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Leyda Santos y su hijo Camilo Díaz, profesores de tango, enseñan una rutina mientras los pacientes observan.

MEDICINA

Tangoterapia, un paso contra el Párkinson

El neurólogo clínico Jorge Luis Orozco Vélez, de la Fundación Valle del Lili, observa buenos resultados en pacientes de esta enfermedad que van a clases de tango.

9 de abril de 2017 Por: David Penagos y María Camila Tabares, Integrantes del Semillero UAO-País

Don Carlos Zapata baila despacio acompañado de su esposa María del Pilar Ibáñez, su postura es lo más erguida posible, su equilibrio está perfecto, y sus manos no tiemblan para nada. Sin embargo, aunque no lo parezca, tiene una enfermedad neurodegenerativa desde hace nueve años.
En 2008 le diagnosticaron la enfermedad de Párkinson. Carlos es un aficionado al tango de toda la vida, y según él, “al bailar tango dos personas se funden en un abrazo y navegan por la pista como si fueran una sola. Esta danza une, conecta y obliga a tomar registro del cuerpo humano y mejora el vínculo con el otro”.
En 2015, Carlos descubrió la tangoterapia y hoy es testigo de los grandes beneficios y mejoras que muestra en la enfermedad, cuenta al cabo de bailar al ritmo nostálgico del bandoneón, en una clase en ‘Vos y yo, espacio de tango’, de Leyda Santa, al norte de Cali.

El Párkinson, enfermedad compleja

El doctor Jorge Luis Orozco Vélez, neurólogo clínico de la Fundación Valle de Lili, define el Párkinson como una condición neurodegenerativa que se puede tipificar en temblorosa, o rígida con inestabilidad postural.
Contrario a la idea frecuente, de que todos los pacientes de Párkinson presentan temblor, el doctor Orozco explica que los síntomas se pueden presentar a nivel motor, y no motor, en diferentes etapas y con manifestaciones variables.
Generalmente la enfermedad se desarrolla en personas mayores de 60 años, pues los trastornos neurodegenerativos se asocian al envejecimiento. Sin embargo, se presentan casos de personas entre los 30 y 35 años, que están laboralmente activos.
Las razones por las que se desarrolla el Párkinson pueden ser de carácter hereditario o esporádico. Aunque existen factores externos, tóxicos o medioambientales, que hacen que se desencadene más rápido.
La Fundación Valle del Lili maneja 2500 pacientes con Párkinson, de los cuales a 550 se les hace un seguimiento en protocolos de investigación y sólo a algunos se les plantea ir al quirófano como una posibilidad.
“La cirugía puede ayudar a reducir los síntomas y la cantidad de medicamentos que se toman. Sobre todo, en estados intermedios. Pero en ningún momento es curativa”, asegura el doctor Orozco.
En Colombia, alrededor de 5 personas por cada 100 mil habitantes desarrollan la enfermedad con la que hoy vive don Carlos Zapata. Un hombre de contextura gruesa y cabellos blancos, que ya carga con 69 años de historias. En los últimos nueve, desde el diagnóstico de su enfermedad (que según el neurólogo, es esencialmente clínico, pues se determina con pruebas, laboratorios e imágenes) se le afectó el tono de la voz. Pero eso no le impedido seguir cantando los tangos que tanto le apasionan.
Los pacientes con Párkinson tienen alteraciones mínimas de la memoria, problemas gastrointestinales y cambios constantes en su estado de ánimo, entre muchos otros síntomas. Es por eso que se hace necesario tomar medicamentos, la mayoría de ellos son administrados por vía oral, pero algunos se aplican en la piel.
Los fármacos buscan regular o cubrir las deficiencias neuroquímicas que hay en el cerebro a causa de la enfermedad. Pero María del Pilar asegura que la tangoterapia les genera a los pacientes más dopamina que los mismos medicamentos. Y Camilo Díaz, uno de los profesores de tango para estos pacientes, apoya esta idea porque cree que “el ingrediente terapéutico es inherente al tango”.
La tangoterapia exige conciencia de los movimientos, la forma de caminar y la postura. Por eso, es una de las actividades físicas más recomendadas, pues permite que el impacto de la enfermedad se reduzca y mejora la calidad funcional de los pacientes. El doctor Orozco afirma que “se ven más felices y mejoran de una manera que a veces es difícil poner en palabras”.
Entre 10 y 15 parejas asisten cada viernes de 10 a.m a 12 p.m al grupo de de pacientes de Párkinson de la Fundación Valle del Lili, para bailar tango. Hombres y mujeres de 55 años en adelante se unen para hacer versos con el otro en este ejercicio de convivencia. “Mejoramos mucho la calidad de vida de las personas, más que lo que se puede hacer con un medicamento”, dice el neurólogo con mucha convicción.

