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Holandesa de las Farc dice que el 'Mono Jojoy' murió enfermo

Tanja Nijmeijer aseguró que el abatido jefe militar de esa guerrilla estaba dedicado a una orquesta que tenía en el campamento que fue bombardeado por el Ejército.

27 de diciembre de 2011 Por: Agencia EFE

Tanja Nijmeijer aseguró que el abatido jefe militar de esa guerrilla estaba dedicado a una orquesta que tenía en el campamento que fue bombardeado por el Ejército.

La holandesa Tanja Nijmeijer, que desde hace nueve años está en las filas de las Farc, aseguró que alias 'Mono Jojoy', jefe militar de esa organización ilegal, murió muy enfermo por la diabetes que padecía y dedicado a una orquesta que había creado en el campamento que fue bombardeado por el Ejército en el sur de Colombia. "En esos días (septiembre de 2010), la diabetes tenía al 'Mono Jojoy' bastante mal", admitió la holandesa en un testimonio difundido hoy por el portal informativo confidencialcolombia.comEl testimonio fue obtenido en algún lugar selvático del país por el periodista colombiano Jorge Enrique Botero, quien hace pocos meses publicó un libro sobre la guerrillera holandesa, traductora de 33 años que por pocos metros supervivió al bombardeo militar que el 22 de septiembre del año pasado acabó con el 'Mono Jojoy' o 'Jorge Briceño Suárez'.Unas 70 toneladas de bombas lanzadas desde aviones de la Fuerza Aérea Colombiana (FAC) destruyeron el "búnker" de Víctor Julio Suárez Rojas, nombre real del jefe insurgente, en la serranía de La Macarena, zona boscosa en límites del departamento del Meta con los del Caquetá y el Guaviare.A pesar de que "estaba muy enfermo", el líder insurgente "nunca se dejaba achicopalar (amilanar)" por la diabetes, aseguró la holandesa, y precisó: "Recibía a los mandos, hacía reuniones de mandos y nos daba las orientaciones"."Por las tardes se dedicaba a la orquesta que había creado unas semanas atrás. La orquesta llegaba hasta su oficina y ahí se ponían a componer y a ensayar nuevas canciones. Él escuchaba y cantaba. Desde mi caleta (escondite) yo lo oía cantar todas las tardes", apuntó Nijmeijer.Sin embargo, confesó que a su superior se le veía el esfuerzo que hacía para caminar por el campamento irregular, por el que se movía con una silla de plástico que cargaba para sentarse tan pronto llegara a un rancho."Pero todo eso era dentro del campamento porque él ya no podía marchar", añadió la mujer, que recordó que la última marcha que hizo fue en junio de 2010 y que "a él tocó cargarlo en hamaca".Aunque dijo que, por la época previa al mortal bombardeo "los días transcurrían con normalidad", la subversiva admitió que los frecuentes sobrevuelos militares sobre la zona llevaron al "Mono Jojoy" a ordenar la apertura de trincheras."Al flanco derecho y al flanco izquierdo del campamento se escuchaba mucho plomo, pero el 'Mono' decía que él no se iba a salir de ahí. Estaba dirigiendo personalmente las peleas" prosiguió la mujer, y apuntó que "el 'Mono' nos había anunciado que se venían bombardeos masivos contra la serranía de La Macarena, así que los ensayos eran permanentes".La premonición se hizo realidad por la madrugada del día en el que murió el cabecilla rebelde, que creció y se hizo alto mando al lado del fundador de las Farc, "Manuel Marulanda Vélez" o "Tirofijo", alias de Pedro Antonio Marín, quien falleció de muerte natural en marzo de 2008, casi octogenario.La holandesa recordó que una primera bomba anunció el "bombardeo masivo" sobre el fuerte del "Mono Jojoy", quien a pesar de la intensidad del fuego pudo llamar a "Quino", alias de su oficial de servicio, para decirle "saque a la gente, saque a la gente". "La última cochada (campaña) de bombas yo nunca la voy a olvidar porque una cayó a unos cuatro o cinco metros de mi caleta", confesó Nijmeijer.La mujer hacía parte de una escuadra de 17 guerrilleros que debió abrirse paso entre ametrallamientos para buscar trincheras en la parte alta de la zona bombardeada, aunque, según su testimonio, algunos de ellos se devolvieron para impedir el desembarco de tropas.El grupo nunca salió del área de combate, aseguró la holandesa, y apuntó: "En las exploraciones a veces encontrábamos panfletos que decían: Murió el terror de La Macarena, ya Alfonso Cano lo está pensando, usted qué va a hacer?"."A nosotros nos daba risa. A los que botaban los panfletos se les olvidó que los guerrilleros tenemos una consigna: los muertos no se lloran, su memoria se lleva al próximo combate", dijo la extranjera.

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