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El drama de la caleña cuyos hijos fueron asesinados en Estados Unidos

Una pena de amor habría llevado a Daniel Castrillón, un ciudadano ejemplar, a cometer el crimen.

31 de octubre de 2013 Por: Edwin Giraldo Ruiz | Corresponsal de El País en Washington

Una pena de amor habría llevado a Daniel Castrillón, un ciudadano ejemplar, a cometer el crimen.

En los próximos días, las cenizas de Daniel Castrillón llegarán a Copacabana, Antioquia, donde creció en el seno de una familia “conocida y respetada”, como recuerda el alcalde de la localidad, Héctor Monsalve. Mientras tanto, en La Florida, Estados Unidos, los cuerpos de sus dos hijos, de 7 y 8 años, permanecen en una morgue mientras se termina su necropsia y se autorice la entrega para las exequias.Ni familiares ni vecinos entienden cómo este hombre, de 39 años, terminaría como protagonista de una crónica judicial que se propagó por todos los periódicos de La Florida: “Asesinó a sus hijos y después se suicidó”, aparece en el Tampa Bay, con una foto de los niños, todos sonrientes.Las exequias se realizarán en La Florida, en donde Castrillón se había instalado hace cerca de una década. Incluso se había naturalizado en el país. Trabajaba en un banco y llevaba la típica vida prometida en el sueño americano: casa amplia de dos pisos, carro, familia y rutina tranquila en Hernando, un condado de 1.700 personas caracterizado por sus largas carreteras y cercanía a la playa.Estaba casado con una caleña, Luz Jiménez, con quien vivió por diez años. Esta mujer trabaja en el sector inmobiliario y desde hace algunas semanas había decidido reiniciar su vida en otro hogar y con otra pareja. Jiménez, según la cónsul de Colombia en Orlando, María Matilde Londoño, “es una mujer creyente, fuerte, y que después de la tragedia ha estado acompañada de sus familiares”, algunos de ellos residentes en La Florida y Nueva York.La única hipótesis que barajan la oficina del Sheriff, vecinos y amigos de esta pareja, es que el crimen lo cometió Daniel como una desmesurada reacción al divorcio que oficializó con Luz el pasado viernes. Ese día, según José Herrera, allegado a la pareja, “Daniel se enteró de una nueva relación de su exesposa y perdió el control”. Las autoridades no vieron ningún comportamiento sospechoso de Daniel ese día, pero según José, su desazón le hizo sostener una fuerte discusión con Luz, en la cual habría pronunciado la frase: “Antes muerto que dejar a otro quitarme mis niños”.A pesar del acalorado momento, Daniel y Luz acordaron seguir con el plan para ese fin de semana. Los niños se quedarían con su padre, en una casa localizada en 975 en Nodding Shade Drive de Brooksville, condado Hernando. El compromiso era que los niños deberían ir a una fiesta el sábado. Luz se despidió esa tarde de sus hijos sin saber que sería la última vez que los vería.Pasaron dos días sin contacto con Daniel. Luz llamó insistentemente a su número celular, y al no obtener respuesta optó por llamar a la Policía. Según el alguacil Al Nienhuis, los oficiales atendieron la denuncia y se presentaron a la casa en Brooksville. Después de tocar insistentemente la puerta, decidieron entrar e inspeccionar. En ese momento encontraron la dantesca escena. El niño, acostado en una habitación, sin vida, baleado; y en otro recinto, Daniel, sobre una cama al lado de la niña, ambos en la misma situación.Según alguacil Nienhuis, Daniel tenía sobre su pecho una nota, con un mensaje muy “común entre aquellos que deciden quitarse la vida”. El contenido no se reveló a los medios de comunicación, tan sólo Luz lo habría leído, explicó el uniformado.Desde entonces, el cuerpo de los tres muertos permanece en una morgue de Tampa, a la espera de que culminen las investigaciones para autorizar sus exequias, que se realizarían este fin de semana.La Oficina del Sheriff reporta que ni Daniel ni su vivienda fueron objeto en el pasado de una inspección judicial. Su récord como ciudadano tampoco tenía tachones. Por eso había pasado sin problemas el control de antecedentes requerido en La Florida para portar un arma.Con toda esta información, y con el culpable del crimen muerto, muy seguramente se impondrá la hipótesis de que un hombre, que llevó una vida sana, perdió su conciencia por una pena de amor y acabó con la vida de sus hijos. Una historia horrorosa que roba titulares de prensa pero invita a la reflexión.Más del casoEste jueves, en la escuela Chocachatti, Estados Unidos, donde los dos menores asesinados estudiaban, sus compañeros realizarán una ceremonia en su honor.Al parecer, en una última conversación que sostuvieron Luz Jiménez y Daniel Castrillón, este le habría dicho que, luego de culminar con los trámites del divorcio, tenía planeado regresar definitivamente a Colombia.

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