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Mis estrellas de General ya se quedaron atrás: general (r) Óscar Naranjo

El carismático exdirector de la Policía Nacional habla de su experiencia en México y dice que le agrada que ahora lo llamen Óscar. “Me estoy reinventando”, afirma.

8 de octubre de 2012 Por: Freddy Moreno | Enviado Especial Colprensa

El carismático exdirector de la Policía Nacional habla de su experiencia en México y dice que le agrada que ahora lo llamen Óscar. “Me estoy reinventando”, afirma.

De civil, muy diferente a como se acostumbraron a verlo los colombianos a lo largo de su carrera policial, el general (r) Óscar Naranjo , uno de los directores de esa institución más queridos en el país, pasa su tiempo en México y ahora se reinventa como civil y nuevamente como director, pero esta vez del Instituto Latinoamericano de Ciudadanía. En esta entrevista exclusiva, el carismático oficial retirado cuenta cómo va a hacer para, además de esta labor académica, asesorar en temas de seguridad al recientemente electo presidente Enrique Peña Nieto y cumplir también con sus obligaciones como miembro del equipo negociador del Gobierno colombiano con las Farc. A Naranjo ya no le dicen ‘general’, sino ‘Don Óscar’, u ‘Óscar’, y eso le agrada porque siente que está en una nueva etapa de su vida. Ello no significa que haya dejado de ser un policía: en sus palabras, demuestra que lleva a esa institución en el alma como una impronta.¿Cómo le ha ido en México? Está radicado definitivamente en este país o va y viene a Colombia? Realmente desde hace dos meses estoy radicado directamente en Ciudad de México para atender fundamentalmente este compromiso que tiene que ver con el Instituto Latinoamericano de Ciudadanía (ILC). Estoy procurando ir a Colombia una vez cada mes, porque allá hay temas que atender, y de todas maneras me comprometen para seguir vinculado a mi país.La inauguración del Instituto Latinoamericano de Ciudadanía, del Instituto Tecnológico de Monterrey, fue el pasado 21 de septiembre. ¿Usted tuvo que ver en su concepción o en su diseño, o es una idea que ya venía andando por iniciativa del Instituto Tecnológico de Monterrey, que decidió entregársela a usted? El ILC es una iniciativa que surge del Sistema Tecnológico de Monterrey, a través de su presidente de consejeros, José Antonio Fernández, y que realmente lo que hace es reunir una experiencia de muchos años del Sistema Tecnológico trabajando por temas de ciudadanía, de responsabilidad social y de compromiso social de todos sus estudiantes y de sus egresados. Y en esta última etapa me han entregado la inmensa responsabilidad y el inmenso honor de dirigir el ILC para darle una proyección ya no solo mexicana, sino latinoamericana.¿Desde cuándo viene su relación con el Instituto Tecnológico de Monterrey y porqué se dio el ofrecimiento para que usted fuera el director del ILC? En los últimos cinco o seis años estuve muy vinculado a todo el proceso de transformación en México, a todo este esfuerzo que ha significado particularmente avanzar para enfrentar la violencia y generar convivencia. En ese sentido, pues, he participado en distintos foros, congresos y seminarios.¿Pero por qué lo eligieron a usted? Seguramente, a partir de una visión que no solamente es de seguridad pública, sino también democrática, y que tiene que ver con el fortalecimiento de más competencias ciudadanas nació el interés para que yo dirigiera el instituto.¿Qué aspecto de su experiencia considera que puede aportar con mayor énfasis a este ILC? La verdad, no hay nada más ciudadano que el ejercicio justamente del desempeño policial, en cuanto que el término ‘policía’, incluso, tiene origen en la polis, que era la ciudad-Estado donde se llevaban a cabo los primeros esfuerzos por cambiar la relación de las personas con el Gobierno, con los Estados, y a lo largo de estos años la conclusión clara para nosotros es que seguridad sin participación ciudadana, seguridad sin crear espacios de convivencia entre los ciudadanos, es realmente una tarea muy incompleta y deficiente. ¿El ILC es un centro de investigación, de observación o de consulta? ¿Cuáles son sus principales objetivos? El perfil que hemos definido para el ILC es que sea una instancia plural y consciente; neutral, si se quiere, políticamente. Pero que actúe como un gran centro de convergencia para facilitar el intercambio de buenas prácticas ciudadanas, para intercambiar el conocimiento alrededor de la ciudadanía, para llegar con un alcance global. Pero, al mismo tiempo, muy local y comunitario, para destacar y poner en marcha procesos de fortalecimiento ciudadano en las comunidades.