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Negarse a llevar una mula bomba en El Palo, Cauca, casi le cuesta la vida: esta es la historia

La esposa del hombre que se negó a cargar una mula bomba relató lo que vivió su esposo y dijo que teme por su familia.

25 de febrero de 2012 Por: Redacción de El País

La esposa del hombre que se negó a cargar una mula bomba relató lo que vivió su esposo y dijo que teme por su familia.

A don Luis le ofrecieron $15 millones por llevar una mula, supuestamente cargada con maíz, hasta el lugar donde se ubican las tropas del Ejército en el corregimiento El Palo, en Caloto (Cauca). Dos días antes, el hombre, un maestro de construcción que vive en Cali, había llegado a El Palo para visitar a sus dos hermanos. “Cuando él salió de la casa en Cali iba para donde el papá, que vive en otro pueblo, pero no sé por qué decidió ir hasta la casa de su hermana”, cuenta su esposa. A pesar de que desde el lunes pasado la situación de orden público en Caloto es difícil, por el ataque de la guerrilla a la brigada móvil 14 del Ejército que causó la muerte de tres militares y el desplazamiento de cientos de campesinos, don Luis salió con su hermano y su sobrino el jueves pasado a pescar en el río El Palo. A la 1:30 p.m., el hombre se alejó de sus familiares y se adentró en el monte porque, como cuenta su esposa, “se fue a hacer una necesidad”. Ese momento fue aprovechado por presuntos guerrilleros de las Farc, vestidos de civil, que se llevaron a don Luis hasta “arriba, más allá del puente”, donde lo esperaba un grupo más grande de subversivos. Los insurgentes le propusieron un trato: debía llevar una mula cargada con maíz (que en realidad tenía explosivos) hasta un lugar, a unos 150 metros de distancia de donde que se encontraban las tropas del Ejército. Don Luis se negó, por lo que los guerrilleros le insistieron: si realizaba el trabajo, le pagarían $15 millones y si no lo hacía, lo mataban. A pesar de las amenazas, don Luis no aceptó el pedido de los insurgentes. “El sabía que de todos modos lo iban a matar, pero dijo que no lo iba a hacer, sabiendo que la hermana vive en el pueblo”. Además, les dijo que su religión no le permitía realizar ese tipo de actos.La negativa de don Luis hizo que los guerrilleros le apuñalaran el vientre y luego le pisaran la herida con las rodillas. “Le pegaron una pedrada en la cabeza y con otra piedra le aplastaron la mano”, asegura su esposa y agrega que los gritos del hombre hicieron que los subversivos le “cosieran los labios con un alambre”. Con sus últimas fuerzas, don Luis se defendió. “Con la otra mano logró coger una piedra y golpeó al que lo estaba atacando”. El hombre huyó y alcanzó a escuchar a uno de los subversivos decir: “No dispare que ahí está el Ejército”. Cuando llegó al río, su hermano y los vecinos lo llevaron hasta el hospital del municipio. Luego fue remitido al Hospital de Santander de Quilichao. “Las lesiones son totalmente recuperables. El dedo de la mano izquierda presenta una lesión por aplastamiento con una piedra, que se exploró en el quirófano para ver si tiene un compromiso tendinoso”, explicó el doctor Juan Pablo Pelaez, director del centro asistencial. En la tarde de este jueves, don Luis fue remitido a la Clínica Valle del Lili para que termine su recuperación. “No sé qué vamos a hacer” Desde la primera llamada que recibió, en la que sólo le contaron que don Luis estaba herido, su esposa no ha dejado de preocuparse. “En ese momento creí que había sido una bomba. Me asusté mucho porque pensé en el comandante y en los soldaditos que mataron en el pueblo”. Ahora, la mujer piensa en lo que se viene. “El problema es que él es el único que trabaja en la casa, entonces con sus manitos dañadas y quién sabe cuánto tiempo esté hospitalizado, no sé qué vamos a hacer”. Además, siente temor por la seguridad de su familia. Sin embargo, la hermana de don Luis asegura que ella continuará en El Palo. “Yo regreso al pueblo porque no le debo nada a nadie”.

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