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Ocho propuestas para mejorar la seguridad en Cali

Líderes de la ciudad, desde autoridades hasta la academia, se reunieron en una mesa redonda, convocada por El País, para debatir sobre la violencia.

10 de julio de 2016 Por: Redacción de El País

Líderes de la ciudad, desde autoridades hasta la academia, se reunieron en una mesa redonda, convocada por El País, para debatir sobre la violencia.

En las últimas semanas el debate en la ciudad se ha centrado en el tema de seguridad y violencia. Mientras los caleños, en las redes sociales, manifiestan su preocupación por los homicidios y robos del que ni figuras públicas como Mayer Candelo se escapan, las autoridades insisten en que  los índices están mejorando.

El jueves, nueve líderes -académicos,  sociedad civil, el Alcalde, el Fiscal seccional y el Comandante de la Policía- se reunieron en una mesa redonda, convocada por El País,  para debatir estos temas.

En el encuentro, las autoridades y analistas coincidieron en que dos de los motores de la violencia son el microtráfico y la inequidad, reflejada en la falta de oportunidades de educación y empleo en varios sectores de la ciudad, especialmente en el oriente y en la ladera.

En las comunas 12,13,14,15,16 y 21, que conforman el oriente de Cali, ocurren el 

56 % de los homicidios   de la ciudad, que de enero a junio de este año eran 687. 

El año pasado en la ciudad fueron asesinadas  1374 personas. Y aunque los casos se redujeron en un 12 %, con respecto al 2014, la capital vallecaucana -con una tasa de 57 homicidios por cada 100.000 habitantes- sigue siendo una de las ciudades con más violencia del país.  

Y de esas muertes, 365 de las víctimas eran menores de edad. Ese hecho, sumado a la “instrumentalización” de los jóvenes por la delincuencia, llevó a los panelistas a destacar la necesidad de generar programas de prevención y trabajo con los niños y adolescentes.  Los expertos hablaron especialmente de “cuidar a la primera infancia, de 0 a 5 años”.

  Otra de las cifras que preocupa a la ciudad son los delitos como los hurtos a personas, que en los primeros meses del 2016 han aumentado.  Diariamente, en Cali 24 personas denuncian haber sido víctimas de un atraco.

“Estamos   haciendo un gran esfuerzo de inversión social. En el Plan de Desarrollo el 64 % de la inversión es en oportunidades de trabajo y de educación. Mientras la gente del Distrito no tenga trabajo, educación y deporte vamos a tener el problema de la violencia”, aseguró el alcalde Maurice Armitage durante el debate.

En el encuentro surgieron varias propuestas para mejorar la seguridad de la ciudad, como la importancia de una estrategia integral, en la que no solo participe la Alcaldía, sino todas las fuerzas vivas de la región.

De este encuentro, el cual el concejal Roberto Rodríguez reclamó que se instucionalice, surgieron las siguientes propuestas para combatir la inseguridad que azota a la capital del Valle.

1.Política  integral de seguridad

Una de las peticiones en las que coincidieron la mayoría de los nueve panelistas invitados a la mesa redonda fue la necesidad de una estrategia o política de seguridad integral para la ciudad.

