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"La violencia no es de los pobres sino de la inequidad": Directora de Cisalva

María Isabel Gutiérrez, directora de Cisalva, analiza temas de seguridad y movilidad de Cali. Insiste en la importancia de los datos.

14 de marzo de 2016 Por: Ana María Saavedra | Editora de Orden de El País

María Isabel Gutiérrez, directora de Cisalva, analiza temas de seguridad y movilidad de Cali. Insiste en la importancia de los datos.

María Isabel Gutiérrez lleva más de quince años como directora del grupo del Instituto de Investigación y Desarrollo en Prevención de Violencia y Promoción de la Convivencia Social, Cisalva, de la Universidad del Valle. Esta entidad es reconocida internacionalmente por sus trabajos en temas como las ‘comunidades seguras’ o la creación de observatorios. Y su directora, una médica de la Universidad del Valle,  magíster en Epidemiología y Estadística y con un doctorado en Salud Pública y Epidemiología en la Escuela de Salud Pública de Johns Hopkins University, es una de las académicas más respetas en América Latina. Incluso, en el 2013 la consideraron una de las 100 personas más influyentes en el mundo en la reducción de violencia. ¿Cuál es la situación  de la ciudad actualmente en cuanto a violencia y seguridad? Cali es una ciudad muy compleja. Tiene un tema inicial de asentamientos de personas que llegaron del campo por muchas realidades.   También está el tema del narcotráfico, que permeó con su  cultura de la plata fácil a una generación de jóvenes que ya son adultos, originando unas cadenas generacionales que han afectado la seguridad. Son muchos problemas: las pandillas, formadas muchas veces por muchachos criados por abuelas o solos; están los casos de los ‘gota a gota’.  Los problemas de Cali nacen de un tema de inequidad y falta de  derechos.  Eso genera esos riesgos de que mucha gente que no tiene esas oportunidades  vaya a buscar ese tipo de ofertas en la ilegalidad. ¿En Cali es mayor la inequidad que en otras capitales como Bogotá y Medellín que han logrado disminuir  los índices de violencia? En Bogotá  ha habido fenómenos sociales basados  en rescatar a la ciudad conjuntamente con la población. Le apostaron a trabajar con la gente en los barrios. Se generaron temas de resolución de conflictos, convivencia, de mediadores, de rescatar personas vulnerables. Hicieron una ruta conjunta de ciudad, basada en la gente y en disminuir la inequidad. Mejoraron la accesibilidad a las escuelas y al trabajo. Esto no estaba basado, y no quiero criticar, en cuestiones que no tienen permanencia como algunas creaciones de microempresas, sino en resolver el tema a largo plazo. Igual pasó en Medellín, con  la diferencia de unos pactos con paramilitares, pero que concuerda con las ofertas de las bibliotecas, colegios, espacios públicos para la gente... En Cali ha habido toda una inversión que hay que reconocerle al ex alcalde Jorge Iván Ospina con la visión de las megaobras, como la del Nuevo Latir. Y esa visión no se había tenido en mucho tiempo. Pero parecen no ser suficientes. Potrero Grande, donde se construyó ese proyecto del mega colegio,  sigue siendo uno de los barrios más violentos. No  es suficiente. Aunque sería muy atrevido decirlo, es que muchos proyectos  no se han basado en qué quiere, cómo se siente ni qué le pasa a la gente en el día a día de las comunidades. En Potrero Grande tenemos que hablar también del tema de vivienda gratuita del Gobierno, que es un error al querer solucionar la cantidad y no la calidad. Estamos tratando con gente y con gente vulnerable. Meten a la gente en unas cajas de fósforo. Le preguntaría a las personas que han generado estos programas si se irían a vivir a una casa de esas.  Se sabe por publicaciones científicas que cuando se vive en esos espacios tan cerrados y restringidos se genera agresividad, problemas de convivencia,  violencia intrafamiliar y abuso sexual. Si queremos reintegrar a estas poblaciones vulnerables el tema es de calidad y no solo de vivienda, también de educación, de salud.  Con esos temas el Gobierno Nacional se está pelando porque se tiene cantidad y no calidad.  El año pasado la tasa de homicidios  fue de 58, la más baja en los últimos 20 años. ¿A qué se debe esa disminución? Es el resultado de cuatro años de estar trabajando de la mano la Administración, la Fiscalía y la Policía. Hay que mirar los homicidios desde dos ángulos: los de delincuencia y los de convivencia. Aunque tienen cosas en común tienen un abordaje diferente. En la ciudad estaban altos los de delincuencia, por eso se enfocó el trabajo de desarticular bandas completas, llegando a los ‘hormigueros’, cómo decía el ex alcalde Guerrero. Se desmantelaron casi 300 bandas con la captura de un 90 % de sus integrantes. Pese a la disminución, seguimos siendo la capital con más homicidios de Colombia. Siempre se habló de la estrategia de intervención de seis comunas, pero  estos sectores, que son los de Aguablanca y la ladera, continuaron siendo los más violentos. La situación es muy compleja. Yo no tengo la respuesta sino apreciaciones. Cali es el polo receptor del suroccidente. Ahí hay fenómenos de migraciones, aparte de lo social, está la llegada de grupos poblacionales que no están acostumbrados a vivir en la ciudad y  llegan a esas comunas  donde están sus familiares. Llegan los desplazados a unas familias que ya tienen problemas económicos.  Y se empiezan a meter a las redes de microtráfico o de extorsión. O entran al problema de los ‘gota a gota’.  