entre otras cosas porque ante los pobres resultados logrados hasta ahora, tras once meses de negociaciones, el entusiasmo y optimismo de los colombianos se han venido desvanecido y una vez más el país se asoma al debate de si vale la pena insistir en una paz negociada con las Farc o si la única salida con el grupo guerrillero es por la vía militar.De acuerdo con los analistas consultados por El País, la mala situación por la que atraviesan los diálogos de paz de La Habana no pasa siquiera por las tensiones normales de la discusión de los cinco puntos de la agenda, que de por sí va muy lenta, sino que el proceso ha llegado al momento en que se cruzan los intereses de las Farc con los del Gobierno. De un lado, la realidad temporal del Gobierno lo obligaba a mostrar de inmediato logros tangibles en materia de paz para buscar la reelección del presidente Juan Manuel Santos, mientras al grupo guerrillero lo que más le interesa, por estrategia, es demorar las negociaciones para fortalecerse como interlocutores e ir sumando legitimidad. Así lo indica el analista y constitucionalista Juan Manuel Charry, quien cree que hay otra razón básica para explicar el momento por el que atraviesan los diálogos: por un lado, una guerrilla que se siente en igualdad de condiciones con el Gobierno, cuando en realidad lo que se les está ofreciendo es un sometimiento a la justicia transicional.“El Gobierno está en el nivel de justicia transicional, sometimiento y beneficios, y la guerrilla está hablando en un nivel consistente en que ellos también son víctimas, que el Estado es infractor de normas y que quiere acudir a una constituyente. Son dos niveles diferentes con estrategias distintas: una guerrilla que quiere ampliar la agenda y tener mayor proyección internacional y un Gobierno que urge resultados de cara a la reelección presidencial”, asegura Charry.El precandidato presidencial por el uribismo Francisco Santos, por su parte, le dijo a El País que no tiene ni idea de lo que puede estar ocurriendo en la mesa de negociaciones porque los acuerdos se están haciendo a puerta cerrada, “pero me parece que cuando uno chantajea a otro es porque hay algo muy oscuro en el fondo”.“El chantaje es la mirada o la expresión máxima de un negocio muy torcido. Lo que está pasando con la carta que enviaron esta semana las Farc es un absoluto chantaje; y lo peor de todo es que el Gobierno Nacional está aceptando ese chantaje”, dijo Santos.Sin embargo, Sergio Jaramillo, alto comisionado de Paz y miembro del equipo negociador, aseguró en un conversatorio en la Universidad de los Andes que “no hay ningún proceso de paz en el mundo que haya funcionado si no hay unas reglas de confidencialidad para las discusiones”.A paso lentoPara los analistas es tan claro que el proceso está atravesando por uno de los peores momentos, como que la estrategia de las Farc es apelar a todo tipo de argucias para evitar que la negociación avance.Así explican que el grupo armado ilegal, tal como lo expresó ‘Timochenko’ en la carta enviada el pasado miércoles, pretenda ahora incluir nuevos temas en la agenda y ampliar el cronograma porque es una estrategia que le genera los mejores frutos a sus intereses.Incluso Charry cree que para las Farc el solo hecho de estar en el centro de la opinión pública, “ya es un triunfo. Y tener la oportunidad de mandar un mensaje y al otro día mandar otro, así sea en un sentido distinto, va generando efectos queridos en algunos sectores”.Esa es la razón, según el experto en seguridad John Marulanda, por la cual el proceso de paz que se adelanta en Cuba no ha pasado del primer punto de la agenda y porque existe una enorme diferencia entre las realidades que vive el Gobierno y las realidades que viven las Farc.“La realidad del Gobierno, que es política y militar, señala que las Fuerzas Armadas han desvertebrado la estructura militar del grupo guerrillero y que lo han debilitado, mientras las Farc viven una realidad o una ficción distinta, en la que aseguran tener todavía un amplio poderío militar, cosa que no es cierta, y están convencidos de que ellos representan una gran cantidad de colombianos, que tampoco es cierto”, y en esa disparidad de mundos “es muy difícil que se pueda ir avanzando”, indicó Marulanda.Lo cierto es que las partes solo han logrado un acuerdo parcial sobre el primer punto del agro y aún no logran superar el tema de la participación política, que este 3 de octubre volverán a llevar a la mesa, cuando se inicie la décimo quinta ronda.El juego de los temoresPese a los intereses enfrentados que tiene hoy las partes en este proceso por fuera de la mesa, para los especialistas en el tema político es previsible que alguno va a tener que ceder porque se avecina un tercer escenario en el que los perdedores puedan ser ambos. Por eso ven poco probable que alguna de las partes quiera pararse de la mesa.La razón del Gobierno es política, aseguró Marulanda, “y la razón básica de las Farc es humana. Esos señores ya tienen 60 y más años, y no están en condiciones de regresar al monte a esperar que les caiga una bomba del Gobierno en la cabeza. Por eso tienen qué salir con algo de allá”. Coinciden todos en que el escenario en que mejor se pueden ver las Farc es apoyando la campaña presidencial de Santos porque saben que si el Presidente es reelegido por los colombianos van a tener la posibilidad de continuar, sin la presión del tiempo, con los diálogos en Cuba.Por eso no ven más que como una ‘pataleta’ y un mecanismo de presión la carta enviada por ‘Timochenko’ con la orden de divulgar los secretos de la mesa “en respuesta a tan grande ofensiva discursiva y mediática contra nosotros y lo que sucede en la Mesa, con el exclusivo propósito de que el país y el mundo conozcan en verdad lo que ocurre”. Al respecto, el general (r) Harold Bedoya, excomandante de las Fuerzas Militares, aseguró que “quizá lo único cierto que ha dicho ‘Timochenko’ en su vida es que hay unos acuerdos ocultos y que si no los refrendan como ellos quieren van a desprestigiar el Gobierno”.“Ellos hablan de que se pusieron de acuerdo sobre la confidencialidad y que nadie va a saber nada hasta noviembre. Yo creo que la sartén por el mango no la tiene el Presidente, sino que la tienen las Farc y ellos, seguramente, si las cosas no le funcionan, van a mostrar todos los acuerdos que han hecho con el Gobierno”, aseguró el general (r) Bedoya, quien agregó que el tema se le puede salir de las manos, tanto al Gobierno, como a las Farc.Para Marulanda ya el discurso de las Farc nadie lo cree “primero, porque es un discurso de 1960; segundo, porque es un discurso que la gente hoy día no entiende, no acepta y no recibe con agrado y, tercero, porque las propuestas que ellos hacen son completamente salidas de tono, como si ellos fueran los que ponen las condiciones y con eso lo único que hacen es aumentar el desconcierto y la incredibilidad en el proceso.Según el experto en seguridad, con esa desconfianza que las Farc están fomentando en los colombianos, “lo único que están haciendo es arrojarnos de nuevo a los brazos del uribismo”.

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