Columna: Lecturas de la nueva cúpula

El relevo de la cúpula militar en momentos pre electorales y de dialogo con las Farc, tiene varias lecturas.

El relevo de la cúpula militar en momentos pre electorales y de dialogo con las Farc, tiene varias lecturas.Para los enemigos de la institucionalidad, quienes se deben estar frotando las manos, está servida una buena oportunidad para recabar su discurso en contra del Ejército, buscando debilitar su reconocida buena imagen.Para los demócratas, es una limpieza necesaria que fortifica aún más a la institución, que con su sangre ha sostenido la democracia frente los intentos estalinianos de las Farc y sus amigos. Para la derecha, es un desafuero que envía señales debilitantes al Ejército, ya afectado por faltas de garantías jurídicas en su guerra contra el narcoterrorismo.En el caso del Comandante General de las Fuerzas Militares, no podemos estar más de acuerdo con el Gobierno. Dignidad tan alta tiene que ser llevada con prudencia, cautela y probidad. Y en cuanto a la posible corrupción en el Mando, no se puede ceder un milímetro, mucho menos si se trata de la milicia “religión de hombres honrados”, según Calderón de la Barca.Pero ¿y los gobernantes y políticos, quienes dirigen a los militares, tan inclementes con sus soldados, tan puristas con sus generales, tan revisionistas con su Ejército, no tienen ninguna responsabilidad?.La cúpula anunciada parece estar en la dirección de asentar un Mando con una perspectiva post conflicto en cabeza del general Rodriguez, simultáneamente con un Mando de Ofensiva Operacional, con el general Lasprilla, hombre muy apreciado por sus soldados.Como sea, queda claro la absoluta subordinación del estamento militar a la Constitución, a las Leyes y a los gobiernos de turno. Ojala y este sometimiento no sea excusa para un futuro desmantelamiento de nuestro Ejército Nacional. Algo que no se sabe si se está negociando en La Habana, Cuba.