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Manuel Clavijo ha elaborado los zapatos de artistas para todas las versiones del Salsódromo que se han realizado en la Feria de Cali. | Foto: Foto: Especial para El País

Manuel Calvo, el zapatero de la 'vieja guardia' salsera

Manuel Calvo no es solamente un zapatero dedicado a hacer el calzado de los bailarines de salsa, también es miembro de la ‘vieja guardia’ que ha participado en todas las versiones del Salsódromo de la Feria de Cali. Perfil.

25 de diciembre de 2017 Por: Por Jaír Fernando Coll - Semillero UAO El País

El zapatero Manuel Calvo nunca se cambia de zapatos. Todos son reproducciones de una misma versión: negros y en cuyos costados destaca una leyenda en letra roja y cursiva: 'Soneros'. A pesar de no ser un cantante, se conforma con canturrear su calzado desde los ritmos que llegan de una vieja radio. Desde su estudio de trabajo en el barrio Alfonso Bonilla Aragón, en el oriente de Cali, Manuel revela:

–La vagancia me llevó a lo que soy ahora.

Ríe. En su cabeza suenan las letras de Richie Ray, Bobby Cruz o Alfredito Linares, los artistas que bailó en los 'agualulos' desde que abandonó los estudios en segundo de bachillerato. Dada la difícil situación de la familia, Manuel se hizo zapatero como su padre, decisión que imitaron sus seis hermanos. Mientras aprendía los secretos del cuero, no dejaba de asistir a las rumbas que tenían lugar en las discotecas de Honka Monka, Panamericana, La Escalanita, entre otras.

Y después de que se agotaran los últimos momentos del siglo pasado en fiestas interminables y garrafas de lulada, llegó el año en que Manuel hizo el primer zapato para maestros del baile. Era verde con plateado, hecho en cuero con plástico escarchado, liviano y con una suela imposible de resbalar.

La persona que estrenó el par fue su hijo Daniel, quien tenía una presentación como solista en el Teatro al aire libre Los Cristales en el marco de la Feria de Cali en el año 2000. Pero no solo fueron los pasos de su hijo lo que llamó la atención del público sino también los zapatos que lucía.

Desde ese entonces en el que fascinó a un selectivo público de bailarines, Manuel le dio un vuelco a su oficio de zapatero, que inclusive se ha granjeado la confianza del Grupo Niche o de extranjeros que participan en el Mundial de Salsa de Cali.

–El secreto para es hacer un buen zapato para bailarines –explica Manuel– es que el empeine sea excelente, que se doble con facilidad y atender con especial atención la altura del tacón según la capacidad del artista.

Y nadie ha sido mejor privilegiado de su oficio que su esposa Florentina Velasco, otra bailarina de la ‘vieja guardia’ quien guarda tacones exclusivos y con decorativos que ningún otro cliente de Manuel haya visto alguna vez. Los utiliza cada vez que ella tiene una presentación de baile con su esposo.

Mientras a Manuel vuelven todos recuerdos e imágenes del presente, escenas que combina con un golpe acompasado, casi salsero, de sus herramientas de trabajo, se oyen golpes que repican en el techo. No está lloviendo. Al contrario, el sol es inclemente.

–Eso que suena son pasos de baile –dice.

***
Luego de que su hija sufriera una lesión de clavícula en una competencia de yudo, Manuel y Florentina exploraron distintas ocupaciones que no fueran tan riesgosas para ella y sus hermanos. Así nació la escuela de baile Corte Suprema en 1998, que luego se llamaría Soneros del Ayer y Hoy, que era la misma casa del zapatero.

En un principio, las paredes estaban sin estucar y solo se contaba con un estrecho espejo, pero, a medida que la escuela fue creciendo, Manuel y Florentina construyeron un segundo piso en donde tienen lugar los ensayos.

Mientras el zapatero se dispone a pulir los zapatos que le han encargado, los alumnos y camaradas de la ‘vieja guardia’ empiezan a calentar con los ritmos del bolero, el chachachá o el boogaloo. Cuando estén preparado, Manuel y su mujer se sumarán a las coreografías que han planeado para alguna presentación regional.

Uno de los veteranos que son pioneros dentro de la escuela, William Reyes, quien viste zapatos rojos confeccionados por Manuel, destaca:

–Lo bueno de la escuela es que nosotros bailamos la música como es, pues ahora la han distorsionado con acelerarla demasiado, por lo que los pasos siguen ese mismo ritmo y uno nota que no los marcan bien.

A mediados del año pasado, Soneros del Ayer y Hoy pasaría por una crisis económica que por poco hacía cerrar 18 años de tradición salsera. Sin embargo, dos jóvenes evitaron que dicha tragedia ocurriera. Uno de ellos, Daniel Riascos, quien ya lleva 10 años en la escuela, contó:

–Con una compañera, acogimos el proyecto y empezamos a dar clases a los alumnos que recién estaban iniciando. Por otro lado, la escuela pasó a ser una fundación artística, lo que lo hace diferente a otras academias, pues nosotros trabajamos mucho por la comunidad. Por ejemplo, haciendo presentaciones en colegios, ancianitos, etc.

Son las 3:30 p.m. Ya es hora de que Manuel y su esposa suban al segundo piso y revisen qué tanto han avanzado los muchachos y ensayen una vez más las coreografías que planearon con los camaradas de la 'vieja guardia'. Algún curioso estará caminando por la cuadra y levantará la cabeza atraído por los sonidos rumberos que algún día sonaron en las discotecas de Juanchito. Quizá no se resista a improvisar a algunos pasos en medio de la calle. Qué importa que acaso se le dañen los zapatos: Manuel le tendrá unos en poco tiempo.

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