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Un libro de Alejandro De Barbieri enseña a esos padres que no saben poner límites a sus hijos y que se dejan manipular por ellos. | Foto: El País

NIÑOS

Las actitudes de los padres que podrían causar traumas en los niños

Un libro de Alejandro De Barbieri enseña a esos padres que no saben poner límites a sus hijos y que se dejan manipular por ellos.

5 de diciembre de 2017 Por: Redacción de El País 

“Padres cansados dan lugar a hijos frágiles; padres estresados, a hijos huérfanos; padres inseguros, a hijos miedosos; padres sin autoridad, a hijos caprichosos y sin proyecto”, asegura Alejandro De Barbieri, el pedagogo y autor de ‘Educar sin culpa. Optimismo y entusiasmo para padres y docentes’.

Una de las culpas que acosan a los padres es no brindar demasiado tiempo a sus hijos. Hoy en día, esto se acrecienta debido a las nuevas tecnologías. La psicóloga Catherine Steiner-Adair sostiene que cuando los padres revisan constantemente el celular, envían a sus hijos un mensaje letal: “No te presto atención, no me importa ahora lo que estás haciendo. Tampoco me importa nuestro vínculo, nuestra relación”. Aquí, algunos tips para vivir el momento con los hijos:

En la mañana:

Los hijos pueden percibir que sus padres están calmados, que pueden despertarse, darse tiempo para disfrutar del desayuno, pensar tranquilos lo que se precisa para la jornada y conversar sobre lo que los hijos van a vivir ese día. Si los padres están más pendientes de la pantalla mientras hacen otra cosa, no van a escuchar lo que sus hijos les dicen.

Camino a la escuela:

Al ir a la escuela en auto o bus usted puede aprovechar para conversar con su hijo (a) en forma distendida. Si en esos momentos está llamando por teléfono a la oficina no estará presente cuando ellos lo necesiten.

Al pasarlos a buscar:

Cuando vaya a buscar a sus hijos, recíbalos con alegría, contacto visual y físico. Cuénteles lo lindo que le fue en su trabajo, los problemas que tuvo pero que supo resolver. Así les transmitirá que todos vivimos lo mismo, nosotros en el trabajo y ellos en la escuela.

Al llegar a casa:

Hay que dejar en la oficina todo lo laboral, no responder en casa mails ni llamadas de trabajo. Comuníquele a su equipo de trabajo que no estará disponible, luego de X hora, para responder.

Las comidas:

Es mejor prohibir la televisión y el celular mientras se esté comiendo, para tener un momento familiar pleno.

Hora de acostarse:

Que los niños de 4 años o menores no se duerman con la tableta. Los expertos nos recomiendan menos pantallas a la hora de dormir.

Tiempo familiar:

Puede ser un partido de fútbol, un paseo al parque o un almuerzo afuera. La idea es que los tiempos familiares sean compartidos con sus miembros y no con otros a través de los móviles.

Tutorial para que obedezcan

Si le toca lidiar con un niño que está haciendo una rabieta o con un adolescente que no se qiere bañar o cualquier otra situación cotidiana que le cuesta manejar, piense en lo siguiente:

1. No se lo hace a usted, es un niño, es mi hijo. Usted es el adulto. Respire, tómese unos minutos, no ceda frente a las emociones de ira.

2. Responda con amor, con altura, con asertividad. “Te dije que te vas a bañar y en menos de cinco minutos te quiero ver en el baño”. No se agite, no se altere. Y tampoco es un balotaje ni una consulta. Es una decisión suya, le informa lo decidido. Y espera la respuesta.

3. No hay recompensa para que lo haga, es su tarea.

4.
Se entretiene haciendo otra cosa, no le da tanta importancia al tema, para que vea que no le afectó su reacción.

Sea firme

No ceda a las manipulaciones:
El adolescente, por naturaleza, rechaza los límites que padre o madre intentan poner. Pero no hay que dejarse manipular por los gritos de “Bullying” o la típica amenaza de “te voy a denunciar”. Hay que insistir.

Jaime Barylko, en su libro ‘El Miedo a los Hijos’, dice: “No les tengamos miedo, ellos precisan de padres presentes, firmes, que no se dejan barrer por el descontrol emocional adolescente, quien por su etapa vital también tiene miedo de lo que siente y lo que dice.

Afuera el miedo

El problema es que si padre o madre tienen miedo de que su hijo salga afectado o que los deje de querer, le hablarán despacio, le darán pequeños incentivos, pero cuando estén cansados terminarán gritándoles y hasta llorando.

Si el padre o madre pierde autoridad, el adolescente gana terreno en su manipulación y así será más difícil darles una orden.

Pruebe cenar con los celulares apagados para propiciar el diálogo. Involúcrelos en instantes familiares como el mercado.

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