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Gloria González, actriz que interpreta a Jovita. | Foto: Fotos de: Alexander López y Luz Karime Zuluaga - Creativos Soluciones que Comunican.

CALI

¿Quién fue 'Jovita', la reina infinita?

Hace 47 años, en el barrio El Hoyo, murió a causa de un infarto 'Jovita' Feijóo, la loca que se creyó reina e hizo que una ciudad entera la celebrara.

14 de diciembre de 2017 Por: Yefferson Ospina / Periodista de Gaceta

Imaginarla a ella: mujer pobre, casi analfabeta, que recorre las calles de una ciudad con sus ropas de colores estruendosos, con sombreros de encajes y guantes hasta los codos en un calor que supera los 33 grados; ella que recorre la ciudad lanzando besos, repartiendo sonrisas. Imaginarla a ella, imaginar su locura.

Y luego imaginar esa ciudad: hombres y mujeres que la saludan, que esperan su sonrisa, que la llaman ‘reina’ y la consideran reina y sueltan carcajadas de burla y acaso de lástima mientras la ven caminar, con sus ropas que alguna vez fueron espléndidas, prendas descartadas por las damas de alta sociedad. Imaginarla con su rostro pintarrajeado y luego sentada junto al alcalde, y también en su sitio de honor en la Plaza de Toros o en la inauguración de cualquier evento público: un nuevo edificio, una nueva carretera, la Feria de Cali.

Imaginarla a ella, a Jovita Feijoo y a la ciudad entera que fue su escenario: la mujer que se juzga a sí misma reina –y lo que sea que eso signifique- y la ciudad que en el desconcierto de conocer a ese ser con la capacidad absoluta de creer plenamente en su locura, la secunda y le dice que sí, que es la reina, y le ofrece su lugar como soberana: en las calles, en las plazas de mercado, con sus ropas de segunda, de tercera y de última mano.

Fue de ese modo. Durante unos 40 años Cali presenció la materialización de una forma de El Quijote: aquella mujer que llegó a la ciudad luego de nacer en Palmira en 1910 y haber sido abandonada por su padre, luego de trabajar en una empacadora de cigarros con menos de 15 años para ayudar a la madre y a las cuatro hermanas; aquella mujer que llegó a la ciudad y, consciente de su vocación - como aquel hombre de apellido Quijano o Quesada – supo que las plazas eran el tablado para su figura y las calles los pasillos para su belleza y pronto, muy pronto, alguien se lo dijo: “Jovita, es que vojós la reina de todos, ve, la reina de Cali”, y entonces el sueño, el delirio, siguió su marcha, imparable.

El sueño de la mujer viviendo en pequeños cuartos de alquiler, sola, recibiendo los vestidos usados, recibiendo secretas caridades para poder comer y pagar el arriendo, cantando en la radio para risa de todos, cantando en las plazas de mercado para risa de todos, llegando hasta la oficina del alcalde de turno y recibiendo al presidente de turno y al gobernador que no podían hacer otra cosa que aceptar su presencia y su locura. Aquel sueño que duró hasta el 15 de julio de 1970, hasta esa mañana en que en el pequeño cuarto de una casa del barrio El Hoyo, mientras se duchaba para luego vestirse con las sedas avejentadas que eran sus ropas, un infarto puso fin.

Fue aquel delirio, aquel desvarío, el que investigaron el artista plástico Carlos Zuluaga, el dramaturgo y director de teatro Fernando Vidal, y la actriz Gloria González para escribir y montar la obra de teatro 'Jovita frente al espejo roto', que se presentó en Cali en agosto, una puesta en escena que explora la soledad de aquella mujer que logró convertir a toda una ciudad en el teatro de su conmovedora locura.

Gloria González, la actriz que la interpreta, nos cuenta cómo fue la vida de Jovita y cómo surgió la idea de inmortalizarla en escena. 

¿Cómo fue el proceso de creación de esta obra?
Surgió a finales de 2015, cuando yo decido junto a mi amigo Julián Fernando Arbona, crear un espectáculo teatral sobre la vida de Jovita. Yo ya lo venía pensando hacía mucho tiempo, porque quería presentar una obra sola, un monólogo o una puesta en escena unipersonal, y la idea de hacerla sobre este personaje la discutí mucho con el actor cubano-caleño Ulises González.

Pero fue en octubre de 2015 que por fin me decidí a hacerlo y esa decisión nos llevó a hacer una investigación de seis meses sobre la vida de Jovita, en que las notas de los periódicos de la época fueron nuestra fuente más importante. Para nosotros, la manera más inteligente de conocer el alma de Jovita fue a través de sus palabras, que encontramos en varias entrevistas y notas periodísticas, principalmente en una entrevista que le hizo el periodista José Pardo Llada. Esa entrevista, que fue radial, la encontramos transcrita y fue de gran utilidad para nuestra investigación.

¿Quién era Jovita?
Realmente se llamaba Jovina Becerra Feijoo, aunque su papá nunca le dio el apellido y por eso solo llevaba el de su madre, Joaquina. Jovita nació en Palmira el 6 de junio de 1910, en la vereda El Bolo-Hizal, y llegó a Cali en la década de los 30. Ella llega a esta ciudad a vivir
donde la comadre de una amiga de su madre, en el barrio Granada.