La directora de Cisalva, María  Isabel Gutiérrez, expresó que “no existe una política clara de seguridad, ni siquiera de nivel nacional.  Primero se debe hacer una política de gran envergadura y luego con ella un trabajo de educación, de gestión y  de control.  Colombia nace cada cuatro años y las ciudades también. Cómo podemos mantener una trayectoria de acciones, si no hay una sostenibilidad en los programas, que trascienda cada mandato”, agregó. La académica también resaltó que estos proyectos necesitan ser evaluados. “ Saber qué funciona y qué no. Qué tuvo un impacto y una incidencia.  Aquí se hacen leyes y estas quedan a la bulla de los cocos. Si no hacemos una política clara de ciudad en cuatro años estaremos reunidos hablando de lo mismo”. El comandante de la Policía, general Nelson Ramírez,  también pidió “una política y no algo que sea de cuatro años sino que impacte en el tiempo, en el futuro.  Tenemos que construir una política pública de seguridad, hacia futuro con metas claras a corto, mediano y largo plazo”.  “Cali ya inició su descenso hacia la disminución de la violencia. Pongámonos metas, aportemos todos desde la Policía, la Alcaldía, la Academia.  “Necesitamos ver si las estrategias que tenemos han funcionado. Evaluar si los Tíos (Territorios de Inclusión), o los Colectivos (proyecto social) están  impactando los problemas de violencia e inequidad”.Para el director del Observatorio de la Arquidiócesis, Jesús Darío González, “cuando hay muchas estrategias, no hay ninguna. No se logra alinear un esfuerzo conjunto.  Secretaría de  Gobierno trabaja por un lado, Cultura, por otro. Educación hace  otro esfuerzo”.  “Yo veo que la mano derecha no se saluda con la izquierda. En el componente social, de generar condiciones para ganarle al delito, lo tenemos de una manera muy defensiva. Somos una ciudad de más de dos millones y medio de habitantes, los procesos  con el que  se recuperaron cinco muchachos no deben seguir. La ciudad tiene que plantearse macroprocesos y macroestrategias”. “En Cali, Bogotá y Medellín los recursos que destinan a la Policía alcanzan para gasolina, motos y ahora cámaras por todo lado. Pero eso en sí mismo no es parte de una estrategia. Hay que pensar la necesidad de una política nacional y estructurarla. El país entero pierde en políticas de seguridad y convivencia. Tenemos que entender que las redes criminales tienen una capacidad de mutación y más movilidad que las instituciones. Y funcionan con una lógica que opera con la oferta y la demanda. En Cali nos está ganando la oferta y demanda de la delincuencia”, anotó. 2. Superar la cultura criminalPara el Comandante de la Policía de Cali “un grave problema en la ciudad es el arraigo de esa cultura criminal. Uno ve niños de 8 años que quieren ser capos, delincuentes y  es por el ejemplo que les dan sus mayores. Estos niños tienen un  padre, abuelo, hermano o tío delincuente. La ilegalidad se convierte en una forma de vida”. “Los carteles del narcotráfico  generaron un cambio en la cultura. Afectaron la sociedad, con el  tema del consumismo, el facilismo para conseguir dinero y la ilegalidad”, agregó  El oficial, quien dijo que es necesario trabajar en el cambio de ese chip.La hermana Alba Stella Barreto expresó que  la situación de violencia de los menores nace  en sus hogares y el colegio. Habló de la descomposición social, por lo que hay que trabajar con los entornos familiares.   “Antes de venir aquí llegó a la fundación un muchacho de 16 años consumiendo sacol. La mamá vive con otro compañero. Fui donde la mamá y  no lo quiso recibir. La familia hay veces que no los quiere y los echan a la calle”,  relató la directora de la Fundación Paz y Bien.

 

3. Pacto social por Cali “Hay que unirnos. Invitar al privado, a la Cámara de Comercio, a  los empresarios, a los gremios... a que se comprometan con  apoyar los proyectos sociales.  Los caleños tenemos una responsabilidad con esta ciudad. Estas mesas tienen que ser institucionales, que se convoque a los gremios, a los empresarios. Salir todos de esta mesa cogidos de la mano buscando estrategias”. Así definió el concejal Roberto Rodríguez la necesidad de crear un pacto social por Cali. Jesús Darío González, de la Arquidiócesis, también insistió en que “necesitamos un pacto de ciudad, se requiere un reto. Esto no lo resuelve aisladamente  la Policía ni la Alcaldía.  