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Informe revela desprotección estatal a mujeres víctimas del conflicto

Marina Gallego, directora de la Ruta Pacífica, habla del reciente informe que revela la verdad de las mujeres víctimas del conflicto armado en el país.

3 de diciembre de 2013 Por: Nelson Alfredo Hernández, Colpresa

Marina Gallego, directora de la Ruta Pacífica, habla del reciente informe que revela la verdad de las mujeres víctimas del conflicto armado en el país.

Marina Gallego es una abogada de profesión que desde muy joven se ha dedicado a defender los derechos de las mujeres y a reivindicar el papel de estas en la sociedad colombiana. La activista, que desde hace 9 años dirige la Ruta Pacífica de las Mujeres y fue una de sus fundadoras, habló con Colprensa sobre los alcances del informe ‘La Verdad de las Mujeres Víctimas del Conflicto Armado en Colombia’, que se realizó tras una investigación de cuatro años.¿Cómo surgió la idea de organizar esta comisión de la verdad?Nosotras estábamos asesorando a las mujeres víctimas de los paramilitares en los procesos de Justicia y Paz, procurando darles información para participar en las audiencias. A raíz de este trabajo, que duró casi dos años (2006 y 2007), hicimos un foro para hacer seguimiento a los avances. Allí, ellas propusieron la conformación de una comisión de la verdad. Desde la Ruta acogimos esta propuesta y decidimos asesorarnos con expertos y estudiar las diferentes posibilidades de cómo hacerla. Al ver que la idea tenía buena aceptación en las regiones, decidimos instalar la comisión integrada mayoritariamente por mujeres víctimas y tomar una muestra de 1.000 mujeres de todos los rincones del país. ¿Cómo reunieron el personal para realizar esta investigación? La Ruta Pacífica tiene presencia en nueve departamentos, con 60 organizaciones que la integran, también tenemos relaciones con activistas de diferentes zonas del país. Aunque hubo zonas a las que no pudimos llegar, debido a su lejanía. ¿Qué fue lo que más le impresionó de todas las historias que conoció? El enorme sufrimiento que las mujeres han padecido en silencio y lo desprotegidas que están por parte del Estado, de la misma sociedad e incluso dentro de su mismo entorno familiar. Sin embargo, admiro cómo, en medio de esta desprotección, han logrado resurgir. Muchas han dejado de ser víctimas para pasar a ser protectoras de su familia e incluso de su comunidad.El informe de la Ruta Pacífica dedica un espacio al sufrimiento al que fueron expuestas las mujeres durante la masacre del Naya (Cauca), ocurrida en el 2001, ¿cómo se hizo esa parte de la investigación?Decidimos que en el Naya se habían hecho algunas investigaciones pero no había ningún estudio acerca de lo que les sucedió a las mujeres después de la masacre, así que creamos un espacio propicio para que ellas nos relataran sus experiencias. Después de hablar con esas mujeres que tuvieron que ver cómo los paramilitares asesinaban a sus esposos, ¿cuál cree que es la principal dificultad que hoy ellas enfrentan?Según lo que ellas expresan, la principal dificultad es el impacto psicológico que les dejó semejante hecho tan horroroso y cruel. La otra dificultad es el miedo, pues este las ha llevado a tener situaciones muy duras en su vida, con su familia y su comunidad. Ellas todavía reclaman una reparación del Estado, ¿cómo avanza ese proceso? No sé muy bien cómo esté ese tema ahora porque las víctimas de la masacre estaban exigiendo una reparación como comunidad, pero el asunto es que nada de eso va llegar a las mujeres, entonces creo que allí habría una posibilidad de que ellas reciban una reparación individual. Las víctimas del Naya también denuncian que con la extradición de muchos paramilitares se está perdiendo la verdad, ¿cuál es el llamado de la Ruta Pacífica en ese sentido?Yo creo que hay que construir las verdades que tiene Colombia y avanzar para que los perpetradores de la violencia cuenten lo que pasó porque la verdad es un alivio para las víctimas y un paso importante en la reparación y la justicia. Por eso el Estado debe hacer todos esos