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Bojayá pide un monumento a la memoria de sus víctimas

Doce años después de la masacre de 79 personas, se busca que la iglesia se convierta en un santuario.

3 de mayo de 2014 Por: Redacción de El País

Doce años después de la masacre de 79 personas, se busca que la iglesia se convierta en un santuario.

El olvido puede ser la condena de un pueblo. Y eso lo saben las víctimas de la Masacre de Bojayá, quienes en cada aniversario de aquella barbarie, cometida por las Farc y los paramilitares, luchan porque sus muertos sigan vivos en el recuerdo de todo un país. El viernes, cuando se cumplieron doce años de una de las matanzas más crueles de la historia de Colombia, el pueblo de Bellavista (cabecera municipal de Bojayá) pidió que la iglesia, donde aquel 2 de mayo explotó un cilindro bomba, se convierta en un santuario a la memoria. Un sitio sagrado donde se recuerde a esos 79 inocentes, entre ellos 48 niños, que quedaron aplastados por los escombros.Leyner Palacios, líder de la Coordinación Regional del Pacífico, cuenta que lo que quieren los familiares de las víctimas es tener un refugio para llorar a sus seres queridos, para homenajearlos, para honrar su recuerdo.Pero no solo eso. El santuario también les permitiría a las víctimas contar con una memoria tangible que le recuerde al país que allí, en ese templo, 79 personas, que solo buscaban refugiarse de las balas de esos violentos que se creyeron dueños de su pueblo, fueron masacradas sin piedad. La construcción de este templo a la memoria también urge, sobre todo, porque hoy la iglesia de Bellavista luce como un santuario al abandono: las paredes están invadidas de humedad y el techo, que fue reparado tras la explosión, ya tiene varias grietas.Leyner explica que desde que el Gobierno Nacional construyó las 265 viviendas para las víctimas y trasladó a los habitantes al Nuevo Bellavista, donde se creó un colegio y otra iglesia, aquel templo se quedó sin doliente.Cada año, sin embargo, las víctimas realizaban la conmemoración de la masacre en aquella iglesia, que queda a unos pocos minutos de Nuevo Bellavista. Pero ayer las condiciones del templo eran tan deplorables que los organizadores de la conmemoración prefirieron no celebrar allí la eucaristía.“Hicimos la misa en el nuevo pueblo, pero luego unas 300 personas nos fuimos para ese lugar y realizamos un ritual en homenaje a la vida y la esperanza”, cuenta José de la Cruz, uno de los jóvenes líderes de Bojayá.El otro año los habitantes quisieran que esa iglesia, que hoy luce como una prueba del olvido del Estado, se convierta en un refugio para los familiares y un lugar visitado por todos aquellos que quieran conocer la historia de esos padres, hermanos, hijos, primos, que murieron como mártires de la guerra. Camila Orjuela, investigadora del Centro de Memoria Histórica, dice que ya se está avanzando en un proyecto. “La idea es que no solo el templo, sino todas las construcciones que están alrededor, se conviertan en un hogar de la memoria”.

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