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“Legalizar la droga crearía un gran lío de salud pública”

Camilo Uribe Granja, de la Junta Internacional Fiscalizadora de Estupefacientes, dice que la legalización llevaría a una explosión del consumo y a un problema de salud pública de una magnitud que un sistema de salud como el colombiano no estaría en capacidad de atender.

27 de noviembre de 2011 Por: Alejandra Bonilla I Colprensa

Camilo Uribe Granja, de la Junta Internacional Fiscalizadora de Estupefacientes, dice que la legalización llevaría a una explosión del consumo y a un problema de salud pública de una magnitud que un sistema de salud como el colombiano no estaría en capacidad de atender.

Durante su reciente visita a Inglaterra, el presidente Juan Manuel Santos reavivó la controversia sobre la legalización de las drogas, al manifestar que “podría considerar la legitimación de la cocaína si hubiese un consenso mundial”.Sin embargo, el vicepresidente de la Junta Internacional Fiscalizadora de Estupefacientes (Jife), Camilo Uribe Granja, entidad adscrita a la ONU que se encarga de investigar el tema de las drogas y de fiscalizar el cumplimiento de los gobiernos de los tratados frente a este tema, asegura que ese debate llegó tarde. El médico toxicólogo que alterna su trabajo en Viena, Austria –sede de la Jife-, con la atención de pacientes en Bogotá,  hizo un preocupante balance sobre la actualidad de esta lucha y detalla por qué el tema de la legalización no es sólo obsoleto sino inconveniente para la realidad colombiana. ¿Por qué la Jife dice que las drogas sintéticas reemplazarán el consumo de la cocaína ? Desde 2007 Estados Unidos, el  mayor comprador y consumidor de la cocaína producida en los países andinos, viene demostrando una reducción dramática en el número de consumidores de cocaína del 40%.  La tendencia en el crimen organizado es que todo viene migrando hacia otro tipo de sustancias como las drogas sintéticas y los medicamentos controlados. Si para producir cocaína se requiere cultivar arbusto de coca, deforestar bosques tropicales andinos, la erradicación, la fumigación, el desplazamiento, para las drogas sintéticas no se requiere productos de origen natural, se producen en el laboratorio y éstos no son sofisticados. Se pueden hacer en cualquier parte del mundo.¿Qué tipo de medicamentos controlados están siendo usados?Medicamentos que son supremamente importantes por ejemplo para el control del dolor crónico en el cáncer terminal, en el manejo de enfermedades mentales, sustancias psicotrópicas, estas son las sustancias que están reemplazando las sustancias de origen natural. En Estados Unidos comienza el desvío hacia canales ilegales de medicamentos como la oxitocina, la oxicodona, la ritalina, el metilfenidato –usado para el manejo del déficit de atención e hiperactividad-. También está el fentanil que se utiliza en nuestras salas de cirugía y que comienza a perderse de los hospitales. Una ampolla de fentanil vale en el mercado unos $80.000 robada de cualquier hospital y equivale a cien dosis de heroína.  ¿Y las drogas sintéticas?La comunidad en general ha escuchado el tema de precursores para fabricar medicamentos sencillos como los antigripales, la pseudoefedrina, la efedrina, empezaron a desviar por canales ilegales hacia México. Esto arranca desde la producción legal en países asiáticos, pasa por Centroamérica, llega a México que es uno de los principales centros de acopio y producción de drogas sintéticas ilegales pero a partir de precursores legales. Todo esto ha migrado a sustancias como el ‘spice’ que son cannabinoides sintéticos, ya no es necesario cultivar marihuana para obtenerla, se puede sintetizar en el laboratorio. Lo que hay que replantear en la problemática de las drogas según nuestra opinión es combatir el crimen organizado que está migrando hacia este tipo de sustancias.  ¿Entonces, la legalización de estupefacientes es una solución?Hay que hablar basados en la evidencia. En Holanda arrancó con cierta permisividad, desde los 70 con el tema de la marihuana. Llevó a que existieran los ‘coffee shops’ o zonas donde se podría comprar la marihuana y consumirla. Después se evidencia que de la mano de la marihuana viene el consumo de drogas como heroína, cocaína y medicamentos. El Gobierno holandés en los últimos cuatro años ha tenido que replantear su política. De 3.500 ‘coffee shops’ quedan menos de 100. La marihuana que se consume hoy en día no es la misma de los 80. Puede tener hasta 15 o 30 veces más del alcaloide nocivo que la compone. ¿Los países que hablaron de legalización no tuvieron en cuenta el impacto a la salud pública?En los próximos 20 años el problema de la cocaína va a desaparecer pues ya hay drogas sintéticas con mayor comercialización y menos riesgo, la legalización de estas sustancias que no van a ser las del futuro, arreglaría problemas como que no se desforestaría, pero no va a arreglar el problema del crimen organizado ni de financiación del terrorismo pues emplearán otras sustancias. Cuando usted legaliza baja el precio y al bajar, el negociante no cierra y se va, sino que busca una estrategia para ampliar su mercado. El problema es que estas sustancias desencadenan en los seres humanos adicciones y no se puede saber cuántas personas se convertirán en adictos. Y ¿cuánto cuesta en términos reales de PIB atender esa serie de enfermos ya sea como consecuencia de la sobredosis o de alternaciones conexas como el caso del trauma, los hechos violentos, el sida, la hepatitis B? Ahora bien, si al legalizar baja el precio, se afecta el negocio pero el crimen internacional hará otros negocios que involucran sustancias que también van a producir problemas en la salud pública y nunca vamos a saber la cantidad de adictos. Está el argumento de que pasó lo mismo con el alcohol...Claro, el alcohol y el tabaco son los causantes de 89 millones de muertes anuales en el mundo. ¿Quisiera la comunidad mundial añadirle a esas dos sustancias el resto de sustancias ilegales y sumar cuantos muertos?A pesar de este panorama, para los países andinos, ¿la legalización no podría llegar a ser un alivio más que una solución?Mi posición personal es que la legalización llevaría a una explosión del consumo y a un problema de salud pública de una magnitud que un sistema de salud como el colombiano no estaría en capacidad de atender. Incrementaría los problemas de salud mental en un país que ya es mentalmente enfermo. Creo que no es la vía. Estoy convencido de que se hizo tarde para hablar de legalización, pensando  en una propuesta colombiana del fiscal Gustavo De Greiff a principios de los 90 en las Naciones Unidas en donde se planteó esa posibilidad, como una salida a la criminalidad sangrienta de ese momento. ¿Dejamos de lado el tema de la legalización? Las tendencias muestran que el crimen organizado ya tiene las estrategias montadas por si se llegase a dar ese tema porque ya comericalizan otras sustancias. Entonces, sí esas sustancias son legales la pregunta sería legalizar qué. Segundo, yo no he oído a nadie que hable de legalizar la droga, hasta ahora sólo la marihuana. Pregúntele al Gobierno holandés cuánto tiene que invertir para tratar a los adictos. Tendríamos un problema gravísimo de salud pública a diez años más la tendencia de migración al medicamento y las drogas sintéticas. ¿Estamos pagando el hecho de haber puesto más énfasis en combatir la oferta y no verlo desde el comienzo como un tema de salud pública?¡Claro! Por supuesto que sí. Mi opinión personal es que la lucha contra la droga se enfiló hacia el tema judicial y se nos olvidó que el afectado era el ser humano. Si no se mejoran las condiciones, será un juego de nunca acabar. El presidente Santos señaló la necesidad de replantear la lucha y lograr a consensos… Lo que han dicho los presidentes de México, Colombia y Afganistán, entre otros afectados, es que desde haya un consenso mundial, que todo el mundo esté de acuerdo, cosa que nunca ha ocurrido en términos de la lucha actual, entonces habrá algo útil. No sabemos. Tengamos en cuenta que son procesos muy largos.  Por ejemplo, la Convención Única de Estupefacientes de 1961 no la han firmado 4 países y la Convención de 1988 que involucra los precursores químicos hay cerca de 12 países que no han firmado. Ahí vemos hasta donde hay compromiso. ¿Ese letargo en qué ha afectado la lucha contra las drogas? Un ejemplo. Incluir una nueva sustancia como controlada en un listado de las convenciones internacionales puede tardar cuatro o cinco años. Hace seis años se detectó que se estaba abusando de la ketamina, un anestésico de animales, y que ya había casos de adicción, pero sólo hasta el próximo año la Organización Mundial de la Salud va a estudiar si la ingresa al listado. Algunos países serios como Colombia ya la incluyeron en sus listados nacionales. Entonces, si se comienza a hablar de la legalización, ¿cuánto tiempo va a tardar para que eso sea una realidad? Si mientras tanto no hacemos algo coherente, el tema se nos saldrá de las manos.