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Crimen de Facundo Cabral: el lado oscuro de Guatemala

En el país 17 personas mueren a diario. Pandillas y carteles de narcos extranjeros son los protagonistas de la violencia.

17 de julio de 2011 Por: Raúl Barreno, especial para El País

En el país 17 personas mueren a diario. Pandillas y carteles de narcos extranjeros son los protagonistas de la violencia.

Juan de Dios Motta Arias, de 45 años, murió baleado el jueves pasado dentro de una carnicería ubicada en un mercado de la capital guatemalteca. Cinco días antes, el cantautor argentino, Facundo Cabral, murió acribillado cuando viajaba en un vehículo hacia el aeropuerto internacional La Aurora de Guatemala.Estos dos asesinatos son los más recientes ejemplos de la crisis de seguridad que vive Guatemala, y en donde el poder de los carteles del narcotráfico, grupos paramilitares y pandillas se hacen notar cada vez más.El pan diario de los guatemaltecos son las extorsiones a comerciantes, los secuestros, los asaltos a mano armada y la disputa de territorio por parte de las pandillas. Ahora esos hechos son observados por los ojos de la comunidad internacional. Un blanco que se fijó con el homicidio del cantante argentino.Una violencia que se desbordaSergio Morales Alvarado, procurador de los Derechos Humanos, opinó que Cabral era un Embajador de la Paz de la Unesco y había sido propuesto como premio Nobel de la Paz, y murió en un país que está fuera de control en materia de seguridad.“Es indudable que era todo un artista internacional y un hombre de profunda sensibilidad humana. Con su asesinato se golpeó el espíritu humanista de América Latina”, dijo Morales.Un análisis efectuado por la Procuraduría de Derechos Humanos, PDH, con datos de la Policía Nacional Civil, PNC, revela que de enero a mayo del 2011 han muerto de forma violenta 2.495 personas, en su mayoría con armas de fuego.Estas cifras ya han superado a las del año pasado en el mismo período, las cuales sumaron 2.413. En el 2010 se registraron 5.960 casos de muertes violentas, con una tasa de 41,5 homicidios por cada 100.000 habitantes. “Estos datos son vergonzosos porque ya hay una diferencia marcada al año anterior. Lo que no se tiene en cuenta a menudo en la opinión pública es que hay 3.150 personas lesionadas con arma de fuego en estos primeros meses del año, lo que quiere decir que hay mas de 6.000 víctimas de la violencia en el país”, argumentó el funcionario.Morales manifiesta que más allá de las cifras, otro factor que debe analizarse es que comienza a haber víctimas de diferente posición social.“En el proceso político que vivimos ya suman 80 hechos de violencia, 30 asesinatos de candidatos a elección popular y 40 amenazas y agresiones a personas involucradas en instituciones políticas y partidarias”, señaló.Para el defensor de los Derechos Humanos el mayor problema que vive Guatemala es que se ha vulnerado la seguridad de funcionarios, como las amenazas contra María Eugenia Villagrán, presidenta del Tribunal Supremo Electoral, a los miembros de la Corte Suprema de Justicia y la Corte de Constitucionalidad.“Uno mira que no sólo el crimen común o el organizado que mató a Facundo afectan, sino un crimen dirigido hacia las instituciones que velan por el proceso electoral. Es preocupante lo que se vive actualmente”, expresó.Caso de alto impactoEl caso de Cabral ha sido asumido por la Comisión Internacional contra la Impunidad, Cicig, quien en otras oportunidades ha investigado crímenes de alto impacto como el del abogado Rodrigo Rosemberg, en mayo de 2009, quien acusaba al presidente de Guatemala, Álvaro Colom, su esposa y a otras personas de haber ordenado el asesinato de una familia influyente en el país. Luego la Cicig comprobó que ese crimen había sido orquestado por el propio Rosemberg.La Cicig se ha destacado por disminuir los índices de impunidad en el país centroamericano. Esta organización calcula que sólo dos de cada cien casos consiguen justicia en Guatemala.Esa criminalidad que se escapa de la justicia no ha dejado descansar a los más de 14 millones de guatemaltecos, que en 59 días irán a las urnas a elegir presidente, parlamentarios y alcaldes y ya han visto, según la PDH, cómo 30 actores políticos han muerto baleados en distintos puntos del país.Incluso, hace dos semanas las autoridades detuvieron al candidato a la Alcaldía de San José Pinula, Luis Marroquín, y le acusaron de ser el responsable de la eliminación de tres rivales políticos en esa