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“La cadena perpetua protegería más a la sociedad”: director de la Policía

El director de la Policía, Rodolfo Palomino, habló sobre su propuesta de cadena perpetua para quienes victimizan a los niños, así como de los delitos que más le preocupan en las principales ciudades y la posibilidad de que desmovilizados hagan parte de las FF. AA.

22 de febrero de 2015 Por: Mary Fandiño y Alfonso Ospina | Colprensa

El director de la Policía, Rodolfo Palomino, habló sobre su propuesta de cadena perpetua para quienes victimizan a los niños, así como de los delitos que más le preocupan en las principales ciudades y la posibilidad de que desmovilizados hagan parte de las FF. AA.

El 4 de febrero el país fue testigo de un hecho atroz: el asesinato de cuatro niños de la familia Vanegas Grimaldo, en Florencia (Caquetá), en lo que luego se reveló como una disputa por tierra entre vecinos. Lea también: Gobierno no contempla implementar la pena de muerte en ColombiaColombia entera se conmovió y pidió que se hiciera justicia contra los responsables de la masacre. El mismo presidente de la República, Juan Manuel Santos, dio un ultimátum a los entes investigadores, para que en pocos días esclareciera los hechos y judicializaran a los responsables. Aquella orden fue cumplida por las labores de inteligencia que la Policía Nacional, la Dijín y la Fiscalía, logrando capturar en tiempo récord a los responsables. Colprensa habló con el director general de la Policía, general Rodolfo Palomino, sobre cómo operaron en este caso y sobre su propuesta de que para crímenes tan graves haya condena perpetua. El país entero tiene un sentimiento de gratitud hacia la Policía por el operativo en Florencia. ¿Cómo se desarrolló esa operación que dio resultados en tan poco tiempo? Para resolver el caso decidimos hacer algo que siempre nos ha dado buenos resultados: crear un equipo interinstitucional con policías especializados en investigación de hurtos, de atracos y de homicidio, quienes pueden descifrar el comportamiento o perfil criminal del asesino. Sumamos al equipo a la Fiscalía y al CTI y todo nos permitió generar un abanico de hipótesis de cuáles serían las causas de ese homicidio, del origen de esas muertes y evidenciar que había autores determinadores y materiales. ¿Cómo fueron esos días en Florencia buscando pistas? Esto no es seguir un camino perfectamente marcado, hubo muchos obstáculos que nos hicieron perder muchas horas; tuvimos alegrías, dificultades y frustraciones temporales. Lo importante fue mantener fija la concentración en lo que teníamos que lograr. Sirvió mucho ver en la comunidad una respuesta solidaria, todos se dieron cuenta de que realmente estábamos frente a un episodio que había que contrarrestar, que no podíamos tolerar bajo ninguna circunstancia. Los mismos implicados empezaron a ver cómo sobre ellos se estaba cerrando el círculo; por eso el sicario no solo desaparece el arma, sino que sepulta una motocicleta, con el propósito de ocultar una de las pruebas más contundentes. El operativo fue una contrarreloj, tanto que al tiempo que se hacía una audiencia de solicitud de orden de captura contra Cristopher Chávez, alias El Desalmado, como responsable material, estábamos vigilando su casa y cuando estaba próxima a salir esa orden, este individuo salió de su casa para volarse; uno de nuestro hombres allí estaba vestido de civil, por lo que no tenía cómo aprehenderlo, por eso terminó en una lucha cuerpo a cuerpo, hasta que llegaron las unidades de vigilancia uniformadas. Si no es por esa decisión, se nos hubiera volado y cómo le hubiéramos salido al país, cómo le hubiéramos dicho al Presidente “no pudimos cumplir porque se nos voló”. Este caso tuvo un buen final, pero existen muchos similares que no logran resolverse. ¿Tanto influyó el ultimátum que dio el Presidente de la República? Hay que decir que eso fue un desafío para nosotros, que incorporaba no solo el compromiso ante el señor Presidente sino también el clamor ciudadano. Ese acompañamiento no se convirtió en una carga adicional, sino en un estímulo, porque sabíamos que desde el propio Presidente de la República, todos los colombianos estaban muy atentos a cómo evolucionaba esta investigación. Eso nos demostró que había una voluntad colectiva de avanzar en procura de ese resultado. Luego de ese éxito, la mayor duda que queda es ¿por qué hay tantos casos que tardan o nunca son resueltos? En ciudades como Medellín el año pasado hubo 685 homicidios, una cifra que sigue siendo muy alta, pero que comparada con hace 20 años, cuando superó los 7500, es un gran avance. Cuando hay un número tan grande, los crímenes son solo eso: números. Cuando se reduce la cantidad de asesinatos, podemos darle a cada número un nombre y entonces ya