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Más del 75 % de los niños reclutados son huérfanos, dice investigadora

Neila Díaz, directora de la Especialización en Psicología Educativa de La Sabana, habla sobre dos estudios de los menores en la guerra.

7 de noviembre de 2016 Por: Redacción de El País

Neila Díaz, directora de la Especialización en Psicología Educativa de La Sabana, habla sobre dos estudios de los menores en la guerra.

El jueves pasado se realizó en la Universidad La Sabana en Bogotá el VI Congreso Internacional de Pedagogía e Infancia, en el que se presentó un informe que revela cuánto tiempo tardaría el proceso de reintegración de los niños recién desmovilizados de las Farc a la vida civil.   Neila Díaz, directora de la Especialización en Psicología Educativa de esta universidad,  es una de las personas que realizó este análisis y ha investigado el tema de los menores en el conflicto. La académica también realizó un estudio en el que se consultó a 1666 menores con edades entre 8 y 18 años, que han sido víctimas de la guerra.   En una de las investigaciones  se hablaba de que el proceso de reintegración de los niños  desmovilizados de las Farc a la vida civil podría tardar dos años. ¿Por qué ese tiempo?  La trayectoria de reincorporación dependerá de múltiples factores. Las investigaciones han mostrados que tres de ellos son los más importantes. Uno es  la edad de vinculación: los niños que entraron más pequeños a la guerrilla toman más tiempo en restablecer una vida, dados sus niveles de identificación con el grupo.  Un segundo punto es el el tipo de vinculación: el hecho de que haya sido reclutamiento forzado o voluntario ha marcado diferencias en la interpretación del hecho de pertenecer al grupo. Y el tercero se trata de  los niveles de alfabetización: los estudios dicen que el promedio es quinto de primaria. De estas tres variables dependerá en gran parte la posibilidad de reconstrucción del vínculo con la sociedad y por ende la reincorporación total. Desde antes de las negociaciones con las Farc se presentaron desmovilizaciones de menores de edad, ¿cómo cree usted que se ha dado el tratamiento para esos menores? El Instituto de Bienestar Familiar, ICBF, ha tratado en el periodo 1999 a 2016 el caso de 6.000 niños desmovilizados. La información que se tiene del proceso es escasa. Lo cual es comprensible por la dimensión del problema. Pero nos impide conocer más acerca de las trayectorias de estos jóvenes. En uno de los informes presentados en el congreso se hablaba de que el  modelo de intervención “que se debe implementar en dos años de forma gradual, en el que los menores de edad puedan estar reubicados en un hogar temporal y exclusivo para ellos”. ¿Cómo recomiendan que sea ese hogar temporal? Los hogares temporales deben ser hogares, con todo lo que esto significa calor humano y social. Además de espacios para la lúdica y el tratamiento individual. ¿Y la relación con otros niños cómo debe ser?  Una de las acciones más importantes en las casas de transición a la vida civil es favorecer la socialización y por ende la construcción del vínculo. Por ende las relaciones entre los niños que allí habiten deben ser sujeto de trabajo y análisis. ¿Cuáles son los síntomas de los traumas de los niños reclutados por las Farc o por los grupos guerrilleros?  El informe registra los principales síntomas, como paranoia, retroceso en el aprendizaje, temor a bañarse o vestirse solo, juegos traumáticos, incontinencia, insomnio, pesadillas, apatía y agresividad. Estos  forman parte del cuadro de efectos psíquicos que la guerra ha dejado en los niños y niñas que, en su mayoría, han formado parte a la fuerza de los grupos armados ilegales. Se puede hablar de afectaciones en todos los niveles, biológico, psicológico, social y cultural. En cuanto a los niños reclutados, ¿es recomendable que vuelvan con su familia? El informe muestra que más del 75 % de los niños reclutados son huérfanos, lo que significa que devolverlos a la familia nuclear es imposible, a menos de que hayan hermanos mayores que hayan quedado al cuidado. Las familias extensas podrán ser una palanca que facilite el vínculo con la sociedad, pero en todo caso la condición de ser hijos del Estado dada su orfandad debe ser considerada y reconocerles todos los deberes civiles y morales que esto conlleva. Usted ha estudiado casos de Sri Lanka, Nigeria, India y Sudáfrica, ¿cómo ha sido el trabajo con los menores víctimas de estos países y cuáles son su tipo de traumas?  La exposición al estrés post-trauma de todos los niños que han participado de la guerra genera sentimientos de fragilidad, desconfianza en el prójimo y por ende dificultades en el vínculo. La razón de cada uno de los conflictos y su mantenimiento podrán explicar o diferenciar en mayor o menor medida estas variables.  ¿En otros países cómo se ha dado ese proceso de reinserción de los ‘niños soldados’? Sri Lanka, Sierra Leona, Uganda por nombrar solo a 3 de más de 30 países que han utilizado niños como combatientes tienen mucho que enseñarnos en sus procesos de reinserción. La manera en que se realizaron es común dada la presencia de organizaciones internacionales como la Unicef o la ONU, recibir los niños, darles un espacio físico y moral para la reintegración. Uno de los aspectos diferenciales está en asignar o no estipendios a las familias para que cuiden de sus hijos. ¿La capacidad de resiliencia de un niño es mayor que en un adulto? La capacidad de resiliencia, o su contrario, la fragilidad, se forja desde la primera infancia. Los factores de riesgo y los factores protectores determinaran esta capacidad de hacerle frente a los combates de la vida y aprender de ellos. Por ende, a mayor experiencia en enfrentar las dificultades mayor posibilidad de resiliencia. ¿Cuáles son los factores de riesgo para la recuperación de menores desmovilizados y también los que han sido víctimas? Los riesgos pueden estar en tres niveles: la capacidad adaptativa de cada niño y por ende su plasticidad; la solidez y pertinencia del trabajo de reparación biológica, psicológica, social y cultural y la solidez del acompañamiento, y la sociedad- lo cultural, la re-significación que la sociedad haga sobre el fenómeno, las posibilidades de acogida que se desplieguen y nuestra capacidad de entenderlos víctimas del conflicto y no victimarios. En el caso de Centroamérica, expertos han asegurado que las maras se formaron con esos niños que son los hijos de padres asesinados o que vivieron muy pequeños la guerra. ¿Qué riesgos podríamos tener que muchos de los menores reinsertados ingresen a filas de pandillas o de bandas criminales? Los riesgos de incorporación de los niños a bandas criminales o a conflictos en países vecinos es inminente. Por esto todas las acciones de cuidado y protección que despliegue la sociedad deberán ser sólidas y continuas, además de corresponder a planes de acompañamiento a largo plazo, de manera que se evite la repetición de este hecho.

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