localidad ubicada a 30 kilómetros de la capital del país.El Ministerio del Interior asegura que los hechos violentos se concentran en su mayoría en la capital del país, pero el resto de departamentos, 21, no escapan a la violencia que generan pandillas (maras Salvatrucha y 18), el crimen organizado, el cartel mexicano ‘Los Zetas’ y la delincuencia común.Anfitriona de la violenciaCabral, de 74 años de edad, murió en un ataque mortal perpetrado por asesinos a sueldo que, según la hipótesis del ministro del Interior, Carlos Menocal y la fiscal general de la República, Claudia Paz, iba dirigido desde Costa Rica al empresario nicaragüense Henry Fariñas, de 40 años y radicado en Guatemala desde hace más de diez años (ver recuadro El caso de Facundo).Fariñas, identificado como un empresario artístico y promotor de los conciertos de Cabral en la región así como supuesto propietario de varios clubes nocturnos en el Istmo, se posa ahora en el ojo del huracán por este crimen, que en poco tiempo ha dado ya con dos personas capturadas, según citan la prensa local.Mario Mérida, analista político y ex viceministro de Gobernación, asegura que el crimen contra Cabral sacó a Guatemala del agujero donde estaba.“La situación de Guatemala en el tema de seguridad sigue alcanzando niveles críticos, que se manifiesta con la muerte circunstancial de Facundo Cabral”, explica.Para Mérida “el éxito de la investigación es parcial hasta ahora, porque hace falta llevar a los detenidos a los tribunales y comprobar si son culpables”. Agrega que “esto no es suficiente para superar el tema de seguridad en un país donde mueren 17 personas a diario”.Uno de los problemas, según Mérida, es el perfil que el presidente Colom ha hecho de Guatemala al decir que el 30% está tomado por el narcotráfico; que Joaquín Guzmán, alias El Chapo, cabecilla del cartel mexicano de Sinaloa estuvo en el país en Semana Santa; o que es mandatario de un ‘narco Estado’. “Todo esto potencializa esas acciones porque pareciera que estamos en un estado fallido”.Sin embargo, el gobierno, a través del ministro Menocal, ha dicho a medios nacionales internacionales que la lucha contra el narcotráfico ha sido vital durante estos años, ya que se ha logrado capturar a capos que eran exigidos por los Estados Unidos como Waldemar Lorenzana, Juan Alberto Ortiz López y Mauro Salomón Ramírez Barrios, entre otros.Pero Mérida descarta que este hecho tenga relación con el narcotráfico, pues considera que más bien muestra la debilidad del Estado en materia de seguridad.Para el analista la verdadera preocupación debe llegar cuando los carteles empiecen a asesinar a los actores principales como periodistas y funcionarios a cargo del sistema de justicia o la seguridad. Expertos consideran que hay una movilidad de las estructuras militares, las cuales permiten un espacio para actuar con cierta libertad y eso se refleja en hechos como el asesinato de personas secuestros, trata de personas, extorsiones y asaltos a mano armada.El magistrado de Conciencia, Morales Alvarado, asegura que el guatemalteco, además de exigir fuentes de empleo, salud y educación, demanda que la violencia cese pronto. “Parte de esa violencia es extraña, porque viene de carteles internacionales, viene de afuera. Rechazamos que el pueblo esté siendo golpeado de forma criminal y violenta y es necesario ayudarlo a salir de esta negra noche”, advirtió. Preocupa la presencia de 'Los Zetas'El pasado martes las fuerzas de seguridad de Guatemala capturaron a once supuestos miembros de la organización criminal mexicana ‘Los Zetas’, cuando planeaban realizar una ‘narcofiesta’ en una finca del norte.El ministro guatemalteco del Interior, Carlos Menocal, informó que las detenciones se produjeron entre el domingo y lunes pasado, en el marco de un operativo de inteligencia desarrollado en la finca Santa Marta, ubicada en la población de Ixcán, del departamento de Quiché (fronteriza con México).Las autoridades establecieron que en el lugar se iba a celebrar una fiesta de “narcozetas”. Menocal precisó que se llegó hasta el sitio gracias a que los equipos de inteligencia y fuerzas combinadas “establecieron que había movimiento de personas sospechosas y de mercadería de origen mexicano, sobre todo de cervezas”. Además de las capturas, las autoridades, decomisaron armas, equinos pura sangre y animales exóticos, como parte de los preparativos de una carrera de caballos y peleas de gallos en el lugar.

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