Enfrentar los grupos criminales, construir otra cultura de caleñidad y alinderar las acciones y servicios de la ciudad para que operen de manera integral es cuestión de todos”. “Los componentes deben ser  más integrales. Los socios de ese pacto van desde los empresarios hasta los actores populares más humildes. Nos agotamos en decir que la percepción de la ciudadanía es terrible, pero que esto está mejorando. Hay que dejar a un lado el tema de si baja 5 ó 3 muertos y hacer una estrategia conjunta que recoja todos los actoresy logre operar en impacto de corto, mediano y largo plazo”, agregó.  El general Ramírez concluyó que “ sí se puede bajar los homicidios, como sucedió en Bogotá y Medellín.  Todos debemos aportar para lograrlo.  Lo podemos hacer. Llevamos bajando dos años, debemos unirnos todos. Cuando no baja recae todo el peso sobre la Alcaldía y la Policía, pero esto es de todos”. 4.  Programas para salvar la infancia “Se dice que son  los jóvenes, los menores de edad,  los que generan la violencia. Pero siempre  hay un mayor de edad, que se esconde detrás de ellos. Que los instrumentaliza. Aquí quiero hablar  en nombre de los niños, niñas y jóvenes del oriente de Cali”. La hermana Alba Stella Barreto, quien trabaja desde hace décadas con las poblaciones vulnerables del Distrito de Aguablanca, insiste en la necesidad de darles oportunidades de educación y trabajo a los jóvenes. La religiosa, quien lleva a cabo el proyecto de las Casas Francisco Esperanza (en las que atiende a niños y adolescentes en alto riesgo) cuenta cómo muchas veces recibe jóvenes que le dicen “Hermana, yo tengo un básico de un millón de pesos, ‘dotación’, es decir  la moto y el ‘fierro’, pero no me saque de la casa Francisco Esperanza. Desde ese programa nosotros  trabajamos su proyecto de vida. Le enseñamos que hay otras oportunidades. Les mostramos valores y formas de justicia restaurativa. Pero esos jóvenes van a buscar una escuela y no les dan cupo. Cuando lo pido no los quieren recibir”. Según el general Nelson Ramírez, “las organizaciones criminales han visto en los menores de edad una forma de evadir la responsabilidad penal en la comisión de delitos. Los convierten en adictos a las drogas y  dejan el colegio. Primero las bandas se las regalan, luego les exigen que cometan delitos. Empiezan cobrando extorsiones, llevando droga, guardando las armas. Al final de  su carrera criminal son sicarios. Niños instrumentalizados por la delincuencia”. El director de la Fiscalía seccional Cali, Gilberto Guerrero, explicó que el panorama de la delincuencia juvenil es muy grave.  “ En todas las estructuras criminales que hemos desarticulado hay menores de edad. Van a los centros de formación, pero salen tiempo después y hay una gran tasa de reincidencia. Esto se vuelve un círculo vicioso  porque cuando son mayores de edad terminan ya en las cárceles”. “Con el tema de infancia y adolescencia tenemos una ley formadora que habla de una corresponsabilidad de muchísimas autoridades en esa problemática. Es una ley que viene del 2006, pero hay que preguntarse qué tanto las autoridades a nivel nacional se han comprometido en volver real lo que dice esa allí. Las instituciones somos raquíticas  con esa deuda social y educativa con los menores”, expresó el Fiscal. Guerrero indicó que “la Fiscalía es la última cadena del eslabón, actuamos cuando ya el delito se ha cometido. Pero la reintegración del menor, está en manos del Bienestar Familiar, que contrata con un operador privado y se diluye el tema de quién debe responder. Esos lugares de internamiento se vuelven escuelas de crimen. Una solución es sentar las autoridades y comprometerlas”.  La Directora de Cisalva dijo que ”el gran ausente ha sido Bienestar Familiar. Con un gran presupuesto y nadie le tiene control y evaluación”. “En el mundo se está hablando en la importancia de los primeros dos mil días de nacimiento. La inversión en la primera infancia, la protección a esos niños.  Se tiene que trabajar con la familia”, agregó.  El Alcalde coincidió en el esfuerzo necesario de los programas de 0 a 5 años. Pero dijo que en esa etapa los niños están en programas de los hogares comunitarios. “Apenas cumple los 5 años se acaba ese proceso y se van a la calle, a un mundo duro, con problemas. No hay la secuencia educativa allí. En ese punto estamos fallando. Debemos invertir también en esta etapa”. 5. Acercar la Policía a la comunidad

