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“Es la última oportunidad de paz para Colombia”: Expresidente de Costa Rica

Óscar Arias, nobel de Paz y expresidente de Costa Rica, dice que las Farc deberían estar en un museo y no en la selva colombiana.

2 de marzo de 2015 Por: Arcadio González Ardila, Colprensa

Óscar Arias, nobel de Paz y expresidente de Costa Rica, dice que las Farc deberían estar en un museo y no en la selva colombiana.

Óscar Arias Sánchez habla pausado, pero concreto, y cada palabra que pronuncia, en especial sobre los temas de la paz y la guerra, está respaldada por más de medio siglo de experiencia y el reconocimiento internacional.No en vano, este abogado, economista, politólogo y empresario fue presidente de su país, Costa Rica, en dos ocasiones, ganó el Premio Nobel de Paz en 1987 por su trabajo en favor de la paz de Centroamérica, particularmente en Nicaragua y El Salvador, y ha recibido cerca de medio centenar de títulos Honoris Causas de diferentes universidades del mundo, entre ellas las de Harvard y Princeton.Arias Sánchez estuvo en Colombia cumpliendo una invitación de la Universidad del Rosario, donde compartió su experiencia en el tema de la paz y dio algunas opiniones sobre el proceso que adelantan el Gobierno Nacional y las Farc en La Habana.¿Se sintió a gusto en Colombia?Sí, cada vez que vengo disfruto de la hospitalidad de mis anfitriones y del pueblo colombiano. En esta oportunidad fui invitado por la Universidad del Rosario, donde compartí algunas ideas sobre los procesos de paz, con el fin de animar a los colombianos a que sigan adelante. En el pasado han intentado buscar la paz, y lamentablemente no han llegado a acuerdos. El mundo no tiene en su radar el conflicto colombiano, de tal manera que esta es la última oportunidad después de dos años de negociaciones en La Habana, y yo quisiera que no la perdieran.¿Cómo ve a Bernard Aronson en calidad de delegado Especial de Estados Unidos para este proceso?Me alegro que finalmente Estados Unidos se interese un poco en el conflicto colombiano. Yo lo conozco muy bien, porque él fue el ‘viceministro de Relaciones Exteriores’, el deputy del Secretario de Estado para Asuntos del Hemisferio Occidental y le tocó trabajar muy cerca de mí. Es una persona que tiene conocimiento, experiencia, talento y me ayudó mucho en la pacificación de Centroamérica, sobre todo en Nicaragua y El Salvador. Yo solo espero que aquellos conocimientos adquiridos en los 80 los ponga en práctica ahora aquí en Colombia. ¿Qué aporte le podrá hacer a las negociaciones entre el Gobierno y las Farc?La verdad no sé lo que él tiene en mente; no sé lo que el secretario de Estado, Jhon Kerry, le ha encomendado. Pero lo conozco muy bien porque trabajé con él en el gobierno del presidente George Bush, no en el del presidente Ronald Reagan, donde su antecesor fue Elliott Abrams, enemigo acérrimo del plan de paz que yo introduje a mis colegas centroamericanos.No sé qué viene a hacer aquí, solo sé que les hará mucho bien, él no viene como mediador, él no viene a sentarse en una mesa en La Habana para llevar mensajes a las Farc y al Gobierno; él viene con su experiencia a ayudarles y a servir de catalizador. Ya con eso sería más que suficiente, si puede ayudar a empujar esa carreta para que ande más rápido.¿Qué tan viable ve el proceso de La Habana?Le podría decir es que no hay alternativa para la paz. Es decir, en este país es inimaginable que la negociación fracase y se continúe luchando por más tiempo. Creo que de la mesa de negociación no deberían levantarse hasta que haya un acuerdo, un cese del fuego, un cese de hostilidades. Hay cosas complejas, como el tema del equilibrio entre la justicia y el perdón, ese es un tema muy complejo, así lo fue en Centroamérica, en Sudáfrica, en Bosnia-Herzegovina, y es algo que solo los colombianos pueden decidir: cuánto de perdón y cuánto de castigo. Pero lo cierto es que no pueden fracasar, lo cierto es que el interés de la comunidad internacional está puesto en otros lugares de la geografía del mundo, no en Colombia.Las Farc dicen que no pagarán un día de cárcel, pero la justicia internacional ya no permite amnistías absolutas, ¿cómo salir de este impasse?No soy la persona para contestar esta pregunta porque no tengo la información adecuada. Pero lo que sí le puedo decir es que las circunstancias han cambiado muchísimo: antes no existía la Corte Penal Internacional, de tal manera que vivimos otros tiempos y, repito, son ustedes los que tiene que definir eso en la mesa de negociación: cuál es el equilibrio justo entre castigo y perdón.¿Pero considera que este proceso está bien encaminado? Pienso que sí, pienso que hay más conciencia de que, si se cierra esta ventana de oportunidad, puede que no se vuelva a abrir. Yo estoy muy, muy impresionado con el doctor Humberto De la Calle. Su exposición del martes pasado fue muy convincente, con un manejo muy profundo de los temas, y pienso que es un anacronismo tener una guerrilla marxista en el 2015.¿Y será que la guerrilla es consciente de eso?Ellos (las Farc) saben muy bien que nunca van a obtener el poder político por las armas, esta es una democracia muy bien consolidada, ustedes llevan muchas décadas de hacer elecciones. América Latina nunca ha sido más democrática que en nuestros días, y una guerrilla marxista es de museo, las Farc deberían estar en un museo y no todavía en la selva colombiana. Así es que yo creo que esta es una gran oportunidad, francamente tal vez la última, para terminar con este conflicto. ¿Entonces cree que la sociedad colombiana, e incluso la internacional, no soportarían otro fracaso como el del Caguán?Lo han intentado muchas veces, y yo creo que siguieron un poco la letra del poeta que decía: ‘Si la primera vez no tienes éxito, trata, y trata, y trata una vez más...’. Eso es lo que ha hecho Colombia, pero yo creo que esta es la última oportunidad, ya llevan dos años en La Habana, con dos gobiernos muy serios apoyándolos, como garantes, empujándolos, alentándolos, sirviendo de catalizadores, para que avancen, para que cedan, para que sepan que en una negociación uno obtiene lo que puede y no lo que quiere, y que la paz siempre implica hacer concesiones de ambas partes, y en un tema tan álgido, como es el de la justicia transicional, tiene que haber concesiones de ambas partes.¿Qué tipo de concesiones se necesitarían para lograr un acuerdo viable para ambas partes?No puedo contestar esa pregunta, con el poco conocimiento que tengo. Sería un atrevimiento de mi parte. Lo único que le puedo decir es que la experiencia de Camp David, la experiencia de Centroamérica, la experiencia de Sudáfrica, la experiencia de Irlanda del Norte y la de Bosnia-Herzwegovina es la misma: las dos partes en conflicto tuvieron que ceder, ser flexibles, saber transigir, para poder silenciar las armas, y eso es lo que tiene que hacer Colombia.

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