“Lo vital de las tierras se va a discutir primero con las Farc”: Juan Lozano

El senador Juan Lozano impulsa una ley para combatir la compra exagerada de tierras por parte de extranjeros, quienes estarían convirtiendo “nuestra tierra en cultivos para bocas ajenas”.

El senador Juan Lozano impulsa una ley para combatir la compra exagerada de tierras por parte de extranjeros, quienes estarían convirtiendo “nuestra tierra en cultivos para bocas ajenas”.Usted dice que la inversión extranjera en tierras colombianas va a generar escasez alimentaria…Ese no es el supuesto fundamental, ni se trata de perseguir a la inversión foránea. Se busca evitar, eso sí, la concentración excesiva de tierras en manos de extranjeros, porque esas compras en el futuro pueden obedecer a intereses distintos al bienestar del país.¿Qué extranjeros están comprando tierras aquí como para que haya tanta preocupación en el Congreso? Oxfam, una muy importante confederación de 17 organizaciones que trabaja en 92 países, advierte en su informe ‘Tierra y poder’ los riesgos que corre Colombia. En el Congreso hay preocupación porque importantes extensiones estarían quedando en manos de extranjeros en Huila, Putumayo, Cauca, Caquetá, Nariño, el piedemonte oriental y la Orinoquía. ¿Quiénes son esos extranjeros? El representante Wilson Arias ha denunciado compras de empresas como la brasileña Mónica Semillas o Poligrow Colombia, representada por italianos.¿Es cierto que los chinos también están comprando?Hay información de ese interés concreto y no solo en Colombia. Los anima una razón poderosa: tienen muchas más bocas para alimentar que tierra donde producir alimentos. La China es determinante en una cifra muy delicada: se prevé que la población mundial pase de 7.000 millones de personas, que teníamos en el 2011, a 9.000 millones en el 2050. ¿Y ellos han sembrado en Colombia? Esta es una iniciativa que busca anticiparnos a riesgos evidentes por el deterioro climático, por la escasez de tierras, por el aumento de la población; estamos tratando de adelantarnos a los chinos y a quien quiera convertir nuestra tierra en cultivo para bocas ajenas. ¿Puede ser que esos terrenos sean para la producción de agrocombustibles? Eso nos preocupa. Tenemos que aprender las lecciones de otros países, que se desbordaron en la siembra de palma y maíz para producir agrocombustibles. Lo relevante es definir criterios para que los extranjeros contribuyan eficazmente con el desarrollo del país. Esas cuestiones comprometen la soberanía nacional. ¿Será que además de la seguridad alimentaria preocupan las compras de tierra por parte de personas cercanas a Chávez y su chequera, Pdvsa? Hay dos iniciativas haciendo curso: la mía, inspirada en la protección ambiental y alimentaria y la del senador Hernán Andrade, que sí contempla restricciones en zonas de frontera. La mía apunta a que por ningún motivo más del 15 % de los terrenos rurales de un municipio puedan estar en manos de extranjeros. ¿El Gobierno se dejó coger ventaja en este asunto de las tierras? Se lo voy a decir claramente: por falta de una oportuna presentación al Congreso de la ley de desarrollo rural, el asunto vital de las tierras se va a discutir primero con las Farc que con la sociedad colombiana que no ha participado en la violencia. Llevamos dos años esperando a que radiquen la ley para concertar con campesinos, industriales, gremios y ciudadanía, así que el diálogo agropecuario arrancará primero con la guerrilla. ¿Será porque el gobierno es consciente, aunque no lo acepte, del dominio que ejercen las Farc en la zona rural? Históricamente la lucha de las Farc se ha asociado con la tierra. Soy optimista con los diálogos, pero ojalá los negociadores del gobierno, que no parecen ser muy expertos en lo agrario, mantengan lazos de comunicación para no cometer equivocaciones con quienes han llenado de sangre el campo colombiano.