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Con gran hermetismo comienzan diálogos de paz entre el Gobierno y las Farc

El hermetismo es el protagonista principal de las negociaciones previas entre Gobierno y Farc, lo que los analistas consideran como un buen augurio para lograr resultados positivos para la paz.

15 de octubre de 2012 Por: Felipe Lozano Puche Enviado especial de Colprensa a Oslo, Noruega

El hermetismo es el protagonista principal de las negociaciones previas entre Gobierno y Farc, lo que los analistas consideran como un buen augurio para lograr resultados positivos para la paz.

En medio de una discreción casi absoluta, los equipos negociadores del gobierno de Colombia y de la guerrilla de las Farc se alistan para el primer encuentro oficial del proceso de paz, que tendrá lugar en Oslo entre el lunes 15 y el miércoles 17 de octubre. Aunque a comienzos de septiembre traslució que las partes venían sosteniendo encuentros secretos en Cuba desde enero, el proceso formal arranca ahora, bajo el amparo del Gobierno noruego y con los ojos del mundo puestos sobre lo que de ahí vaya a salir. Desde el Palacio de Nariño han sido enfáticos en recalcar que en esta ronda se tratarán asuntos exclusivamente procedimentales y que, por lo tanto, no cabe esperar que se produzca ningún resultado concreto. Pero el significado de estas conversaciones no se le escapa a nadie.“El proceso de paz se va a legitimar de cara a la comunidad internacional”, explicó Christian Voelkel, el analista para Colombia del International Crisis Group, un centro de estudios que se especializa en estudiar conflictos alrededor del mundo. Añadió: “Puede ser que en términos sustantivos no haya nada que mostrar, pero a partir de ahora aumentan considerablemente los costos de pararse de la mesa para cada una de las partes”. Conscientes de lo que está en juego, los funcionarios del Ministerio de Relaciones Exteriores noruego han extremado las medidas para resguardar a los negociadores de irrupciones exteriores. Nada se sabe sobre el lugar en donde se celebrarán las conversaciones, más allá de que será en una localidad a las afueras de la capital de este país. El único contacto con medios será en la conferencia de prensa programada el 17 de octubre, donde se anunciará lo acordado. Los emisarios de la cancillería han convocado a los periodistas ese día a la sede del ministerio, desde donde un bus los transportará hasta el lugar indicado. Más allá de esos datos, todas las preguntas son contestadas invariablemente con una misma fórmula: “No comment”.Los analistas consultados por Colprensa coinciden en afirmar que el sigilo con el que se ha conducido el proceso es un síntoma auspicioso. Para Aldo Cívico, director del Instituto Internacional para la Paz de la Universidd de Rutgers (New Jersey), “la discreción habla bien del proceso y permite pensar que las partes perciben que los tiempos están maduros para sentarse a hablar de paz”. En ese mismo sentido se pronunció Francisco De Roux, provincial de la orden de los jesuitas en Colombia: “El silencio de las Farc me genera confianza”, al señalar que los acercamientos con el Gobierno no se interrumpieron ni siquiera cuando se supo, en noviembre del año pasado, que el Ejército había conseguido dar muerte a Alfonso Cano. De todas formas advirtió, quien fuera durante más de una década el director del Programa Desarrollo y Paz del Magdalena Medio, este primer mes de conversaciones dará una verdadera medida sobre qué tan férrea es la voluntad de paz de las partes. De la misma manera, la victoria de Hugo Chávez en las elecciones presidenciales venezolanas también es interpretada como un hecho positivo. “Chávez tiene una gran influencia sobre las Farc y la ha sabido utilizar en momentos puntuales para persuadirlas de que mantuvieran los acercamientos”, sugirió Adam Isacson, coordinador de Programas de Seguridad Regional del ‘think tank’ Washington Office for Latin America. “Chávez es una fuente de seguridad para las Farc”, aseguró en el mismo sentido Dorly Castañeda, doctora en Ciencia Política del Instituto de Altos Estudios en Ciencia Política de París, y quien ha estudiado las experiencias de los laboratorios de paz colombiano. La existencia del proyecto político bolivariano le ofrece al grupo guerrillero una alternativa viable a la lucha armada. Según Antonio Navarro, quien como miembro del M-19 hizo parte de la desmovilización de este grupo guerrillero a finales de los años 80, es la primera vez que el Gobierno y el grupo subversivo plantean una agenda de negociación realista.“Sólo en política agraria se proponen cambios de política pública”, indicó Navarro sobre el documento de entendimiento que firmaron el pasado 26 de agosto en La Habana representantes de las partes y los países acompañantes (además de Noruega, Venezuela, Cuba y Chile). En ese sentido, Dorly Castañeda sugirió que este grupo guerrillero “cambió su autoperspectiva”, ya que ahora está dispuesta a contemplar cambios que no suponen romper con el orden institucional.Al mismo tiempo, los golpes militares que han forzado a la guerrilla más vieja del mundo a replantearse por primera vez el propósito de llegar al poder por las armas, también ha agrietado la estructura monolítica de este grupo, quizá uno de los mayores peligros que enfrenta el proceso que echa a andar en los próximos días. “Me preocupa que no todas las Farc parecen involucradas en el proceso”, comentó Navarro. Y añadió: “Más lo están los del norte y oriente que los del sur y occidente”.En efecto, un informe reciente de la agencia Reuters citó fuentes de inteligencia según las cuales algunos comandantes del Bloque Sur de las Farc se oponían a la negociación con el Gobierno. “Es muy probable que algunos bloques no se terminen desmovilizando”, aseguró Christian Voelkel del ICG, “y uno de los grandes candidatos es el Bloque Sur, que opera en regiones donde los incentivos económicos para seguir la guerra son demasiado potentes”.El riesgo es que, como sucedió en países como Guatemala o El Salvador, en Colombia el postconflicto sea aún más sangriento que el conflicto. En ese sentido, las políticas estatales —y no solo de seguridad— en las regiones más azotadas por la violencia y las actividades relacionadas con el narcotráfico cobran especial importancia. “La negociación con las Farc —dice Aldo Cívico— es únicamente un paso, un capítulo, del gran proyecto de construir la paz en Colombia”.Y es en la implementación de los pasos siguientes a la negociación que Adam Isacson adivina un papel protagónico de Estados Unidos, que hasta se ha limitado a declarar su apoyo a las iniciativas de paz colombiana. En la financiación de proyectos para fomentar el desarrollo rural, en la construcción de una economía que permita arrebatarle víctimas a la guerra. “Si ayudamos a pagar la guerra lo mínimo es que ayudemos a financiar la paz”, sentenció el Gobierno de ese país.Para tener en cuentaEl procesoUna vez en Oslo, en un sitio no revelado, que quedaría en las afueras de la capital se instalará la mesa de diálogos. Se acordó que podrán participar en la mesa 10 voceros del gobierno y 10 voceros de las Farc.Habrá plena autonomía de la mesa para la toma de decisiones.Las conversaciones girarán en torno de los puntos del acuerdo de La Habana.Según ha trascendido el primer punto a tocar en la mesa será el del desarrollo agrario integral.Los negociadores trabajarán desde el 15 hasta el 17 de octubre y luego se trasladarán a la Habana. el 17 de octubre se realizará una rueda de prensa para informar los resultados.

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