Como ella vivía también con sus cuatro hermanas, empieza a trabajar en casas de familia haciendo el aseo y lavando ropa hasta que un día, mientras se hacía un programa de radio en vivo en la Plaza de Caycedo de la emisora Radio Higueronia, en 1937, ella participa cantando. El programa invitaba a personas del común a cantar y, si lo hacían mal, interrumpían a las personas con un audio de unos perros ladrando.

Jovita lo hizo mal y le pusieron los perros, pero ella siguió cantando a pesar de eso, lo cual le causó mucha gracia a los locutores que le dijeron que la coronaban reina de la simpatía. Allí empezó todo...

¿Qué fue eso que comenzó en ese momento?
Jovita empezó a hacerse popular, en la Plaza de Caycedo empezaron a distinguirla y ella también empezó a tomarse las calles para cantar, para desfilar como una reina y casi que para actuar.

Iván Montoya, el actor que siempre la representa en los desfiles del Cali Viejo, en la Feria de Cali, dice que Jovita fue la primera persona que hizo teatro callejero en Cali. La gente sencillamente se enamoró de ella, porque veían que era una personalidad arrolladora, carismática, locuaz, que no le tenía miedo al ridículo pero por sobre todo eso, hubo un rasgo muy particular que sirvió para acrecentar su popularidad y fue su civismo. Fue buena ciudadana.

Explíquenos eso del civismo...
Cuando Jovita es proclamada como reina de la simpatía -eso realmente fue como un piropo del locutor porque le pareció un personaje muy gracioso y no fue ningún reinado-, ella se independiza y se va a vivir al barrio San Antonio. Ella, que de verdad se cree una reina y empieza a portarse como tal, empieza además a trabajar por los problemas de los barrios. Si veía un hueco en una calle o veía que el alumbrado público tenía problemas, se iba para la alcaldía a hablar con el alcalde, que le abría las puertas de su despacho y lograba que resolvieran los problemas.

Ese trabajo que ella hacía fue, en gran medida, lo que más cariño y popularidad le granjeó sobre todo en barrios como San Nicolás, La Merced, San Antonio, El Peñón, Granada, el Obrero, que ella se recorría todos los días, absolutamente todos los días.

Jovita, entonces, se cree que es verdaderamente una reina y la ciudad actúa también como si lo fuera...
Claro, eso es lo que resulta más interesante de todo esto. Jovita está convencida de ser la reina y entonces ella tomaba taxis o se subía a los buses y no pagaba, y los conductores no le cobraban. No pagaba porque era una reina, entonces no tenía por qué hacerlo. Y asimismo la invitaban a tomar a café, a almorzar, a comer.

Había una peluquería en el barrio El Peñón a la que ella iba a arreglarse el cabello y las uñas y que no le cobraba... La ciudad entera de verdad se portó como si ella fuera una reina. Y luego empieza a pasar lo que todos sabemos: a Jovita la llaman para hacer los saques de honor de los clásicos de fútbol, le dan un sitio especial en la Plaza de Toros, sale en las Ferias de Cali sobre el carro de bomberos, etc.

Sin duda fue un símbolo de la cultura popular. ¿Pero fue también querida por las clases altas?
Yo creo que sí, y lo creo por una razón: la ropa que ella usaba, así como su maquillaje y sus joyas, se las regalaban las señoras de las clases altas de la ciudad. Así que claro, las élites también la aceptaron como ícono así como también los artistas de la época.

Como se sabe, Fernell Franco la fotografió y de hecho le regaló unos afiches con su imagen que ella vendía y con lo que se ayudaba para sobrevivir. Su aceptación fue total en toda la sociedad caleña de la época, al punto de que en el año de 1968 es elegida Reina de los ingenieros mecánicos de Univalle, en un reinado en el que participaron muchachas estudiantes de esa carrera.

¿Quién era Florecita?
Ella era una mujer casi de su edad que conoció en Cali y que se convirtió en su mejor amiga. Fue Florecita quien la persuadió de que cantara en la emisora en la que empezó toda su historia.

Florecita es su compañera de vida y su muerte, que fue en el año 68, termina por afectar profundamente a Jovita. Justamente la obra de teatro parte de la muerte de Florecita, que además es bastante trágica, y de un viaje imaginario que hace Jovita sobre su existencia y sobre la ciudad detonado por esa muerte.

***
“Uno no sabe muy bien si la loca era Jovita o era la ciudad entera, que aceptó la locura de ella”, dice Gloria.  O acaso no era locura, sino esa especie de idealismo romántico que suele ser la sal de la existencia: el idealismo -nunca se insistirá lo suficiente con este ejemplo- de El Quijote que en medio de las polvaredas más rústicas de una España decadente erige su sueño de caballería.

47 años después de su muerte cabría preguntarse si esta Cali de ahora aceptaría la existencia de otra Jovita: si aún nos queda la locura - el romanticismo - suficiente para permitirle ser nuestra reina.

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