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Columna de opinión: Despenalizar no es la solución

3 de febrero de 2013 Por: Delia Hernández* | Opinión

La propuesta de legalizar la dosis mínima de drogas sintéticas no es viable en la realidad ni ataca la raíz del asunto.Ante la propuesta de legalizar la dosis mínima de las drogas sintéticas, me pregunto: ¿Cómo van a saber cuál es la dosis mínima, si cada pastilla tiene fabricantes distintos y cada uno hace una combinación distinta de sustancias químicas en diversas cantidades?¿Cómo va a controlar el Estado unas dosis mínimas si no está regulada la producción de esas drogas? ¿Cómo va a establecer que una pastilla tenga la concentración adecuada de tal o cual sustancia – que es ilegal – y que no amenacen la salud o la vida? Eso sería imposible porque los fabricantes tendrían que someterse a unas reglas de producción, pero si ellos son clandestinos e ilegales, eso por principio es imposible. Estamos siendo muy ingenuos y el Estado es terriblemente ingenuo, cuando cree que los productores clandestinos van a limitar su negocio a solo éxtasis. Así no funciona lo clandestino. Si los medicamentos legales necesitan regulación y aún así hay problemas, esta otra propuesta se cae de su peso.Debe quedar claro: no estoy de acuerdo con penalizar el consumo de ninguna sustancia porque consumir es una mala decisión, no un delito; lo que se debe penalizar es el crimen (producción y tráfico), pero la despenalización de las dosis mínima de sustancias que no se pueden regular es muy peligroso. Con esa medida la oferta podría aumentar y si no hay campañas educativas suficientemente fuertes y coherentes, puede ser interpretado por los adolescentes y jóvenes como una invitación al consumo y aumentarlo.Por ejemplo: en Colombia está despenalizado el porte de 5 gramos de marihuana regular, o sea aquella que tiene 3 % de cannabinoides. Pero ahora se fuma más la marihuana crippy, que contiene 18 % de cannabinoides. Entonces, no es lo mismo cinco gramos de marihuana regular, que 5 gramos de crippy, que equivalen como a 20 gramos de la primera porque es mucho más potente. ¿Es realmente efectiva la medida de despenalizar?Sin una campaña adecuada, coherente en el tiempo y transversal en la vida de todos los individuos, que enfatice en el autocuidado, el respeto y demás valores, los adolescentes dirían: ‘Ahh, ya nos permiten consumir una, dos o tres pepitas’. Además, ¿cómo van a despenalizar la dosis mínima, si está prohibido consumir en sitios públicos porque no es sano e induce a otros al consumo? Consumirán en la casa y allí están los niños. ¿Y quién va a cuidar a los niños menores de edad, a cargo de adultos consumidores? Una pasta de estas al alcance de un niño puede ser mortal. Además, ser portador de la dosis mínima no significa que no sea adicto. Y facilita el microtráfico porque así el vendedor puede evadir la autoridad y vuelve por la otra. Desde ningún punto de vista la medida resulta efectiva.Me parece que no debemos centrarnos en penalizar o no las dosis mínimas, sino que debíamos enfocar nuestros esfuerzos en fortalecer el sistema educativo en el país.Y no me refiero solo en su formación académica, sino en uno que reconozca la esencia del individuo, lo emocional, lo espiritual, trabajando más en su autoestima; con los padres de familia, con los medios de comunicación y los mensajes que transmiten.En resumen, porqué no centrarnos más en una política más estructurada y coherente que impacte la población no solo en leyes, sino en educación y en cultura de la sociedad. De lo contrario, nos la pasaríamos despenalizando dosis mínimas porque sustancias hay todas las que quieran.*Médico psiquiatra con maestría en conductas adictivas.

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