esfuerzos por recuperar esa verdad, pero no quince años después de los hechos, sino ahora.Con respecto a la situación del Valle, el caso de Buenaventura es el más preocupante, pues han aumentado los asesinatos de mujeres, la mayoría con una dosis de sevicia alarmante, ¿cómo ven ustedes esa situación?Para nosotras estos hechos representan la crueldad que hay dentro de la cultura de algunos varones porque en esos casos no hay amor ni pasión, sino una posición de dominio, ya que los hombres se creen dueños del cuerpo de la mujer y entonces, cuando uno se siente propietario de algo, pues hace lo que quiere con él, eso es lo que ha ocurrido en zonas como Buenaventura. Hablemos un poco de usted, ¿de dónde surgió este interés por defender los derechos de la mujer? Desde muy pequeña he sentido algo de rebeldía con respecto al rol que juega la mujer en la sociedad colombiana. En esto influyó mucho mi mamá, que siempre ha sido una mujer de avanzada, tanto que a los 47 años decidió terminar su bachillerato y luego se graduó como bibliotecóloga en la Universidad de Antioquia. ¿Cómo surgió la Ruta Pacífica de las Mujeres? En 1996 yo trabajaba en una organización feminista de Medellín y desde allí veíamos la forma en que el escalonamiento del conflicto afectaba cada vez más a las mujeres. Ahí decidimos convocar la primera movilización nacional e hicimos un acto simbólico de manifestación en Urabá que luego mostramos en diferentes ciudades del país. En ese momento hubo muy buena acogida nacional. Ahí decidimos que esto iba a ser un camino de paz, por eso decidimos llamarnos Ruta Pacífica de las Mujeres. Nos definimos como una organización con un feminismo de base, que defiende los Derechos Humanos de la Mujer. ¿Qué percepción tiene del rol de la mujer en la sociedad colombiana? Yo creo que en Colombia hay muchísimas leyes y se intentan hacer políticas de igualdad para la mujer, pero creo que el contexto colombiano no posibilita que esas leyes se hagan realmente efectivas. Las leyes son buenas, pero no se aplican. ¿De qué manera pueden aportar las mujeres en un pos conflicto? Creo que los acuerdos tendrán que vincular a las mujeres de manera más efectiva, no solo en el tema de los anuncios, sino que en los acuerdos quede plasmado en cada etapa el tema de la mujer, tanto en la política agraria, como en los cultivos ilícitos y por supuesto la participación política esperamos que haya paridad. Las mujeres somos expertas en la construcción de paz, hemos tenido que proteger a nuestras familias, desplazarnos para proteger a nuestro hijos y esas son destrezas que no se aprenden en una universidad, son temas que nosotras conocemos y nos va bien casi siempre. Tras la renuncia de Luis Carlos Villegas a la comisión, se le dio el cargo a una mujer ¿Qué opina sobre este nombramiento? Es bueno porque hay una mujer ahí, como plenipotenciaria, si esta mujer se la juega también porque en los acuerdos quede una agenda que involucre a las mujeres decididamente, no solo en el nombre, sino que permee la totalidad de los acuerdos. ¿Tiene aspiraciones políticas? No, me lo han propuesto pero hasta el momento no las tengo, aunque es una opción que no descarto en el futuro. Yo creo que también hay que llegar a un punto del poder institucional en el que tú puedas ir arañando cosas. En todo caso pienso que se debe apoyar a las mujeres que se arriesgan a escoger este camino. Las mujeres tenemos una representación sumamente baja en la política nacional, con respecto al mundo y a América Latina. Tenemos como un 15 %, si no estoy mal, la idea es que ese porcentaje suba a un 35 % o 40 %. ¿Qué viene ahora para la Ruta Pacífica de las Mujeres? El futuro cercano consiste en el posicionamiento del informe de esta comisión. Tenemos que trabajar para que el informe sea conocido y se convierta en la verdad oficial. También queremos que las mujeres de las regiones donde la Ruta tiene sede se apropien de la investigación, queremos hacer un proceso pedagógico frente a la verdad, así como retroalimentar a los gobernantes con los resultados de la comisión.

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