[[nid:554576;http://contenidos.elpais.com.co/elpais/sites/default/files/imagecache/563x/2016/07/barreto.jpg;full;{La Hermana Alba Stella Barreto, directora de la Fundación Paz y Bién, manifestó su preocupación por la creciente vinculación de mujeres a actividades delictivas en la ciudad. Video: Elpais.com.co}]]

Martha Villegas, líder de la Comuna 22, propuso “buscar la ruta, que la comunidad tenga sentido de pertenencia con las instituciones. Hay algunas zonas en las que la comunidad tiene un rechazo hacia la Policía. Los niños hasta los 4 años quieren ser policías, luego se van alejando. Se necesita un acercamiento entre comunidad y policía. Yo veo que tienen muchas campañas, pero muchas veces van una o dos veces al sitio y no vuelven. Hay que hacer un trabajo de acercamiento.  Hay que mostrarle a la comunidad que están de su lado”. “Que se entienda que es un trabajo conjunto.  La comunidad de la Comuna 22 se ha unido y eso ha dado resultados. Ahora llevamos dos meses sin hurto después de haber tenido 40 robos a casas. El mensaje es que no solo son las instituciones las culpables de lo que pasa. En la comuna llevamos 6 años tratando de cambiar la indiferencia para entender que nosotros somos parte de la solución del problema. Si la comunidad no se involucra,  la Policía y la Alcaldía no pueden hacerlo solos. Tenemos que ser una comunidad que denuncie, no solo en seguridad sino en todos los temas. Dejemos a un lado la indiferencia, solo me toco cuando me robaron el celular en el semáforo o me roban en la casa”. El Comandante de la Policía y el Alcalde   dieron otros  ejemplos de cómo esa unión ha sido vital para disminuir la violencia. Armitage mencionó cómo en Floralia, comunidad e instituciones han logrado crear frentes de seguridad y trabajar conjuntamente. El General, por su parte, habló del caso del barrio Santa Rita, en el que “se  apropiaron del cuadrante. Instalaron un dispositivo en el que el policía del cuadrante marca su paso. O si lo llaman directamente y no llega están pendientes. La comunidad controla a su policía. Es un trabajo comunitario. Tienen chat con la Policía y reportan cuando ven algo sospechoso. Es una red de apoyo. Es la vinculación de la comunidad con su propia seguridad”. 6. Tratar de no magnificar la violencia El Alcalde hizo un llamado para “tratar de no magnificar la violencia.  Acepto que hay problemas graves de criminalidad, que pasan cosas, pero no podemos acelerar el proceso  y magnificar las cosas que suceden. No podemos decir que los homicidios están aumentando. Sigue siendo una cifra alta y que se pierda una vida duele, pero con lo que no estoy de acuerdo es que se diga que todo está peor. No digamos que estamos empeorando. No podemos olvidarnos del pasado y decir que vamos mal. Estamos disminuyendo y trabajando para seguir disminuyendo”.    “Toman una foto y la mandan,  mire el atraco y hay un pánico colectivo. No podemos hacer más apología al terror, y no digo que desconozcamos los delitos. Se está haciendo un trabajo intenso. Estamos trabajando para bajar los delitos. Cali tiene problemas, pero agrandarlos no implica la solución. Y tampoco usarlos políticamente para decir que la Nación se volvió ‘chicuca’”. Laura Lugo, secretaria de Gobierno, enfatizó que los esfuerzos en seguridad son grandes. Insisitió en que la inversión social en el Plan de Desarrollo es del 64 %. “Estamos intensificando el trabajo con jóvenes de alto riesgo. Con  los colectivos tuvimos 64 unidades productivas con los jóvenes. Vamos a atender más de dos mil muchachos y sus familias”, dijo. 7. La lucha contra el microtráfico [[nid:554558;http://contenidos.elpais.com.co/elpais/sites/default/files/imagecache/563x/2016/07/nelson-ramirez-11.jpg;full;{El general Nelson Ramírez, comandante de la Policía de Cali, hace un análisis de cómo la tradición del delito en algunas familias hace que muchos menores se inicien en el mundo de la delincuencia.Elpais.com.co}]]“El principal generador de violencia se llama microtráfico. Es el combustible de la violencia y es toda una empresa criminal que conlleva a la extorsión, al gota a gota, al desplazamiento”, dijo el general Nelson Ramírez. Por esa razón, explicó el oficial, una de las grandes necesidades es atacar las bandas dedicadas a  este delito.  Este año, agregó, han sido desmanteladas 35 agrupaciones y se han recuperado 12 parques, en los que vendían droga. También dijo que la meta es erradicar 140 expendios que han identificado, de los cuales llevan 70. El concejal Roberto Rodríguez concuerda con el general con el problema del microtráfico. “La  droga es un tema que afecta a todos.  Desde estudiantes de colegios privados hasta públicos. Se da en toda la sociedad, no solo el Distrito tiene el problema lo tenemos todos”.“Ha aumentado la droga circulante, los sitios de venta de droga. El microtráfico es un componente muy grande de la violencia. Viene con el gota a gota, con los sicarios. Debemos buscar la forma de cómo romperle el espinazo”, agregó. La secretaria de Gobierno, Laura Lugo,  dijo que una de sus estrategias es trabajar con entornos escolares para hacer prevención de sustancias psicoactivas.

 

8. Cali, capital del Suroccidente

[[nid:554559;http://contenidos.elpais.com.co/elpais/sites/default/files/imagecache/563x/2016/07/armitage-534.jpg;full;{El alcalde Maurice Armitage señaló a la alta migración desde diferentes regiones a la ciudad, y al microtráfico, como algunos de los problemas de Cali. Video: Elpais.com.co}]]

“Cali ya no es la  capital del Valle sino del suroccidente colombiano. Todos los días nos llega gente nueva. Cada año llegan 50.000 en promedio. Entonces, desde el punto de vista educativo, de capacidad de trabajo, tenemos un vacío porque no damos abasto para esta cantidad de migración. No puedo tapar el sol con las manos al decir que no tenemos problemas”, expresó el Alcalde. Lea también: ¿Qué tan insegura es realmente Cali? Armitage agregó que vemos en la ciudad una gran migración histórica. “Somos receptores de una cantidad de personas”. A Siloé llegaron  los mineros de Marmato (Caldas), personas de Tolima, Cauca, de Nariño. Ahora tenemos muchos paisas. Y en el Distrito tenemos las migraciones del Pacífico. “Vamos a Llano Verde y las personas vienen de Chocó. En Potrero, de zonas del Pacífico caucano”.  Ante esa realidad, la hermana Alba Stella propuso “conforman la ciudad-región. Sentémonos con los alcaldes y gobernadores de Cauca, Nariño y Chocó y conformémonos como región Occidente”. El director del Observatorio de la Arquidióesis se unió a esta idea. “Cali tiene que pensarse como ciudad región. No podemos pensarnos solo para adentro. Debemos vernos. Tener vocación de ciudad gestión”.

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