Una mirada a la vida y a las pasiones del actor Juan Pablo Raba
Nacido en Bogotá e hijo de una palmirana, está en la cúspide de su carrera. No solo actúa en las series Narcos de Netflix y en Agents of S.H.I.E.L.D, sino también en el filme Los 33 con Antonio Banderas.
Nacido en Bogotá e hijo de una palmirana, está en la cúspide de su carrera. No solo actúa en las series Narcos de Netflix y en Agents of S.H.I.E.L.D, sino también en el filme Los 33 con Antonio Banderas.
Juan Pablo Raba, un bogotano de ancestros palmiranos y argentinos, es un actor cuya carrera va en ascenso a sus 38 años. Actualmente se destaca por interpretar a Darío Segovia, un minero alcohólico en la película Los 33, y por hacer de Gustavo Gaviria, el primo de Pablo Escobar en la serie Narcos, de Netflix. Y ahora hará parte del universo de Marvel, al actuar en la tercera temporada de la serie Agents of S.H.I.E.L.D. En esta última, que llegará a la televisión norteamericana el 29 de septiembre, dará vida a Joey, un personaje que quiere descubrir y aprender a controlar sus nuevos poderes. Su historia encaja con la de las estrellas tipo Hollywood. Fue mesero, barman, administrador de una discoteca en la costa española, estudió publicidad pero la dejó para viajar a Argentina donde tripuló un velero de carreras. A la actuación llegó por casualidad. Convencido ya, estudió en Lee Strasberg de Nueva York e inició su ascenso actoral en Venezuela al protagonizar Mi gorda bella. Entre sus papeles destacados están el de Pirulito en El cartel de los sapos y Alejandro Botero en Los caballeros las prefieren brutas. ¿Cómo se preparó para interpretar al minero Darío Segovia?Interpretar a una persona que pasa por estas circunstancias tan adversas requiere de mucha investigación y ponerse en los zapatos ajenos, imaginarte cómo reaccionarías tú. En este caso se suma el problema del alcoholismo. Hicimos mucha investigación acerca del síndrome de abstinencia, para entender un poco su psiquis. Se decidió con la directora no aproximarse a los personajes reales desde el principio, porque estábamos interpretando un compendio de historias y acercarse a alguno de ellos podía ser confuso. ¿El rol implicó un cambio físico?Tuvimos que hacer una preparación para enfrentar la pérdida de peso. Se hizo un trabajo de dieta, con unos nutricionistas en Los Ángeles, para poder perder los kilos necesarios para interpretar las escenas. ¿Por qué dice que su personaje más complejo fue Alejandro en Los caballeros las prefieren brutas?Porque la comedia tiene sus complejidades. Era la primera vez que interpretaba un personaje al que le estaba prestando muchos de mis defectos y atributos, especialmente mis defectos, y me estaba burlando. Fue muy terapéutico, a través de Alejandro termino entendiéndome más como persona, porque empiezo a burlarme de mis defectos y a alivianarme. Mi papá me dijo que debía tener cuidado porque yo me tomaba muy en serio la vida y con esta serie aprendí a reírme más de mí y después llega Mónica Fonseca y me ayuda y me enseña mucho más. La suya ha sido una vida de nómada en Colombia, Argentina, España y Venezuela. Y ha hecho muchos oficios...Tuve una forma curiosa de crianza, viví un tiempo con mi mamá, otro con mi papá. Él era argentino y los argentinos suelen estar muy presentes en la vida de sus hijos, pero llega un momento en el que te sueltan y esa fue la visión de mi padre, darme alas y dejarme que me diera golpes contra la vida y contra el mundo y fuera encontrando mi camino, pero siempre estando ahí, sabiendo que él construyó una red de seguridad sobre la que podía aterrizar después de mis golpes. Y un poquito solo, encontrando mis fortalezas y debilidades, aprendiendo de los viajes, estudié cuando quise, trabajé cuando quise y encontré mi pasión en la actuación y en este gran sueño del cine. Tiene una seguidora en su mamá, María Eugenia Vidal. ¿Cómo es su relación y qué heredó de su carácter?Yo admiro mucho a mi madre, tiene una actividad vital impresionante, una salud y un ánimo envidiables y un trabajo muy interesante que es la restauración. Las cosas que hace son magníficas. Heredé de ella la capacidad de trabajar, la alegría de vivir, y la salud. De tantos oficios, ¿qué aprendió? Todas las experiencias son un compendio de aventuras que nos enseñan en nuestra vida. Cuando trabajé de barman, aprendí a reconocer si las personas que entraban al bar eran problemáticas; cuando uno es actor lo que hace es fijarse en las personas, para sacar de ahí herramientas para sus papeles. ¿Por qué inició con la publicidad?Vivía en España y administraba una discoteca, no tenía claro qué quería hacer y pensé que la publicidad podía ser algo divertido, internacional, artístico, fue una búsqueda. Las