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Roger Moore se casó con Kristina Tholstrup. Pero fueron muchas las mujeres que suspiraron por este Bond eterno. | Foto: EFE

CINE

Roger Moore, un eterno 007

Roger Moore, quien saltó a la fama como ‘El Santo’ y fue quien más veces interpretó a James Bond murió ayer a causa de un cáncer. Dandy sin ínfulas.

24 de mayo de 2017 Por: EFE y Redacción de El País 

El agente 007 James Bond siempre tendrá algo de Roger Moore, en especial su ironía y desenfado. Alto y apuesto, conquistó al público internacional, sobre todo al femenino, como Simon Templar con esa ceja izquierda que arqueaba cada vez que miraba hacia arriba para ver el halo blanco distintivo de ‘The Saint’, antes del comienzo de la banda sonora.

El actor británico, que conquistó por igual a sus Chicas Bond como a sus fans con su sonrisa encantadora, el que más veces pronunció: “mi nombre es Bond, James Bond” e interpretó al espía al servicio de su Majestad británica, falleció ayer en Suiza a los 89 años, a causa de un cáncer que, sin embargo, no le borró jamás la risa. Es el primero de los seis James Bond en dejar este mundo.

Saltó primero a la fama al interpretar a Simon Templar, una suerte de Robin Hood del siglo XX, en la ficción que se emitió entre 1962 y 1969. Su éxito en el Reino Unido llevó a que la serie se exportara a más de 60 países y llamó la atención de Ian Fleming, el autor de las novelas del espía británico, que, dice el mito, fue el primero en interesarse por Moore. Aunque el actor, con humildad solía decir: “la verdad es que Fleming ni me conocía”.

Moore entró en la franquicia del popular agente 007 en 1973 con el reto de relevar a Sean Connery, que había velado, en la ficción, por la seguridad de la reina de Inglaterra desde 1962 con su primera misión en el filme ‘Dr. No’.

Sin embargo, Moore nunca se tomó demasiado en serio el rol que lo consagró en todo el mundo: “mi rango actoral abarcaba dos extremos, levantar la ceja izquierda o levantar la ceja derecha. Nunca fui un actor del método: algunos dirán que ni siquiera fui un actor”, confesó alguna vez. Y sí, tuvo sus detractores.

‘Live and Let Die’, con música de Paul McCartney y dirección de Albert Broccoli, fue la primera película en la que Moore pudo hacer suya la famosa frase del agente especial: “Un vodka martini mezclado, no agitado”.

Moore tenía 45 años, (el actor de más edad en interpretar al 007) cuando se puso por primera vez en la piel del personaje de Ian Fleming, y lo dejó a los 57 con ‘A View to a Kill’, en ese caso también un récord de años.

Esa dilatada carrera al frente del agente secreto al que han dado vida otros actores como Pierce Brosnan o Daniel Craig, acabó en 1985 con ‘A View to a Kill’, pero antes Moore había empuñado el revólver en otras cinco cintas: ‘The Man with the Golden Gun’, ‘The Spy Who Loved Me’, ‘Moonraker’, ‘For Your Eyes Only’ y ‘Octopussy’.

Aunque el Bond de Fleming no se parecía al de Moore, el actor consolidó su fama debido a los tintes de humor irónico, su voz profunda y el carácter flemático que aportó a un personaje que, como él aceptó en una entrevista en 2012, “era poco realista”. “Lo primero, mi reacción era siempre: él no es un espía real. No puedes ser un espía real y que todo el mundo en el planeta sepa quién eres y cuál es tu bebida preferida, eso era tremendamente divertido”, decía.

Con el humor que lo caracterizaba, Moore estuvo por doce años al frente del personaje que protegía en el cine a la reina de Inglaterra, y, en la vida real, Isabel II le concedió el título de sir en 2003 por sus “servicios a la caridad” ya que, asombrado por la labor de su amiga Audrey Hepburn, se convirtió en embajador de buena voluntad del Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia, Unicef, lo que le valió el título de caballero en 2003.

Años más tarde, el 11 de octubre de 2007, Moore vería reconocida su faceta profesional con su flamante estrella en el Paseo de la Fama de Hollywood. Pierce Brosnan, otro agente 007, ya había entrado en el Paseo en 1997, pero hasta la fecha los dos son los únicos Bond con un espacio en la avenida de Hollywood.

Sus inicios

Nacido el 14 de octubre de 1927 en el barrio de Stockwell, sur de Londres, Moore era hijo de un agente de policía y un ama de casa, que desde niño tuvo que vivir en el condado de Devon (suroeste de Inglaterra), por el estallido de la II Guerra Mundial. 

Su interés por la actuación nació desde muy joven. Estudió en la Real Academia de Arte Dramático aunque, por falta de recursos, consiguió que la matrícula fuera pagada por el director de cine Brian Hurst, quien lo escogió como actor secundario en la comedia musical Trottie True en 1949. Antes de Bond, las amas de casa británicas habían caído rendidas ante sus encantos, como modelo para prendas de punto.

Por entonces estaba casado con Doorn Van Steyn, pero se divorció de ella en 1953 al conocer a la actriz Dorothy Squires, doce años mayor que él y quien según los críticos le ayudó a avanzar en su carrera. La relación terminó en 1961 cuando Moore conoció a la que sería su tercera mujer, Luisa Mattioli. Moore esperó hasta 1969 para casarse con ella por la negativa de Squires a concederle el divorcio, pero ya había consolidado su fama gracias a su actuación en la película ‘Ivanhoe’ y por Simon Templar, ese Robin Hood moderno, sofisticado y culto.

Con la italiana Mattioli, de la que se separó en 1996 para contraer nupcias años después con Kristina Tholstrup, Moore tuvo tres hijos, Deborah, Geoffrey y Christian.

En 1971 interpretó a Lord Brett Sinclair en la serie ‘Dos tipos audaces’, junto a Tony Curtis. Pese a no triunfar en Estados Unidos, fue muy seguida en Europa e Hispanoamérica la historia de dos playboys que unían fuerzas pese a sus diferencias culturales para resolver crímenes.

Moore en el papel de Lord y Curtis como el petrolero Danny Wilde. La serie fue la última de Moore antes de que le ofrecieran el papel de Bond una vez que Sean Connery dejó el personaje.

Así, se puso en la piel de Bond en 1973, haciendo ‘Live and Let Die’, con música de Paul McCartney y la primera de siete que hizo con Albert Broccoli. Tenía 58 años cuando devolvió la licencia para matar.

“Lamentablemente, yo me estaba poniendo viejo y las actrices cada vez eran más jóvenes”. En los años siguientes su espíritu altruísta pudo más: “Ojalá tuviera tanto éxito con mi trabajo para Unicef como con James Bond. Demasiados niños siguen muriendo de enfermedades que son evitables”, decía Moore, Roger Moore.

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