La danza de la salud

La clase está por empezar, y el maestro es Camilo Díaz, hijo de Leyda, quien le enseñó a bailar. Este hombre de 42 años es arquitecto de profesión, pero con su inquietud artística que despertó hace veinte años, hizo teatro, televisión y cine. Finalmente fue el tango el que lo llevó a dedicarse en cuerpo y espíritu a la danza.
Camilo se pasea por la sala mientras lee el guión de ‘Regreso al amor’, un número que ha llevado a diversos escenarios, y prepara con el grupo para volver a presentarlo. Los asistentes a la clase cierran los ojos para escucharlo con disposición.
Desde 2004 hasta 2015 Camilo tuvo la oportunidad de trabajar en el estudio Dinzel en Buenos Aires, Argentina. Allí aprendió el sistema de enseñanza Dinzel, un método que se usa hace 40 años en más de 25 países, y el caleño puso en práctica asistiendo a pacientes con diversas patologías. Entre ellas, el Párkinson. Al regresar al país hace dos años, se vinculó como docente a la Fundación Párkinson Colombia, liderando junto a su madre los talleres de tangoterapia en Cali.
El tango es una conversación entre los diferentes que se reconocen comunes, entre los opuestos que se complementan, los que se siguen y los que se llevan. “La tangoterapia es una aplicación del tango en el mejoramiento de la calidad de vida, en la composición o recomposición de ciertas dimensiones del individuo para su propio bienestar”, dice Camilo con la pasión y conexión que le genera trabajar en función de los demás. Y agrega que el Párkinson es solo una más de las circunstancias.
De la cocina de la casa se asoma un gato gordo de manchas amarillas que camina al ritmo de Carlos Gardel, y observa cómo los alumnos practican y se mueven al compás de un tango que Camilo tararea, “Pero no vas a negar que cuando vos fuiste mía, dijiste que me querías, que no me ibas a olvidar”. Todos sueltan a su pareja cuando termina: “Te aconsejo que me olvides”.
En la vida de don Carlos Zapata la tango terapia ha sido definitiva, ha mejorado su equilibrio, su postura y rigidez. Pero él le ha agregado lo más importante: la autoestima. Dice que “la tangoterapia no es propiamente bailar tango, es aprovechar la danza para entrar en un abrazo a sentir la pasión de los sones del bandoneón y caminar por una pista llevando la pareja acompasada, conservando el equilibrio, con la mirada al frente y con una decisión como si fuéramos a conquistar el mundo entero”. Carlos visita con frecuencia esta casa, la de Leyda, o Mamátango, como prefiere decirle.
El trabajo y la dedicación deben ser constantes. Carlos asegura que sus compañeros dan testimonio positivo de la práctica de la tangoterapia. Tanto, que quieren que forme parte del programa de tratamiento terapéutico de la Fundación, para que más pacientes sean beneficiados.

Clase sanadora

  • En el barrio Prados del Norte, antes de las seis de la tarde se empiezan a escuchar tangos y milongas que invitan a pasar. 
  • Leyda Santa Riascos, una bacterióloga que desde hace más de 15 años se dedica al tango, abre la puerta de ‘Vos y Yo, espacio tango’ y da la bienvenida.
  • El grupo calienta mientras espera a que empiece la clase, todos bailan con todos y pasean por la sala al ritmo de la música que nunca se detiene. 
  • El gran espejo que se apoya de una pared púrpura refleja los pasos de catorce pares de piernas que disfrutan de la danza argentina. Los alumnos son, en su mayoría, adultos mayores que encantados por este baile, conservan la pasión y el compromiso que los jóvenes parecen no encontrar.

Síntomas

  • Motores: Temblor, rigidez, ralentización del movimiento.
  • No motores: pérdida del olfato, pesadillas nocturnas.
NO SE RECOMIENDA
  • Hay personas con una fuerte inestabilidad postural y por eso no pueden hacer tangoterapia.
PRESENTACIÓN
  • El 11 de abril en la Fundación Valle de Lili se presenta el grupo de pacientes de Tangoterapia de 2:00 p.m a 6:00 p.m. La entrada es libre para todo el público.
PREVALENCIA
  • El Párkinson afecta entre 80 y 100 mil personas sólo en Cali.

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