¿A quién va a entregar los resultados de sus investigaciones, observaciones o consultas?Nosotros dependemos directamente del Sistema Tecnológico de Monterrey y respondemos también al Consejo de Asesores, y nuestra principal obligación tiene que ver hoy con las comunidades expresadas en términos de programas concretos de desarrollo ciudadano, pero también con nuestra llegada a distintos Estados, Gobiernos, del nivel nacional o federal en México. Este enfoque, repito, es latinoamericano, y lo que esperamos es que buscando aliados como organismos multilaterales y de la sociedad civil podamos llegar a Latinoamérica para promover y revalorizar, como hemos dicho, el concepto de ciudadanía.Ciudadanía y seguridad son dos conceptos que están estrechamente ligados. ¿Este Instituto Latinoamericano de Ciudadanía tiene que ver o alimentará de alguna forma las sugerencias que haga usted como asesor del presidente Enrique Peña Nieto? Realmente, trabajar por la ciudadanía significa crear espacios de convivencia y espacios al mismo tiempo de seguridad, y yo lo que diría es que no son dos áreas incompatibles. Pero desde luego que sí estamos hablando de dos líneas de acción autónomas, independientes. Por lo tanto, lo que hagamos desde el ILC tendrá un enfoque global-latinoamericano, nacional-mexicano, pero no necesariamente vinculado a la asesoría que en materia externa estoy dando al presidente electo.El miércoles pasado se reunieron en la Casa de Los Pinos, para hablar del tema de seguridad por segunda vez, el presidente saliente Felipe Calderón y el entrante Peña Nieto, con sus respectivos equipos. ¿Ha estado usted en alguna de esas dos reuniones? No. Yo, como he dicho, estoy fuera de líneas jerárquicas. Actúa de manera externa y actúo con todo respeto por esa institucionalidad mexicana y no he participado en esas dos reuniones.¿Existe alguna similitud entre la situación de inseguridad y violencia que vive México derivada del narcotráfico y alguna etapa de la violencia generada por ese delito en Colombia? Yo he sido contrario a que haya paralelismos entre las historias criminales de México y Colombia. Son dos historias, dos culturas, dos arquitecturas institucionales, dos Estados muy distintos. El único elemento común de esa historia triste es que la violencia generada por el narcotráfico tiende a ser la misma en cualquier parte del mundo.Con la captura del denominado ‘último gran capo’ del narcotráfico en Colombia (Daniel ‘El Loco’ Barrera) algunos analistas consideran que en nuestro país solo quedan pequeñas mafias lideradas por los denominados ‘lavaperros’ o ‘traquetos’ y que en realidad el negocio está dirigido por grandes capos de otros países, como México. ¿Usted qué piensa? Colombia ha dado un gran paso cuando ha neutralizado la pretensión de los grandes carteles del narcotráfico de poner en jaque la institucionalidad colombiana, y creo que hoy, aunque todavía queden problemas alrededor del narcotráfico, los colombianos pueden tener la seguridad de que el narcotráfico no es una amenaza para la estabilidad institucional en nuestro país. Y desde luego estamos hablando de un crimen que tiene un origen transnacional y por lo tanto sería ingenuo pensar que este es un problema exclusivo de Colombia o de México o de cualquier país centroamericano. Aquí estamos frente a una problemática global, por supuesto, que implica acciones globales.Usted está acostumbrado a echarse al hombro responsabilidades muy pesadas. ¿Cómo va a hacer para estar al frente del Instituto Latinoamericano de Ciudadanía, asesorar al presidente Peña Nieto y atender sus obligaciones como miembro del equipo negociador del Gobierno colombiano en los diálogos con las Farc? Después de haber dirigido una institución tan compleja como la nuestra, en este momento con 175 mil hombres y mujeres que la integran, después de tener esa inmensa responsabilidad en todo el territorio, la verdad es que hemos generado una cierta capacidad de organización para poder tener foco y no defraudar estas expectativas en los tres ámbitos que usted menciona.A propósito de las negociaciones con las Farc, ¿qué opinión le merecen las voces que están en desacuerdo con que haya dos generales de la República presentes en la mesa? Una de las reglas más importantes en esta nueva etapa liderada por el señor presidente Santos es que los negociadores no emitiremos opiniones, y ahí me excuso de no manifestar absolutamente nada en relación con ese proceso. Eso se hará al interior de las mesas de negociación. La gente en Colombia se preguntará por qué usted, que conoce de primera mano los problemas del país, no lidera allá una iniciativa como la del Instituto Latinoamericano de Ciudadanía, del Instituto Tecnológico de Monterrey? Realmente el ofrecimiento vino desde México; esta es una iniciativa mexicana. La verdad, me entusiasmó porque la propuesta es que no solamente sea un trabajo para México, sino para que tenga impacto en toda Latinoamérica, y eso realmente es lo que me ha seducido como propuesta: saber que estamos frente a un proyecto regional, donde desde luego mi país, al que quiero tanto, está considerado como una de las prioridades. Acá le dicen con mucho cariño ‘Don Óscar’ u ‘Óscar’. ¿No le suena raro que no le digan ‘general’? Estoy feliz con este proceso de reinvención. Creo que atrás han quedado las formalidades del generalato, mis estrellas de general. Y aquí, en este mundo académico, altamente comprometido con el debate, con la investigación, me siento muy a gusto con que me llamen Óscar. Además, debo decir que me ha impactado mucho la manera tan cariñosa y tan afectuosa como he sido recibido en México y muy especialmente en el Sistema Tecnológico de Monterrey.

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