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Cámaras de seguridad, las aliadas contra la delincuencia en Cali

Las cámaras de seguridad privadas se cuentan por miles y se han convertido en pieza clave en la lucha contra la delincuencia. Con ellas han identificado desde autores de masacres, fleteros, raponeros, jaladores de carros hasta responsables de accidentes de tránsito.

2 de noviembre de 2014 Por: Redacción de El País

Las cámaras de seguridad privadas se cuentan por miles y se han convertido en pieza clave en la lucha contra la delincuencia. Con ellas han identificado desde autores de masacres, fleteros, raponeros, jaladores de carros hasta responsables de accidentes de tránsito.

Cali es una ciudad observada 24 horas. Al mejor estilo de Hollywood, hay cámaras de seguridad con iluminación infrarroja para custodiar la ciudad en la noche. Algunas tienen resolución HD, así que no se les escapa ningún rostro o placa. En realidad hay cámaras de todo tipo y según las necesidades. Las hay para uso interior o exterior (se pueden mojar), fijas o móviles, capaces de hacer barridos, movimientos horizontales o verticales, acercamiento óptico. Como un telescopio. Algunas pueden hacer conteos de personas y vehículos. Las cámaras son la manifestación más costosa de la sospecha. En la calle sospechamos de todos. De la moto de al lado y del que va pasando en la esquina. La inseguridad nos convirtió en gente desconfiada. La desconfianza se promueve en casa como una virtud. En la calle utiliza ese don de los de este lado del mundo, la malicia indígena, nos dicen. Para sentirnos un poco más tranquilos, invertimos. Rejas, candados, seguros, las cámaras. Están conectadas a un grabador, un aparato que tiene la forma de un dvd y en cuyo interior hay un disco duro. Aunque permanecen encendidas, no siempre están grabando. Hay varias opciones para hacerlo, explica Pablo Vallen, del área técnica de Seguridad Atlas. Se puede grabar durante un lapso de tiempo. De seis de la tarde a seis de la mañana, por citar un caso. Otra posibilidad es grabar por detección de movimiento. Es lo más común. Así se logra optimizar el disco duro, que se sobrescribe después de un determinado periodo, generalmente cada 30 días. A los bancos les exigen tener los últimos 8 meses grabados, por si acaso. Son tantas las cámaras en Cali que nadie sabe cuántas hay en realidad. Las de la Policía son 414. Yoiner Peláez, el representante de la Asociación de Empresarios y Comerciantes del Centro, calcula que en esa zona pueden haber entre 150 y 200. En un centro comercial como Palmetto hay 120, según Óscar Fajardo, su jefe de Seguridad, mientras que Luis Carlos Barón, el Director Nacional de Investigaciones de Seguridad Atlas, calcula que la empresa ha instalado cinco mil, “aunque me puedo quedar corto con ese número”.Nadie sabe cuántas son, pero el asunto es que están en todos lados. Incluso en un local de jugos sobre la calle novena que tiene el tamaño de un garaje instalaron cámaras que, mientras te tomas el jugo, intimidan. Son la advertencia de que algo podría ocurrir, incluso ahí, en ese sitio de paredes pintadas con colores frutales. Las cámaras también pueden despertar cierta paranoia. ¿Qué tanto nos estarán observando? ¿Quién lo está haciendo? Los videos en todo caso están ayudando a atrapar a los criminales. Solo esta semana la policía recuperó una moto Yamaha DT que había sido hurtada de la calle 4B con carrera 36. Las cámaras del barrio Sucre captaron el momento en que el ladrón tomó la moto, cruzó un semáforo en rojo, llegó hasta la Calle 16, la entregó, se cambio de casco. El tipo lucía tan tranquilo como alguien que sale del supermercado después de comprar tomates. Cada movimiento fue visto en tiempo real en la central de monitoreo de la Policía y desde ahí orientaron a las patrullas que finalmente capturaron a dos delincuentes.Las cámaras del centro también grabaron el momento en que un hombre fue apuñalado. El responsable fue capturado gracias a la red de apoyo conformada entre los comerciantes y la Policía. Esas cámaras también han grabado robos de bolsos, billeteras, celulares y hasta cómo estafan a los transeúntes en el famoso juego de la bolita. Los videos de las unidades residenciales y de algunos clubes fueron determinantes para capturar a los responsables de la masacre de ocho personas en una casa finca del sector La María, al sur de Cali, además. En promedio, calcula John Peter Pinzón, jefe de seguridad de