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Así funcionan las redes de sicarios que aterrorizan a Cali

Se han identificado doce redes. Las Autoridades aseguran que estos grupos también cometen hurtos. Los menores de edad son contratados para la ‘mano de obra’.

26 de junio de 2011 Por: Redacción de El País

Se han identificado doce redes. Las Autoridades aseguran que estos grupos también cometen hurtos. Los menores de edad son contratados para la ‘mano de obra’.

La orden: matar. El pago: diez millones. Herramientas: foto de la víctima, una motocicleta y un arma. Así operan a diario las redes de sicariato en Cali. En el lenguaje delincuencial se conocen como ‘oficinas de cobro’. Como grupos armados que se encargan de eso, cobrar cuentas a sangre fría. En Cali, en los últimos meses, muchos han pagado con la vida. Según el balance de la Policía Metropolitana, hasta el pasado 22 de junio el número de homicidios era de 870, 40 más que en el mismo periodo del 2010. Las autoridades no se atreven a dar una cifra exacta, pero se estima que un alto porcentaje de estos asesinatos habrían sido contratados a través de las doce ‘oficinas’ de sicarios que ya se han identificado en la ciudad. Incluso, el Observatorio Social sostiene que el 37% de las muertes violentas en los primeros cinco meses del 2011 están relacionadas con venganzas o ajustes de cuentas.Múltiples ‘servicios’Aunque hoy estas redes de ‘sangrientos chepitos’ son menos que hace una década, cuando narcotraficantes como alias Jabón y Don Diego tenían más de 35, las autoridades parecen estar aún más preocupadas debido a la ola de violencia que están protagonizando y a las estrategias que han utilizado para parecer invisibles. “Antes uno sabía en qué sitios se reunían para cuadrar las ‘vueltas’, los nombres que tenían y para quién trabajaban. Pero luego de la captura de los grandes capos, la mayoría de estas redes sicariales quedaron a cargo de mandos medios que ya no tienen un sitio fijo de operación ni de incidencia. Hace unos años cada ‘oficina’ tenía entre 30 ó 40 integrantes, pero hoy ese número si mucho supera los diez. Manejan un bajo perfil”, explicó un investigador de la Dijín. Según el oficial, lo más preocupante es que estas redes sicariales, que surgieron como el brazo armado de los capos del narcotráfico para saldar sus cuentas, ampliaron sus ‘servicios’ al cliente que mejor pague. “Hoy no le pertenecen a un narco en especial, trabajan también para prestamistas, comerciantes o hasta para una persona que no quiera pagar un dinero o quiera matar a su pareja por una infidelidad”, declaró el policía, quien no quiso revelar su identidad. Fuentes de inteligencia de la Dijín explicaron que por esa independencia operativa que hoy tendrían dichas ‘oficinas’, muchas se han dedicado a otras actividades delictivas, aparte del sicariato, para poder financiarse. Incluso algunas estarían cometiendo ‘fleteos’, hurtos a carros de valores, entidades bancarias y residencias de barrios de estratos altos del sur y el oeste de Cali. Sin embargo, su relación directa con los ajustes de cuentas entre narcotraficantes sigue vigente. Las autoridades locales confirman que los hermanos Luis Enrique y Javier Antonio Calle Serna, ‘Los Comba’, y alias Martin Bala se mantienen detrás de la mayoría de las redes sicariales que delinquen en Cali, principalmente en barrios como Manuela Beltrán, Mariano Ramos, Floralia, Villa del Lago, Petecuy y Terrón Colorado. Al tiempo que la Sijín dice haber identificado a ‘Pantera’, ‘Yantel’, ‘Galleta’, ‘Lobo’ y ‘Coco’ como algunos de los líderes de estas temidas ‘oficinas’. La reciente captura de Carlos Hugo García, alias Chocolate o Luker, es quizá el golpe más fuerte que han recibido estas estructuras en la capital del Valle, pues este hombre era quien manejaba la banda Nueva Generación, red sicarial de ‘Los Comba’ en Cali y el resto de la región. A pesar de que las autoridades sostienen que estas redes ya no tienen su centro de operaciones en sitios específicos como discotecas o peluquerías, las investigaciones de recientes homicidios selectivos en la ciudad tienen algo en común: las compraventas de vehículos. Uno de los estadísticos de la Dijín que analiza los asesinatos en Cali reveló que la mayoría de las