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Problemas de seguridad e infraestructura aquejan el centro de menores Valle del Lili

Internos tienen plan de escape que se ha repetido varias veces. Directivos reclaman apoyo del Departamento.

26 de octubre de 2012 Por: Yefferson Ospina Bedoya, especial para El País.

Internos tienen plan de escape que se ha repetido varias veces. Directivos reclaman apoyo del Departamento.

Un corredor de más de 50 metros que separa los dormitorios y los talleres de la calle; una garita inconclusa, un muro de protección que no se ha terminado y el muro que separa los dormitorios de las mujeres del exterior, hacen parte del plan de fuga más empleado por los jóvenes que en el último tiempo han escapado del Centro de Formación Juvenil Valle del Lili. La semana pasada seis muchachos lo hicieron.No parece muy difícil. Entre el techo de los dormitorios y el muro perimetral de protección hay menos de cuatro metros de distancia. Se cruza un trozo de madera o un tubo por el cual pasar y ya está: así es como han realizado la mayoría de las evasiones. Una vez se llega al muro perimetral (ver gráfico), los jóvenes saltan al vacío una distancia de casi ocho metros. “Yo he visto cómo se tiran. Uno cree que les va a pasar algo, que hay que ir a recogerlos al otro lado del muro. Pero no, se evaden”, dice uno de los educadores del Centro.En la garita de vigilancia, que tampoco está terminada, las cosas parecen casi imposibles: tiene casi ocho metros de altura y está separada del muro perimetral por cerca de cuatro metros. Para utilizarla como trampolín, los jóvenes deben subir al punto más alto y desde allí lanzarse para superar el muro. Para eso, deben escalar hasta el techo y aprovechar la saliente que les ofrece para recortar distancia en el vuelo. Ellos asumen el riesgo porque saben que al otro lado los espera un pastizal. Luego, la calle.Preservando su nombre, un chico que se escapó utilizando esa misma ruta lo confirma. Él hizo parte de la fuga más numerosa presentada en Valle del Lili: 158 adolescentes se escaparon después de un motín en agosto del 2011.¿Cuál es la razón de las fallas?Algunos de los dormitorios están dispuestos a los lados de un largo corredor en el segundo piso de uno de los edificios del centro. Al fondo del corredor están los baños. Por el techo de los baños cualquiera puede llegar al techo del edificio y desde allí fugarse.“Se necesita varias rejas de protección en las duchas. Cada una cuesta $25 millones que no tenemos”, afirma Miguel Medina, abogado del Icbf y líder del Sistema de Responsabilidad Penal para Adolescentes.Esa carencia hace parte de un problema mayor. Según Medina, el Centro de Rehabilitación formuló un plan de reestructuración de la planta física en 2009 por tres mil millones de pesos. Mil millones serían asumidos por el municipio, mil por el Icbf y mil por la Gobernación. La Gobernación, afirma Medina, incumplió. Esa es la razón por la cual el muro de protección no se ha terminado, no se ha puesto una malla perimetral y tampoco se ha terminado la sección de mujeres.Por otro lado, agregó Medina, está el problema del aumento de jóvenes reclusos: “Los jueces creen que la solución es siempre enviar a los adolescentes al Centro. Muchos vienen por delitos como porte o consumo de droga. Cada uno de esos jóvenes le cuesta al Centro cerca de quince millones de pesos anuales. Esos delitos deberían pagarse de modo diferente”.Sin embargo, el Director del Centro, el padre Guillermo Pulgarín, así como el director regional del Icbf, Jhon Arley Murillo, afirman que el problema de dinero no es el único que padece la institución. “Hay seis policías que vigilan en el centro a 350 adolescentes. Es evidente que no es un número suficiente de policías”, declaró Pulgarín y agregó que, “cuando hay días de visita, en el centro llegan a estar más de 700 personas. Esto hace aun más difícil la situación, casi imposible de controlar de alguna manera, porque normalmente no envían personal suficiente para las requisas”.Hace apenas una semanas, Jhon Arley Murillo, refiriéndose a la problemática de Valle del Lili, había dicho a este periódico que el Municipio y la Gobernación prácticamente habían dejado solo al Icbf: “Hemos asumido la responsabilidad prácticamente solos”.Soluciones por formularDurante una visita realizada ayer en la mañana al Centro de Rehabilitación Valle del Lili, los directivos de la institución expusieron estos problemas a los concejales Roy Barreras y Patricia Molina. Durante la visita, además, se discutieron temas como la reincidencia de los adolescentes en conductas delictivas, la falta de programas de resocialización y la necesidad de aumentar cupos.Barreras, entonces, dijo que “es necesario iniciar las gestiones para que el Departamento desembolse los $1.000 millones y planear la compra de los elementos necesarios para la seguridad”. Por su parte, Patricia Molina afirmó que además de la seguridad del lugar, urge formular planes de resocialización para evitar que los adolescentes incurran de nuevo en delitos después de pasar por el Centro: “No sólo se trata de pensar en los muros que hay que construir o en las mallas que faltan. También hay que pensar en qué se le ofrece a los jóvenes. Qué oportunidades laborales o académicas se les dan ahora y se les dará en el futuro. No puede ser que después de la inversión que se hace, los jóvenes salgan a delinquir”. Fugas más recientes durante este añoEn marzo 4 de este año, seis menores se fugaron del centro de rehabilitación filtrándose entre las personas que visitaban a los jóvenes. El 21 de octubre pasado, seis adolescentes se fugaron del lugar utilizando una escalera con la que se subieron a la garita de seguridad. Desde allí saltaron el muro perimetral que rodea todo el centro. Uno de los jóvenes fue capturado en los alrededores horas después de la evasión.

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