¿Con qué sustancias controladas nos dejamos ganar ventaja de los criminales?En el 2001 usaban fenilpropanolamina, se prohibió y el crimen organizado tardó seis años en buscar como reemplazarla con pseudoefedrina y efedrina. Cuando se detectó, se prohibió y tardaron dos meses en conseguir con qué reemplazarla y el problema con la droga sintética es que hay miles de posibilidades. Y cuando  Colombia la prohibió para fabricar antigripales dejó la puerta abierta para importar efedrina y pesudoefedrina, producir productos y exportarlos. ¿A qué países Colombia exporta medicamentos? A Centro América y el Caribe. ¿Cuáles son los puntos de tránsito donde esto se desvía para terminar en México y producir drogas sintéticas? Estamos jugando con una doble moral. La lucha contra las drogas entonces está más que retrasada…Claro. Cuando se dice que la lucha contra las drogas se perdió, yo respondo que esa lucha a la fecha ni se ha ganado ni se ha perdido ni se va a ganar. Hay que primero entender antropológicamente a la humanidad, siempre ha habido alucinógenos, sino que se perdió el control y estamos pagando una serie de efectos. Hay que tomar medidas. En Europa por ejemplo el tema de la heroína se salió de las manos. Llega un punto en que un Estado llega a decir que usted como ser humano adicto no es mi problema, sino que lo importante es que usted no contamine y eso cuánto cuesta.  ¿En qué punto está Colombia?Creo que las cosas aún son manejables. El problema es la falta de unificación. La entidad a cargo del tema era la Dirección Nacional de Estupefacientes, que está en liquidación, era en el papel el órgano rector pero tienen responsabilidad el sector salud, educativo, defensa y social y cada cuál jala para su lado. Esa es la forma más evidente de perder recursos. La DNE por lo menos, a la luz del derecho internacional, regulaba el tema del observatorio de drogas. Por la corrupción y malos manejos entra en liquidación y se propuso, entre otras, crear una gran agencia antidroga que dependiera de la Presidencia como ocurre en otros países. Pero pasó a ser una dirección, entre otras cuatro, de un viceministerio.  En este tipo de cosas la comunidad internacional debería empezar a ponerse de acuerdo.Nos equivocamos entonces centrando el debate ahora en si se legaliza o no…Ese es el debate subjetivo. El debate es que existe el problema de consumo de sustancias que llevan a producir una enfermedad adictiva, que genera dineros por canales ilegales y que la estrategia del crimen organizado es gigantesca, ¿cómo se sientan todos los mandatarios del mundo a decir la ruta que vamos a tomar todos es esta? Colombia es un país que sabe perfectamente controlar la salida de cocaína pero ¿cuándo comenzamos a controlar lo que entra? Si viene en una presentación farmacéutica cualquiera, ¿cómo hago para saber si su contenido es lo que dice la caja? Tenemos que enfrentarnos a cosas muchísimas más complejas. ¿Cuáles son las recomendaciones de la Jife para avanzar en la lucha contra el tráfico de drogas?Lo que hay que replantear en la problemática de las drogas es atajar la tendencia del crimen organizado que está migrando hacia este tipo de sustancias. Además, la necesidad de equilibrar la inversión de recursos en la lucha contra las drogas. Hasta el 2008, en general, cerca del 70% de los presupuestos eran invertidos en reducción de la oferta y el resto en reducción de la demanda, en la prevención del consumo, en diagnóstico y rehabilitación de adictos. Vale decir hoy está en los 12 años la edad para el comienzo del consumo de estupefacientes lícitos e ilícitos. Lo segundo es que no sea un saludo a la bandera el tema de la responsabilidad compartida. Se necesita hoja de coca y precursores químicos que vienen de países industrializados, que salen por canales legales y que pasan las fronteras muchas veces de parte legal. Si no hay responsabilidad compartida que involucre también a las empresas productoras de esas sustancias pues nunca vamos a conseguir un equilibrio.

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