no investigamos una muerte sino la muerte de determinada persona. Es un poco lo que nos ha llevado a tener éxito en el rescate de niños. Existen casos que casi están fuera del alcance de la Policía, como el del Atlántico con la madre que degolló a sus tres hijos, pero aun así ¿qué acciones adelanta la institución para proteger la integridad y velar por la seguridad de los niños? Lo que ocurrió en el Atlántico debe tocar a toda la sociedad, no solo por el hecho, sino porque una mujer de 23 años de edad tenía un hijo hace nueve años. ¿A qué edad se embarazó esta mujer? Es un tema como sociedad muy complejo, que no se debe manejar como una labor institucional, sino social. El llamado que hacemos es no solo a cuidar los propios hijos, sino a cuidar a los hijos de esta sociedad. Es un avance importante ver que esto nos preocupa a todos, el compromiso es que no sea un tema de moda, sino un principio irrefutable defender tanto a niños como a mujeres. Usted propuso cadena perpetua para quienes arremetan contra niños. ¿Cree que si se levantan hasta ese límite máximo las penas de prisión, se lograría una solución este tipo de crimen o para otros? Pienso que eso ayudaría mucho a que la sociedad cada día fuera más consciente de los deberes que tenemos con los demás. Creo que si logramos el fortalecimiento de las penas, vamos a lograr cada día una mayor solidaridad y una mayor protección tanto para los niños como para toda la sociedad. Al tiempo que usted propuso esa sanción, el fiscal, Eduardo Montealegre, dijo que la política de resocialización de las cárceles es un fracaso. Ustedes mismos tienen problemas por el hacinamiento en las URI. Si se le elevan las penas ¿qué se va a hacer con más gente en prisiones de un sistema que parece no funcionar? El Fiscal ha dicho algo muy importante adicional, él habla sobre la efectividad de las penas, más que de la duración de las penas. Creo que eso nos tiene que ayudar a que bajemos cada día más ese índice de impunidad que existe, porque debe haber siempre una sanción por el hecho delictivo cometido y con eso lograr un efecto disuasivo frente a determinadas conductas. Cuando el Presidente sancionó la ley antiborrachos la gente pensó que se iban a fomentar otras conductas delictivas y al contrario lo que sucedió fue que hubo menos conductores en estado de alicoramiento, lo que demuestra que la pena fortalecida sí funciona. ¿Cuál es el delito que más los está preocupando? Nos preocupan mucho tres tipos de delitos: primero, el hurto en todas sus manifestaciones, especialmente el de celulares, que es un problema mundial; segundo: la distribución y consumo local de estupefacientes, sobre todo porque los escenarios escogidos por esos delincuentes son los entornos académicos, donde tenemos que hacer un gran trabajo para proteger a los niños de que incurran en el consumo y de que sea instrumentalizados por las bandas; tercero: la extorsión en diferentes niveles, ante la que hemos logrado avances, pero cada vez que capturamos a un delincuente no desaparece la banda, sino que aparece otro bandido queriendo ocupar ese espacio. ¿Cuáles son la zonas que más preocupan a la Policía por esos delitos? Buenaventura sin duda es una zona muy preocupante, allí se han hecho intervenciones muy complejas, muy fuertes, que el año pasado nos significaron más de 200 capturas de personas pertenecientes o al Clan Úsuga o a otras bandas delincuenciales que se han confrontado por el dominio territorial de las rentas criminales. La grandes ciudades como Bogotá, Cali, Medellín siguen siendo preocupares, sobre todo por el tema de hurtos y homicidios; igualmente pasa en Cartagena y Barranquilla. Es posible que el país entre a un posconflicto, que podría traer otro tipo de delincuencia. ¿Cómo se está preparando la Policía para ello? Cuando se desmovilizaron las autodefensas paramilitares, hubo unos que no lo hicieron y de ellos surgieron 33 bandas criminales, de las que hoy quedan con franquicia tres y realmente en operación una, que es la banda criminal de ‘Los Úsuga’, aunque todavía hay presencia de Los Rastrojos. Somos conscientes de que es posible que se genere una situación similar. La experiencia vivida en el combate contra las bandas criminales nos permitirá reorientar la estrategia, teniendo la misma o mayor efectividad contra los que pudieran continuar su accionar en el narcotráfico o en la minería ilegal. En ese mismo escenario, ¿Cómo le parecería una posible incorporación de desmovilizados a cuerpos de seguridad regionales? La Policía tiene tres elementos fundamentales: es única y nacional, es apolítica y es profesional. Así que si se diera esa incorporación de desmovilizados en este momento, se sacrificaría buena parte del nivel profesional de la Institución.

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