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Cauca: luces y sombras de un encuentro entre dos mundos

La reunión entre el Presidente y los Indígenas en La María fue cordial, pero no dejó compromisos.

17 de agosto de 2012 Por: Luis Guillermo Restrepo, Director de Opinión de El País

La reunión entre el Presidente y los Indígenas en La María fue cordial, pero no dejó compromisos.

A los gritos de “guardia, guardia/ por mi raza por mi tierra”, el himno de la Guardia Indígena del pueblo Nasa, se inició el encuentro que más expectativas generó en el Cauca en los últimos tiempos. Fue el preámbulo de un evento en el cual la vehemencia de los dirigentes del Consejo Regional Indígena del Cauca, Cric, sobre la autonomía, sobre los derechos humanos y temas como “la revitalización social para los pueblos afro e indígenas”, contrastó con la actitud prudente del presidente Juan Manuel Santos y su diplomacia para explicar asuntos como la permanencia de la Fuerza Pública y el incumplimiento de los acuerdos firmados por los Gobiernos anteriores. El ambiente que se vivió en el resguardo La María el pasado miércoles distó mucho de la tensa situación que se produjo hace cuatro años, cuando el entonces presidente Álvaro Uribe enfrentó a su estilo el reclamo indígena. Y fue otra manera de buscar acuerdos, distinta a la que aplicaba el exministro Horacio Serpa, o las actuaciones del gobierno de Andrés Pastrana que culminaron con la toma de la vía Panamericana. Esta vez, el diálogo siguió a los hechos del cerro Berlín en Toribío. Con el trabajo de un grupo encabezado por el Ministro del Interior, Federico Renjifo, y el acompañamiento de la comisión de facilitación en la cual estaban Bruno Moro, representante de la ONU y el padre Francisco de Roux, provincial de los jesuitas en Colombia, se definió la agenda de un encuentro en el cual los dirigentes del Cric presentarían sus peticiones al Presidente de la República.Pasadas las cinco de la tarde se inició el esperado encuentro, con un ambiente tranquilo, pese a las arengas de un presentador que recalcaba la demora del presidente Santos. Uno tras otro, los más de 20 delegados de comunidades tan distantes como las de Antioquia, las del Huila o las de Coconuco, expresaron sus opiniones y sus peticiones, no siempre referidas a la situación que padecen las comunidades del Cauca. Es que el énfasis se puso en temas como la paz, la exigencia de más autonomía y el señalamiento reiterado de violaciones a los Derechos Humanos y al Derecho Internacional Humanitario, supuestamente, cometidas por los miembros de las Fuerzas Militares. Aunque se dedicó un tiempo corto a tratar asunto como la educación y los problemas de la salud, poca referencia hubo a los crímenes de las Farc y muchas menos al narcotráfico y los cultivos ilícitos. Así transcurrió gran parte del encuentro, cuyo ritmo fue alterado por el inesperado apagón que por minutos dejó en las tinieblas una reunión de alrededor de cuatro mil personas, el Presidente de la República y los Ministros que hicieron acto de presencia, aunque no intervinieron. Luego de tres horas de escuchar a los líderes de las comunidades que se hicieron presentes, incluidas sus críticas a los medios de comunicación y su exigencia de cancelar la personería a la Organización de Pueblos Indígenas del Cauca, Opic, el presidente Santos tomó la palabra para pedir perdón por los daños que la guerra le ha causado a los pueblos indígenas, afirmar que nunca los ha considerado como “guerrilleros o portadores de violencia” y fijar criterios para iniciar el diálogo en las mesas de trabajo que se acordaron. Como era de esperar, su lectura del correo donde las Farc ordenan asesinar al Mandatario añadió dramatismo al encuentro. Su compromiso de atender el reclamo de los dirigentes del Cric y su obligación de oír también a los 46 millones de colombianos parecieron dar por concluida la reunión. Pero faltaba el cierre protagonizado por dirigentes del Cric que rechazaron la convocatoria para que el movimiento indígenista fuera aliado del Gobierno y trataron de obligar al presidente Santos a asumir compromisos fuera de la agenda. Al final, la serenidad del Primer Mandatario y la oportuna intervención del padre De Roux y Bruno Moro, quienes subieron a la tarima y recordaron el compromiso adquirido por el Cric, permitieron superar la encerrona. Así, el encuentro en el resguardo la María transcurrió en calma y se disolvió sin incidentes a las 9 de la noche del miércoles. Y por primera vez en mucho tiempo no quedó una amenaza de tomarse la Panamericana o realizar una marcha hacia Cali. Sin duda, las artes políticas del ministro Renjifo y las maneras tranquilas del presidente Santos fueron claves para impedir una confrontación. El gobierno escuchó a los líderes de una parte del pueblo indígena y éstos desahogaron sus reclamos sin cortapisa. Lo que no significa que la solución esté siquiera cercana.

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