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Comunidades afro e indígenas firman pacto de paz en el Cauca

Acordaron el fin de la disputa por la finca San Rafael, que dejó 2 muertos y 30 heridos en 6 años.

1 de marzo de 2014 Por: Redacción de El País

Acordaron el fin de la disputa por la finca San Rafael, que dejó 2 muertos y 30 heridos en 6 años.

Con un abrazo y un apretón de manos entre líderes afrodescendientes e indígenas, el viernes pasado se selló el fin de la disputa por la finca San Rafael, ubicada entre Santander de Quilichao y Buenos Aires, en el departamento del Cauca.La cita para este pacto de reconciliación y de paz entre comunidades étnicas del norte del Cauca fue en otra finca conocida como Escuela Verde, en la vereda San Antonio, zona rural de Santander de Quilichao. Allí, desde muy temprano, empezaron a llegar en chivas y a pie miembros de la comunidad afrodescendiente del Consejo Comunitario de Zajón de Garrapatero y personas del Cabildo Indígena de Toribío. Todos tenían su mejor traje, pues esta vez no se enfrentarían por defender un terreno, sino que estaban celebrando que, por medio de la Contraloría General de la República, se había llegado a un acuerdo de tierras.La alegría no se podía ocultar. Y es que luego de un conflicto que duró más de seis años y que dejó dos muertos y más de 30 heridos, negros e indígenas bailaron juntos al ritmo de las ‘fugas de adoración y esgrimas’, un baile ancestaral con palos y machetes. “Estamos riendo, bailando y celebrando como hermanos. Así como dice la letra del himno del Cauca: somos hijos de la misma tierra, nos une un pasado. Así nos debemos de sentir de ahora en adelante”, dijo Norberto Vásquez, un afrodescendiente que ayer hizo una oración para dar gracias por esas escenas de paz que estaba observando. ***Edier Erney Loboa, un afro, presidente del Consejo Comunitario de Zajón de Garrapatero, cuenta que la lucha por la finca San Rafael, de más de 500 hectáreas, empezó por un error del Gobierno. “En el 2007 el gobierno de turno le entregó el terreno a los indígenas, sin tener en cuenta que esas tierras eran ocupadas desde hace muchos años por los afrodescendientes”, explica Edier.Los indígenas, desde entonces, se asentaron allí, cultivaban caña, piña, panela, plátano. Los afros intentaron varias veces sacarlos de ese territorio, pero no fue posible. Pero en el 2011, cuenta Esneider Gómez, gobernador del Cabildo Indígena de Toribío, la disputa por la finca San Rafael llegó con palos, piedras, machetes e incluso armas de fuego. “Cuando los negros llegaron a atacarnos, nosotros, como indígenas que somos, defendimos nuestras tierras, lo que nos pertenecía. Esas peleas, que en ocasiones duraban días, acabaron con la vida de Luis Évert Vitonás y Luis Évert Casamachín, dos de nuestros nasas”, afirma Esneider. “Hoy, cuando estamos en proceso de reconciliación entre las dos comunidades, no es bueno hablar de nuestros muertos. De eso se está encargando las autoridades y las investigaciones dirán la verdad de lo sucedido con ellos”, dice el gobernador indígena.El pasado viernes, luego de un proceso, la Contraloría, a través del Instituto Colombiano de Desarrollo Rural (Incoder), dijo que pudo poner solución a este problema: le entregó al Cabildo Indígena de Toribío y al Consejo Comunitario de Río Cauca la finca Barrancón, también ubicada entre Santander de Quilichao y Buenos Aires. Y San Rafael quedó en manos del Consejo de Zanjón de Garrapatero, los afrodescendientes. Luis Alberto Higuera Malaver, contralor delegado para el sector agrícola, dijo que con esto queda demostrado que los más importante para solucionar un conflicto es buscar los mecanismos para llegar al diálogo.“Esta esta fue una lucha provocada por un mal procedimiento del Estado, que aparte de que cometió errores, abandonó a las comunidades étnicas a su propia suerte. Este proceso debe ser un ejemplo de reconciliación en el país, en el mismo departamento del Cauca, donde hay otras disputas por territorios”, expresa Higuera.Afrodescendientes e indígenas esperan ahora que se acelere el proceso de titulación de predios para poder trabajar las mismas tierras, sus tierras, en paz.

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