No justifico el tema delincuencial alrededor de la necesidad de la gente. Si miramos estos sectores con otros que no han tenido migraciones, se ven en estos los índices de homicidios son más bajos. El tema de la violencia no es de los pobres sino de la inequidad. Pero en el informe del Observatorio hablaba de que los móviles eran  un 32 % de pandillas y casi un 40 % por venganza. Venganzas son casos relacionados con la delincuencia, pero en pandillas hemos estado hablando con la Secretaría de Gobierno acerca de ajustar ese ítem porque en muchos de los casos dejaron de ser pandillas para convertirse en grupos delincuenciales. El Comandante de la Policía de Cali dijo  que el microtráfico era uno de los mayores generadores de violencia. Así le digamos microtráfico es narcotráfico. Y es la historia de redes grandes que se desmembraron y quedaron  grupos que se disputan territorios de distribución. Ese es uno de los mayores problemas. En enero y febrero se han aumentado los homicidios en un 6 %. ¿Cree que la tendencia a la baja vuelva a subir? Cuando no ha habido un cambio social de fondo estos picos se pueden dar. Muchas veces es la salida de un fulano de la cárcel, la llegada de uno que hace subir estos casos... El  aumento también puede tener relación con que estos dos meses no ha habido un arranque en plata blanca, apenas se va a empezar en marzo. Por nuestro año fiscal los dos primeros meses del año son muertos. Pudo ser por ese lapso. Esta alza coincide con la ampliación de la hora de rumba, ¿tiene relación? Estamos haciendo un análisis detallado. Hasta el momento hemos visto que los homicidios no han sido en la zona de rumba. Han sido en la noche, casi un 60 %, pero la mayoría entre las 7:00 p.m. y 12 m y no en la madrugada. Las muertes han sido en el oriente y la ladera, en las comunas que no tienen ampliación sino restricción de horario. Hasta ahora en los datos que tenemos no hay relación. Se esperaba que en el Gobierno de Armitage se diera una continuidad con la visión de ciudad de  Rodrigo Guerrero, pero con anuncios como la hora de rumba, la velocidad o el parrillero se están distanciando. Estos eran lemas de campaña de él, no creo que sea un distanciamiento. Y él inclusive ha estado revaluando algunos de esos planteamientos. Yo espero que el alcalde Armitage, independientemente de que se acerque o aleje a lo que Guerrero había estado haciendo,  se base mucho en los datos. Que antes de hacer un pronunciamiento revise cómo va la ciudad, con datos. Los datos son los que le dan la bitácora, la ruta hacia donde se debe orientar. Algunos anuncios han parecido impulsivos y han sido criticados. ¿Le falta metodología? No diría metodología. Para él la Alcaldía es algo nuevo, él ha sido un empresario toda la vida. Pienso que más que metodología son estilos de gerencia. Y en una ciudad tan compleja como Cali, antes de pensar en buenos deseos para la ciudad y su gente, se tiene que mirar el histórico de los datos. Mi sugerencia, y creo que ya lo está haciendo en lo poco que he podido interactuar  con él y acompañarlo en sus acciones, es que ahora está utilizando más la información. Él está aprendiendo a gerenciar la ciudad  y eso es bueno para Cali. Uno de esos anuncios fue que en seis meses se podría quitar la restricción del parrillero hombre, si los motociclistas tenían un mejor comportamiento. ¿Está de acuerdo? Es difícil. Se lo mostramos con estudios concretos basados en evidencias. No solo el tema del sicariato a partir de un parrillero hombre,  también estaba el tema de hurtos. El director seccional de fiscalías se lo explicó. Es un poco, sin ser atrevida, el desconocimiento del tema. Él tiene razón en la parte de mejorar la movilidad, pero uno tiene que sopesar esas decisiones en la protección de la población. Estamos hablando de vidas.  En Cisalva ¿se han realizado estudios de movilidad? ¿Cuáles han sido las propuestas para mejorar esa atención en el sistema de transporte masivo,  MÍO? Tenemos un equipo de Seguridad Vial que está trabajando en conjunto con dos grupos de ingeniería de la Universidad que son expertos en movilidad. Definitivamente, en el transporte masivo y público hay algo claro que es respetar los horarios. Por ejemplo, usted sabe que el bus llega a las 3:00 p.m, y está hasta las 3:05 p.m. Y sabe el tiempo que gasta en llegar a la otra estación está estipulado. Había un estudio de Johns Hopkins que mostraba cómo era directamente proporcional el tema de violencia y vulnerabilidad económica relacionado con factores de movilidad en su transporte público.   Uno no puede ver a una ciudad con el tema de movilidad por un lado, lo social por otro, educación por otro y seguridad por otro. Tiene que verla de manera integral. Hay que ver el ejemplo de Bogotá y Medellín, en los momentos buenos del transporte masivo, que han tenido temas integrales de ciudad. Y eso ha influido en la situación de esas ciudades. Si uno ve las tasas de estas ciudades ve un trabajo sostenido y desde la gente. Si miráramos a Cali como una ciudad integral, donde todos los sectores tuvieran un trabajo en conjunto la situación sería mejor. Usted qué opina acerca de la ampliación de la velocidad a 80 kilómetros por hora en dos vías. Creo que en el mundo en este momento las velocidades en corredores están en 30 y máximo  60 k/h. Lo que se teme que pueda pasar en esos dos corredores es que se aumente la accidentalidad y los muertos en las motos. La probabilidad de que haya una persona muerta cuando la velocidad es por encima de 50 k/h aumenta en un 90 %. Entonces, ¿vamos a asumir ese riesgo? Y eso no ayuda en la movilidad porque son vías en las horas pico los carros no van a alcanzar esa velocidad, pero las motos sí. Y está también que son vías dentro de la ciudad por las que atraviesan peatones. Estos son riestos que se tienen que evitar. 

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