demás carreras me parecían cuadradas, no estaban hechas para mí. Llegó a la actuación por casualidad gracias a una amiga, ¿cómo fue?Ya puedo decir que fue por causalidad, era mi camino y lo tenía que encontrar. Acompañé a una amiga a una clase de actuación con el maestro Edgardo Román y terminé trabajando con ella en una escena. Él me preguntó si quería audicionar para su escuela, y efectivamente lo hice. Y sentí que por fin había encontrado algo en lo que era bueno. Uno de mis primeros trabajos en teatro fue con el maestro Jorge Alí Triana, en Crónica de una Muerte Anunciada. ¿Qué piensa de la situación de Venezuela, país que lo lanzó como actor?Venezuela es un país muy importante en mi carrera, que quiero mucho, me ha recibido con los brazos abiertos y sigue significando mucho para mí. Me produce tristeza, porque ya he perdido amigos a manos de la delincuencia. Es un país con una gente absolutamente maravillosa que está pasando por una situación muy delicada, solo espero y le pido a Dios que encuentren la fortaleza y la sabiduría para poder sacar adelante esta situación. Pese a no tener ínfulas de galán, ¿siente orgullo por tener fans en República Checa o en Indonesia?Es muy bonito. El tema de galán no es algo que me disguste ni que me atormente, como actor les huyo a los estereotipos, trato de hacer papeles con mucha variedad, unos que se acerquen a mí, otros que se alejen. Es emocionante cautivar públicos de latitudes tan distintas, eso te hace entender que, sin importar a qué parte del mundo estás llegando, los seres humanos tenemos las mismas angustias, alegrías y temores y allí el arte cobra sentido. No importa si una escena la ven en chino, en coreano, en japonés, en español, importan el alma y el papel artístico, la búsqueda por conmover, por embellecer, por tocar el corazón de los seres humanos. ¿Cómo nace su sensibilidad por los animales?En casa de mi padre tuvimos muchos perros. Es algo que tiene que ver con la compasión de ayudar a seres menos favorecidos o con dificultades, así como uno se conmueve con perritos en la calle tiene que aprender a conmoverse con un niño y sus problemas, mujeres que sufren situaciones de maltrato, personas que no tienen recursos para alimentarse. ¿Qué lección le dejó su matrimonio con la periodista caleña Paula Quintero?Que a veces uno no tiene el valor suficiente para salir de ciertas situaciones, aún sabiendo que estás cometiendo errores. Eso te lo enseña el tiempo. ¿Y qué le ha enseñado Mónica?Todo. Mónica entra en mi vida como una gran maestra, tiene infinidad de cualidades que hace que nos complementemos muy bien. Es una persona con mucha calma y tranquilidad para hablar, yo no soy tanto. He aprendido a tener paciencia, a ser más compasivo, a entender más a los adultos mayores y, a través de ellos, sus propias vivencias. Cada día es un aprendizaje, es verte reflejado en ese espejo que es tu pareja y aprender de ti y ser la mejor versión de ti. Además de muchas cosas que me gustan, lo que más admiro es que nunca se conforma con poco. Eso lo extiendo a mi persona. Mónica nunca se va a conformar con menos de la mejor versión de mí que yo pueda ser. Y eso es duro, porque es una constante búsqueda y aprendizaje, pero es muy gratificante porque es un crecimiento diario. ¿Y usted tiene muchos defectos?Muchos, soy impaciente, malgeniado, perfeccionista con mi trabajo hasta el punto en que me produce malgenio, soy despistado, irascible, desordenado y bueno, por ahí contamos. ¿Qué descubrió de usted a través de su hijo Joaquín?Que puedo ser más paciente de lo que soy. Yo no creía en el amor incondicional y me hicieron cambiar de opinión tanto Mónica como Joaquín. La paternidad hace que le cambie a uno la visión de la vida, para mejor. Los hijos no son una carga, son una enorme bendición, pero hay que ser muy responsable y estar preparado para traerlos al mundo. ¿Qué los animó a exponer a su hijo en las redes sociales?Entender que esa es la dirección real que están tomando las cosas, que es absurdo, y que ya no pasa, como hace cinco años, que los famosos sacaban a sus hijos con capuchas a la calle. Y en el mundo en que vivimos, donde las redes sociales y las cámaras fotográficas están al alcance de cualquiera, es una ridiculez esconderse. Tú puedes expresarte visualmente en Instagram, como individuo, como familia, como deportista, pero unas cuantas fotos no determinan quién eres. ¿Qué tanto se cuida físicamente?Hago bicicleta de montaña, pero no se trata solo cuidar el cuerpo, sino el alma, el espíritu. No tengo una rutina específica. Como saludable, pero a veces me cuido menos porque tengo que aumentar mucho de peso para un personaje como el caso de Gustavo Gaviria o perderlo, para hacer de Darío Segovia.