Comfandi, cada mes las autoridades le envían cinco solicitudes para que suministre videos que ayuden a esclarecer un delito. Incluso la Secretaría de Tránsito le ha pedido material para determinar los responsables de un accidente. Comfandi, por cierto, cuenta con 35 centros de monitoreo y 400 cámaras. El uso que se les da en la ciudad depende de los costos. En el centro funcionan con la red de apoyo. Cada que alguien observa algo sospechoso en la cámara de su local o pasaje lo informa a la red, y esta a su vez difunde el mensaje al resto del sector y al cuadrante de la Policía. La idea a futuro es conectar esas cámaras particulares con el centro de monitoreo de las autoridades. Centros comerciales como Palmetto, en cambio, hacen por su cuenta monitoreo permanente de las cámaras. Es decir: alguien observa en tiempo real lo que están captando, lo que les permite reaccionar de inmediato en caso de que se esté cometiendo un delito. Los jefes de seguridad igualmente permanecen en contacto con la policía. “La ayuda es mutua”, dice Óscar Fajardo, de Palmetto. Algunos edificios y empresas instalan cámaras pero sin personal que las monitoree y eso se entiende. En promedio, instalar una sola cámara puede costar un millón de pesos si se deben hacer obras civiles: construir un poste para ubicarla estratégicamente, por ejemplo, romper una calle para pasar las tuberías. El montaje de diez cámaras, entonces, podría parecer una fortuna y además habría que agregarle el costo del servicio de monitoreo. En todo caso en la ciudad también se consiguen equipos básicos desde $1.500.000 para vigilar casas. Sin embargo, una cámara por si sola puede disuadir a alguien que piensa cometer un crimen, pero una cámara monitoreada es lo que hace prevención de la violencia, asegura el jefe de seguridad de Comfandi, John Peter Pinzón.Lo mismo piensa Luis Carlos Barón, de Atlas: “Estos sistemas son muy válidos y óptimos en la medida en que hay alguien que monitorea y alguien que reacciona. A veces queda la grabación de quien robó, pero para la posteridad. ¿Qué es lo deseable de esto? Que cuando usted tenga un circuito cerrado de televisión bien sea en un conjunto residencial, en una fábrica o en un almacén, haya alguien observando esos movimientos para que cuando se detecte un delito, se actúe de inmediato y se evite o se disminuya el impacto del daño”.Las cámaras del centro comercial Chipichape han ayudado a prevenir e identificar robos de bolsos y computadores en las plazoletas de comidas y delincuentes que intentan abrir los carros en los parqueaderos. En Palmetto se han reducido los casos de fleteo en los bancos. Gracias a las cámaras y el personal de seguridad los delitos en estos sitios son esporádicos, aunque no dejan de suceder. Los videos se le entregan a las autoridades sin ningún tipo de edición. Si alguien llegara a cortar la imagen perdería validez como material de prueba. También se los entregan a víctimas de los delincuentes, aunque con previa autorización de la Fiscalía. Sin ese papel nadie puede ver un video de una cámara de seguridad privada y aquello no es capricho: se pretende que no se busque hacer justicia por las propias manos. Si en Cali las cámaras se cuentan por miles, pensándolo bien podrían ser millones. Cada ciudadano tiene una a la mano. O por lo menos la mayoría: el celular. El subintendente Armando Bustillo, community manager de la Policía, dice que desde que se inició la campaña Videoton llegan a su correo y a las redes sociales de la institución un promedio de cinco videos o fotos con denuncias ciudadanas de todo tipo: ladrones robando carros en un semáforo, expendios de droga, bandas de apartamenteros en acción y hasta policías mal parqueados. Cada denuncia, Bustillo la redirecciona a la dependencia encargada de investigarla: Sijín, Policía de Infancia y Adolescencia, grupo anti atracos. “Soy el puente entre la comunidad que necesita denunciar y la institución”. Las fotos que circulan en Internet de hombres en moto robando en los semáforos, por cierto, han servido para dar con algunos de esos delincuentes, dice Bustillo. Aunque algunos ciudadanos suponen que no sucede nada con ese material, en realidad pasa mucho, asegura. Hasta el 15 de octubre, 102 personas que cometieron delitos fueron capturadas e identificadas gracias a esos videos. Hacer de Cali una ciudad un poco más segura puede estar al alcance de un botón que podríamos oprimir todos.

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