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Agresiones con ácido no son nuevas en Colombia

Desde hace dos años agresiones han aumentado. Piden endurecer la Ley, pues se castiga como lesiones personales.

29 de abril de 2012 Por: Colprensa

Desde hace dos años agresiones han aumentado. Piden endurecer la Ley, pues se castiga como lesiones personales.

El 30 de junio del 2007 Viviana Hernández Soto, de 28 años, sufrió un ataque que le dejó heridas imborrables. En la localidad de Fontibón, en Bogotá, la mujer fue agredida con una sustancia química que, al parecer, era ácido. “Salía de mi casa cuando me arrojaron un líquido a la cara, me comenzó a arder, era un dolor que no se calmaba. Uno siente se le está desprendiendo la carne”.El agresor no fue un desconocido. Era el padre de sus tres hijos. “Nos habíamos separado y él me amenazó diciéndome que si no era de él, no iba a ser para nadie. Esa semana llegó a visitar supuestamente a los niños, pero nunca pensé lo que iba a pasar. La Policía no lo capturó porque no tuve cómo demostrar que fue el responsable”, expresa la víctima, quien cuenta que tiene que cambiar constantemente de casa para que su victimario no la localice.Las agresiones con estas sustancias no son nuevas en el país. Se estima que desde hace dos años los ataques han aumentado. Tan solo el pasado viernes las alarmas frente a este flagelo se encendieron de nuevo tras conocerse el caso de Janeth Beltrán, de 34 años, quien fue atacada por un desconocido tras un atraco fallido.La madre de cuatro niños fue rociada con ácido en su lugar de trabajo, una casa de cambio del barrio Alquería, en Bogotá. “El tipo le cogió la mano con fuerza y sacó una botella con el ácido y comenzó a echársela por entre la ventanilla. Ella cogió unos dólares e intentó dárselos para que no le hiciera más daño, pero él no paraba”, relató Esperanza, madre de la mujer.De acuerdo con las autoridades, Janeth es la segunda víctima de este tipo de violencia durante este mes en el país. Aunque aún no se ha capturado a su agresor, la Policía cree que no se trató de un atraco, sino de una venganza personal. Y es que -según las entidades que atienden a las víctimas- en la mayoría de los casos las razones de los ataques son líos pasionales.De vuelta a la vidaEn medio de la tragedia que enfrentan quienes son agredidos con ácidos u otras sustancias químicas está el desafío que han emprendido instituciones como el Hospital Simón Bolívar de Bogotá, que ha intentado disminuir las secuelas de estos salvajes ataques.Patricia Gutiérrez, jefe de la Unidad de Quemados y Cirugía Plástica de la entidad, cuenta la manera cómo año tras año aumentan los casos. “El problema inició hace unos doce años. Eran pocas las agresiones conocidas en aquel entonces, pero últimamente se han incrementado y se hacen más graves. En poco más de una década llevamos atendidos en nuestra institución 21 casos, pero hay un subregistro nacional de unos 25. Aclaro que tenemos la certeza de que hay muchas personas atendidas en otras partes de las que no se ha hecho un conteo adecuado”, indicó la profesional.Así como el hospital presta la atención inmediata a las personas afectadas por ácido, luego de que son dados de alta otra institución también juega un papel crucial en su recuperación: la Fundación del Quemado. Allí, además de ayudar a recuperar el aspecto físico, tratan de sanar las heridas del alma con terapias.Linda Guerrero, directora de la institución desde hace 17 años, ayuda en la recuperación de las personas víctimas de quemaduras, luego de que terminan sus días de hospitalización.“Como cirujanos plásticos hacemos la parte reconstructiva, iniciamos realizando un diagnóstico del tipo de secuelas que tienen los pacientes, comenzamos con el área de cirugía reconstructiva funcional y vamos hasta el final, que es la cirugía estética”, explicó Guerrero.Los expertos señalan que a las víctimas de este tipo de ataques también se les destruye su vida sentimental, pues casi siempre el agresor ha sido una persona con la cual tuvieron una relación.“Esa situación vuelve a las mujeres muy prevenidas porque sienten que eso les puede volver a pasar, por eso trabajar la parte sicológica unida a la reconstrucción física hace que quieran seguir adelante”, señaló la Directora de la Fundación del Quemado.La discriminación y la falta de oportunidades laborales también son factores que afectan a las víctimas. Por eso la Fundación se apoya en el Sena, para capacitar profesionalmente a las personas afectadas, con el fin de que puedan tener mayores oportunidades laborales.Su ‘pecado’: no dar limosnaAunque detrás de la mayoría de los ataques con ácido hay móviles pasionales que motivan la agresión, también se han presentado casos en los cuales las víctimas aún no comprenden por qué recibieron un castigo tan cruel. Así le ocurrió a Sergio David Mogollón. El joven de 22 años, quien aún habla con dificultad por las lesiones sufridas, tiene afectado casi todo su rostro y parte de sus extremidades superiores por un líquido (se cree que ácido) que le arrojaron cuando se negó a darle una moneda a un indigente.Sergio dice que prefiere que su novia, María Consuelo Pardo, cuente su historia. “El 9 de diciembre del 2011 íbamos para nuestro apartamento en el sector de Castilla, cuando un hombre se nos acercó a pedirnos una moneda, más demoró Sergio en decirle que no tenía, que él en arrojarnos un líquido que llevaba en un recipiente”, explica su pareja. El joven tuvo que pasar Navidad y Año Nuevo en el pabellón de quemados del Hospital Simón Bolívar y regresó el 6 de enero de este año a su casa.Pese a las graves secuelas que le dejó este hecho, Sergio no deja sus sueños y dice que su meta es recuperarse y conseguir lo que tanto ha deseado: “La idea es sacar adelante la agencia de publicidad que monté con mi novia. Quiero tener mi casa, mi carro y todas las cosas que tanto he querido”.¿Ley permisiva?Desde diferentes sectores de la sociedad se ha criticado que la ley colombiana no castiga como debería a quienes cometen estos actos violentos. En este concepto, los profesionales coinciden en que no existe una pena adecuada.“Uno se pregunta por qué un daño como esos, que puede tener consecuencias para el resto de la vida de la persona, es tomado como una lesión personal. Lo único que diferencia a ese acto con un homicidio es que el deseo del agresor no es aniquilarla con la muerte física, pero sí con la muerte en su vida social. Esto tiene que ser condenado como un asesinato”, sentenció en una reciente entrevista la vocera de las Naciones Unidas para temas de Género, Flor María Díaz.Los defensores de las víctimas también piden más control en la venta de sustancias químicas. “Sabemos que los ácidos sulfúrico, nítrico y muriático son utilizados para los ataques y que se pueden comprar fácilmente en el mercado. Controlar la distribución de estos líquidos y aumentar las penas para los agresores sería una buena alternativa”, indicó la doctora Linda Guerrero.

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