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Mujer en Puerto Tejada ha sepultado a la mitad de sus hijos

La historia de esta mujer refleja el drama de Puerto Tejada, marcado por la violencia.

1 de mayo de 2011 Por: Dagoberto Muñoz Erazo Red Reporteros de Colombia*

La historia de esta mujer refleja el drama de Puerto Tejada, marcado por la violencia.

"Siento mucho miedo. A mi hijo de 16 me tocó enviarlo donde un hermano, en el departamento de Nariño, pues no quiero que le pase lo mismo que a los otros. Mataron casi a la mitad de mi familia”, me dijo Rosa Helena González hace un mes. La historia de esta mujer de raza negra, de 55 años, refleja el drama de Puerto Tejada, un municipio de 50.000 habitantes ubicado en el norte del Cauca, a 20 minutos de Cali. En los últimos doce años ella ha enterrado a la mitad de sus doce hijos. La tragedia llegó a la casa de Rosa Helena doce años atrás, cuando su hija Martha, de 5 años, estaba jugando en la calle. La niña murió en medio de una de las frecuentes balaceras entre pandillas. Hoy, los disparos continúan y las disputas no han terminado.El actual alcalde, Elver Marino Montaño, habla de un máximo de trece bandas delictivas. Según él, “se aumentó el pie de fuerza y se está ganando la guerra contra las pandillas”. Pero habitantes consultados manifiestan que el número que más se acerca a la realidad es 36 bandas, y puede estar aumentando. Incluso, para José Ferney Vargas, de la Unidad de Organizaciones Afrocaucanas (Uafroc) de Puerto Tejada, aumentar el pie de fuerza no es la solución, sino que se debería “hacer inversión social y fomentar una cultura por la vida”.Paras, pandillas y muertosEver Vásquez Peña, ex secretario de Gobierno del municipio, relata que hasta finales de la década de los 60 Puerto Tejada fue un municipio rico, un paraíso, uno de los principales productores y exportadores de cacao.Pero cuenta el ex funcionario que con el ‘boom’ de azúcar en la región, “la tierra se fue quedando en manos de unos industriales y una gran cantidad de trabajadores de la Costa Pacífica y de Nariño se asentó en los barrios de oriente”. Empezaron así muchos problemas sociales, entre ellos el pandillerismo. Agrega que un año después de la muerte de Martha, en el 2000, llegaron los paramilitares y empezaron a matar a los pandilleros.Ese año, mataron a otro de los hijos de Rosa Helena. Orlinso, un joven de 18 años que trabajaba como carguero en un camión ladrillero, fue asesinado, al parecer, por los paramilitares, cuando caminaba una noche por las calles de esta población.Hace cinco años el turno fue para Harvy, de 16, quien fue encontrado muerto en el sector El Escape. Vecinos cercanos a la familia afirman que estas muertes, como otras tantas que se registraron durante esos años, ocurrieron por no cumplir los toques de queda impuestos por los paramilitares. Entre el 2000 y el 2005 fueron asesinados más de 1.500 jóvenes a manos de este grupo.“Mis muchachos eran muy trabajadores”, afirma Rosa Helena, quien es ama de casa, mientras su esposo trabaja como cortero de caña. “A ellos les gustaban la rumba, pero trabajaban para darse sus gustos. Crié a mis hijos enseñándoles el valor del trabajo. Nunca estuvieron de vagos”, aclara. La cuarta vez que perdió un hijo ocurrió hace cuatro años. Yimmy, de 19, fue asesinado cuando cobraba un dinero. El año pasado, por quinta vez, le dijeron que habían acabado con la vida de otro de sus vástagos.“¡Mami, mami, mataron a Armando, mataron a mi hermanito!”… Le dijo Lucía, una de sus hijas menores. El hecho sucedió el 30 de enero del 2010.Armando tenía 30 años y era uno de los hijos mayores de la mujer. Aunque ella siente miedo de aventurarse a señalar los culpables de la muerte de sus hijos mayores, quienes conocen de cerca la historia, como Julián Vallecilla, ex concejal del municipio, señalan como una de las causas el hecho de que los muchachos no quisieron vincularse a las pandillas.El ex concejal Julián Vallecilla es residente en un barrio del oriente de Puerto Tejada, uno de los más azotados por el pandillismo. “Hoy hay muchos niños de 11 y 12 años que pertenecen a pandillas y ya no sienten respeto por las personas mayores ni por las autoridades. Quienes no se involucran a estos grupos no pueden salir de su casa porque si lo hacen, son asesinados. El caso más aberrante es el de algunas niñas de trece y catorce años que a esa edad ya son madres de uno o dos niños, en su mayoría producto de violaciones de muchachos pandilleros”, relata Vallecilla.Hace pocos días, regresé a Puerto Tejada. No pude hablar con Rosa Helena, pero supe que Francisco, el hijo de 16 años que había enviado donde un hermano, también volvió a comienzos de abril.El pasado 11 de abril fue asesinado. Era el sexto que tenía que enterrar.*Reporteros de Colombia es una iniciativa del Cinep, Programa por la Paz, Medios para la Paz y la Pontificia Universidad Javeriana.

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