víctimas de muertes violentas trabajaban en estos establecimientos. “Eso era lo que sucedía también hace varios años y hoy lo hemos vuelto a ver en la ciudad. Por eso creemos que muchas de las ‘oficinas de cobro’ siguen operando en compraventas de vehículos o al menos el dinero que obtienen de ganancia lo están invirtiendo en estos negocios”.Investigadores de la Sijín también aseguran que en algunos lavaderos de vehículos se estarían planeando o pagando algunos de los homicidios que se cometen a través de las ‘oficinas de cobro’ de la ciudad. Pero quizá la modalidad que más ha alertado a la Policía son las extensiones que han establecido estas bandas de ajustes de cuentas en ciudades como Tuluá, desde donde se estarían planeando varios trabajos de sicariato que se cometen en la capital del Valle. Dicha hipótesis se sustenta en la captura el pasado miércoles de una conocida sicaria de Tuluá, que residía y delinquía en Cali.Menores, la mejor ‘mano de obra’ En el patio del centro de reclusión y rehabilitación de menores Valle del Lili un adolescente de 15 años cuenta que le pagaron un millón de pesos por asesinar a la mujer que aparecía en una fotografía. “Los de una ‘oficina’ de Terrón Colorado llegaron al barrio a hablar con los de la pandilla y nos ofrecieron la vuelta. Yo ya había probado ser duro, entonces me dejaron hacerlo. Ellos me dieron la moto y el arma, o sea que el millón me quedó libre. Alcancé a hacer cuatro ‘trabajos’ de esos antes de que me detuvieran”. El director regional del Instituto de Bienestar Familiar (Icbf), John Arley Murillo, aseguró que en Valle del Lili son varios los menores, la mayoría del oriente, que fueron contactados por bandas de sicarios para cometer crímenes. “Es una realidad que vivimos a diario en el centro. Muchos adolescentes son contratados para hacer los trabajos porque los adultos saben que ellos pagan condenas pequeñas”, afirmó Murillo. Un investigador de la Sijín explica cómo funciona la alianza entre las ‘oficinas de cobro’ y las pandillas de menores. “Resulta que un narcotraficante o una persona X le dice al líder de sicarios hay $10 millones para matar a esta persona, entonces éste va y busca al líder de una pandilla del Distrito de Aguablanca y le dice que hay $2 millones para dicho trabajo. Finalmente, la pandilla le ofrece a uno de sus integrantes, que es menor de edad, $1 millón por cometer el homicidio”. Al contratar la ‘mano de obra’ con menores de edad las redes de sicariato de Cali se están quedando con casi el 80% del dinero que reciben por ejecutar los asesinatos. Y es que la Policía estima que de las más de cien pandillas que existen en la capital del Valle, entre un 30% y 40% está realizando trabajos de sicaritato para las grandes oficinas de ajustes de cuentas.Hasta el pasado 22 de junio la Policía Metropolitana de Cali había capturado a 1.198 adolescentes, que corresponden al 21% del total de detenidos en la ciudad. Muchos de ellos fueron capturados por el delito de homicidio. “Por eso es tan difícil llegar a los líderes de estas redes de sicarios, pues ellos están como cuatro niveles más arriba de quienes cometen el homicidio, que casi siempre es un menor que ni siquiera sabe quién lo contrató”, afirmó el comandante de la Policía Metropolitana de Cali, general Miguel Ángel Bojacá.Las más temidas‘Los Yiyos’. Era un grupo de 50 hombres que se dedicaba al cobro y ajuste de cuentas y pertenecía al narcotraficante Diego Montoya, ‘Don Diego’. En el 2003 las autoridades lograron capturar a la mayoría de sus líderes. Sus lugares de reunión eran los barrios Mariano Ramos y Ciudad Jardín. La Banda de Molina. Era conocida como una de las más sanguinarias, pues enterraba una puntilla en el cráneo de sus víctimas. La integraban quince hombres que tenían su centro de operaciones en el barrio República de Israel. El narcotraficante Wilber Varela, alias Jabón, era uno de los capos que manejaba el mayor número de ‘oficinas de cobro’ en la capital del Valle. Las más conocidas eran las de ‘El Ingeniero’, ‘El Enano’ y ‘El Fofe’. Asimismo, Juan Carlos Ramírez Abadía, alias Chupeta, tenía tres redes sicariales a su servicio, encargadas del cobro de cuentas, torturas, desapariciones y secuestros.

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